Libros 2010 Una Odisea en el Tiempo, o, ¿a qué huelen los libros?

Iniciado por El_Desaprensivo, Enero 02, 2010, 07:51:37 PM

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Tejemaneje

#2145
Cita de: antibalas en Septiembre 20, 2010, 05:46:24 PM
Cita de: Bombolini en Septiembre 19, 2010, 02:03:14 PM
Piponeando por la casa del libro ( he encargado que me traigan el de "Soy Charlotte Simmons" del bueno de Tom Wolfe, y a ver que pasa), visto el tí­tulo, y tras el consecuente arrebato de empatí­a aní­mica, me he hecho con "¿Que hago yo aquí­?", de Bruce Chatwin. Me suena que al tipo lo puso a caer de un burro alguien de por aquí­ (Antibálidas, probablemont), pero mira, peor es de robar.

No me suena haber hablado aquí­ de Chatwin (¿como mucho, pincharle un poco a Miss Froy sobre el particular?). Los libros de viaje son de mis chubgéneros favoritos pero nunca quise dar demasiado la brasa porque aquí­ no parece haber mucho fan de la cosa. En cualquier caso, das en el clavo, no sé si por tu habitual buen oí­do o porque uno ya va resultando más previsible que el almanaque.

Me refiero a que, en efecto, nunca tragué a Chatwin. Siempre me pareció un bluff. Muy poco fumable. Además de un estilo anodino y bostezante, cometí­a el peor delito de un autor de 'travelogues': cargar la mano en el yo, ponerse por encima del paisaje. Después de las autobiografí­as, los libros de viajes son el género más exhibicionista que existe. Si los británicos lo han bordado tradicionalmente, ha sido sobre todo gracias a una de dos estrategias fundamentales: el self-effacing (un discreto quitarse de en medio), o el self-mocking (la autoparodia sin tregua). Así­ han triunfado los grandes del género, tipos tan dispares como Robert Byron (el í­dolo de Chatwin), Paddy Leigh Fermor (el mayor escritor de viajes vivo), Freya Stark, o, más recientes, R. O'Hanlon, Tim Mackintosh-Smith o W. Dalrymple.

Es verdad que algunos imponen más su presencia, como Naipaul en sus viajes por el Oriente islámico o la India, pisándose el ego cada dos pasos. El otro dí­a no sé qué forero criticaba al indo-antillano; es verdad que es un engreí­do de cojones. Pero el contrapeso es un estilazo literario de mucho tonelaje. El lector sale ganando. Pero Chatwin... Chatwin ni se quita de en medio ni, sobre todo, sabe reí­rse de sí­ mismo. Tanto viajecito parece una simple excusa para mostrarnos su estomagante estampa desde mil perfiles, en mil decorados diferentes.

Vale, el tí­o era guapo, millonario, seductor y culto. Pero entonces, ¿qué necesidad habí­a de tomarse tanto en serio y hacerse empeñosamente el guay, si ya lo era de suyo? En 'The Songlines', lo que escribió en Australia sobre los aborí­genes, el delirio ególatra ya alcanzó un nivel insoportable, y lo taché para siempre. Nunca entendí­ que en España lo ensalcen tanto. Que conste, eso sí­, que ese que te has comprado, 'Qué estoy haciendo aquí­', no llegué a leerlo. Y no tuvo malas crí­ticas.

Bueno, lo de millonario es un poco exageración. Chatwin salió de la pequeña burguesí­a acomodada británica, un estamento con algunas caracterí­sticas de imposible equivalencia entre nosotros. Estudió en un buen college, el Marlborough de Wiltshire (donde también estudió Nick Drake), algo que en UK brinda estatus y amistades para toda la vida. Estudió arte y con 18 años ya estaba trabajando en Sotheby's. De ahí­ pegó el salto a lo que realmente le dio de comer: la búsqueda de antigí¼edades en Oriente Medio. Era un expoliador, alguien que sabe buscar cosas y sacarlas ilegalmente del paí­s. En Inglaterra las vendí­a a coleccionistas sin mucho escrúpulo, y sin pasar por ningún registro. Millonario no llegó a hacerse, ni tampoco era 'tí­tulo', pero se codeaba con la crema y sobre todo, lo más importante en Inglaterra, hablaba como ellos, lo que virtualmente te abre las puertas de los happy few.

Pero ya digo que me parece un montaje del negocio editorial. Mucho bombo póstumo, sobre todo por parte de sus amiguetes, Rushdie a la cabeza. Por cierto que, en España, el difunto antropólogo Alberto Cardí­n, amigo del alma del joven Fedewico J-Losantos, presumí­a de que el Sida se lo habí­a contagiado Chatwin. Chatwin, por su parte, nunca reconoció públicamente la enfermedad, se inventó no sé qué camelo infeccioso de guano de murciélago en una caverna polinesia. Pero en petit comité juraba y perjuraba que se lo habí­a pegado uno de los amantes de Mapplethorpe.







Hace años intenté leerme una novela de Chatwin llamada "Colina negra". Sólo pude con 15 páginas.  Es uno de mis récord de dejarlo pronto, junto a uno de Juan Manuel de Prada, no recuerdo su tí­tulo, "Las benévolas" y una de Martin Amis, "Perro amarillo" (récord absoluto, apenas pasé de la portada).

Por cierto, en plan viajes me estoy terminando "El antropólogo inocente", que he leí­do con bastante retraso con respecto a El Miserable,que ya iba de por sí­ con bastante retraso con respecto al foro.

En ese plan de viajes con sentido del humor, hace bastantes años, quizá en el primer hilo de libros, alguien recomendó unas novelas de unos tipos ingleses que organizaban verdaderos viajes delirantes, estilo vamos a buscar al monstruo del Lago Ness. Si no recuerdo mal eran narraciones de expediciones reales. ¿Qué libros eran?

antibalas

Igual te refieres a esto, Tej:

Cita de: antibalas en Julio 12, 2007, 12:03:01 AM
Cita de: Miss Froy en Julio 11, 2007, 11:16:55 AM
¿Valen libros de viajes? Leí­ hace poco

(Lo tienes traducido al español con el tí­tulo "Una vuelta por el Hindu Kush"). Las aventuras de un par de ingleses que se van en los años 50 a escalar una montaña con un entrenamiento previo de 2 dí­as. Me hizo llorar de risa varias veces, las interacciones con los lugareños son el acabóse.

¿Es ése en el que se encuentran a Wilfred Thesiger en las cumbres vestido de tweed y pantuflos?

Los buenos libros de viaje ingleses suelen ser de mucho reí­r y reí­r. Recomiendo estos dos, puro descacharre:





Están traducidos desde hace años en Anagrama (En el Corazón de Borneo y Entre el Orinoco y el Amazonas; no encontré fotos de las portadas).

El que es una pena (incomprensible) que no esté traducido es su tercer libro, sobre una expedición al Congo en busca del dinosaurio mokele no sé cuántos, el Nessie de aquellos pagos. Es el mejor de todos.

La receta de O'Hanlon es casi siempre la misma: viajes al esfinter del mundo en busca de la especie animal más esquiva, acompañado de personajes tan patosos como él (el poeta James Fenton, un millonetis americano, etc.), con mucho afán de pasarlas canutas y una cachaza british ante la adversidad que más que flema es un gargajo con tropezones de pleura. Si encima te gustan los bichos, mejor aún porque la erudición del pibe es apabullante.

antibalas

Tres años después, sigue sin traducirse el del dinosaurio perdido del Congo. Pero los otros dos, los que sacó Anagrama, son también buení­simos. A mí­ me gusta mucho El Antropólogo Inocente, pero estos son más divertidos.

Es curioso que O'Hanlon también estudió en el Marlborough, tuvo que coincidir con Chatwin, son casi de la misma quinta, calculo yo. Pero es el antichatwin. El clásico gafotas rata de biblioteca que se pone en ridí­culo con mucho salero.

Simpar

Cita de: antibalas en Septiembre 20, 2010, 05:46:24 PM
Cita de: Bombolini en Septiembre 19, 2010, 02:03:14 PM
Piponeando por la casa del libro ( he encargado que me traigan el de "Soy Charlotte Simmons" del bueno de Tom Wolfe, y a ver que pasa), visto el tí­tulo, y tras el consecuente arrebato de empatí­a aní­mica, me he hecho con "¿Que hago yo aquí­?", de Bruce Chatwin. Me suena que al tipo lo puso a caer de un burro alguien de por aquí­ (Antibálidas, probablemont), pero mira, peor es de robar.

No me suena haber hablado aquí­ de Chatwin (¿como mucho, pincharle un poco a Miss Froy sobre el particular?). Los libros de viaje son de mis chubgéneros favoritos pero nunca quise dar demasiado la brasa porque aquí­ no parece haber mucho fan de la cosa. En cualquier caso, das en el clavo, no sé si por tu habitual buen oí­do o porque uno ya va resultando más previsible que el almanaque.

Me refiero a que, en efecto, nunca tragué a Chatwin. Siempre me pareció un bluff. Muy poco fumable. Además de un estilo anodino y bostezante, cometí­a el peor delito de un autor de 'travelogues': cargar la mano en el yo, ponerse por encima del paisaje. Después de las autobiografí­as, los libros de viajes son el género más exhibicionista que existe. Si los británicos lo han bordado tradicionalmente, ha sido sobre todo gracias a una de dos estrategias fundamentales: el self-effacing (un discreto quitarse de en medio), o el self-mocking (la autoparodia sin tregua). Así­ han triunfado los grandes del género, tipos tan dispares como Robert Byron (el í­dolo de Chatwin), Paddy Leigh Fermor (el mayor escritor de viajes vivo), Freya Stark, o, más recientes, R. O'Hanlon, Tim Mackintosh-Smith o W. Dalrymple.

Es verdad que algunos imponen más su presencia, como Naipaul en sus viajes por el Oriente islámico o la India, pisándose el ego cada dos pasos. El otro dí­a no sé qué forero criticaba al indo-antillano; es verdad que es un engreí­do de cojones. Pero el contrapeso es un estilazo literario de mucho tonelaje. El lector sale ganando. Pero Chatwin... Chatwin ni se quita de en medio ni, sobre todo, sabe reí­rse de sí­ mismo. Tanto viajecito parece una simple excusa para mostrarnos su estomagante estampa desde mil perfiles, en mil decorados diferentes.

Vale, el tí­o era guapo, millonario, seductor y culto. Pero entonces, ¿qué necesidad habí­a de tomarse tanto en serio y hacerse empeñosamente el guay, si ya lo era de suyo? En 'The Songlines', lo que escribió en Australia sobre los aborí­genes, el delirio ególatra ya alcanzó un nivel insoportable, y lo taché para siempre. Nunca entendí­ que en España lo ensalcen tanto. Que conste, eso sí­, que ese que te has comprado, 'Qué estoy haciendo aquí­', no llegué a leerlo. Y no tuvo malas crí­ticas.

Bueno, lo de millonario es un poco exageración. Chatwin salió de la pequeña burguesí­a acomodada británica, un estamento con algunas caracterí­sticas de imposible equivalencia entre nosotros. Estudió en un buen college, el Marlborough de Wiltshire (donde también estudió Nick Drake), algo que en UK brinda estatus y amistades para toda la vida. Estudió arte y con 18 años ya estaba trabajando en Sotheby's. De ahí­ pegó el salto a lo que realmente le dio de comer: la búsqueda de antigí¼edades en Oriente Medio. Era un expoliador, alguien que sabe buscar cosas y sacarlas ilegalmente del paí­s. En Inglaterra las vendí­a a coleccionistas sin mucho escrúpulo, y sin pasar por ningún registro. Millonario no llegó a hacerse, ni tampoco era 'tí­tulo', pero se codeaba con la crema y sobre todo, lo más importante en Inglaterra, hablaba como ellos, lo que virtualmente te abre las puertas de los happy few.

Pero ya digo que me parece un montaje del negocio editorial. Mucho bombo póstumo, sobre todo por parte de sus amiguetes, Rushdie a la cabeza. Por cierto que, en España, el difunto antropólogo Alberto Cardí­n, amigo del alma del joven Fedewico J-Losantos, presumí­a de que el Sida se lo habí­a contagiado Chatwin. Chatwin, por su parte, nunca reconoció públicamente la enfermedad, se inventó no sé qué camelo infeccioso de guano de murciélago en una caverna polinesia. Pero en petit comité juraba y perjuraba que se lo habí­a pegado uno de los amantes de Mapplethorpe.







Un poco más y nos cuentas la talla de calzoncillo del tipo este que no te gusta.

Son of a beach

Desde luego, yo en cuanto vi la foto de portada lo primero que me dije fue, tate, a un tipo que le sientan tan bien, y al tiempo, los pantalones cortos y las camisas arremangadas, no puede ser otra cosa que sodomita de la Public School. Sobre el papel y las letras que van por dentro ya contaré en unas semanas. A priori no pinta mal.



Y abundo en lo de Amis. Cuando se hace bola, el cabrón se hace bola. Pero "Dinero" hay que leerlo y releerlo, y "El libro de Raquel" es de esos que hay que echárselos a la cara antes de cumplir los 25, con las ilusiones y el culo y la joie de vivre relativamente intactas.
los niggas de guetto son bastante parecidos a los gitanos, que ninguno es comunista porque en la bandera salen herramientas.

antibalas

Cita de: Simpar en Septiembre 20, 2010, 07:43:00 PM

Un poco más y nos cuentas la talla de calzoncillo del tipo este que no te gusta.


Joder, tienes razón, lo de razonar las fobias y despellejar con conocimiento de causa debe de vulnerar unos catorce o quince puntos del libro de estilo de la casa. Me hago cargo y mea culpa.

Tejemaneje

Cita de: antibalas en Septiembre 20, 2010, 06:08:26 PM
Tres años después, sigue sin traducirse el del dinosaurio perdido del Congo. Pero los otros dos, los que sacó Anagrama, son también buení­simos. A mí­ me gusta mucho El Antropólogo Inocente, pero estos son más divertidos.

Es curioso que O'Hanlon también estudió en el Marlborough, tuvo que coincidir con Chatwin, son casi de la misma quinta, calculo yo. Pero es el antichatwin. El clásico gafotas rata de biblioteca que se pone en ridí­culo con mucho salero.

Esos eran. Querí­a llegarme a por ellos en estos dí­as, para aprovechar el tirón humorí­stico de "El antropólogo inocente". Este tipo de libros donde alguien cuenta algo que le ha ocurrido con mucho sentido del humor hacia sí­ mismo se echa de menos en España, no sé si por el sentido del ridí­culo que tenemos aquí­. Pero sucede incluso con los ensayistas. Estoy simultaneando la lectura de "El antropólogo..." con otros dos libros (entre otros, que llevo un tiempo que me da por simultanear con el resultado de que al final leo poquí­simo de cada uno y tardo la tira en terminarlos), "Una breve historia de casi todo" y "La república de los piratas". En ambos casos es maravilloso el afán por divulgar y por hacerlo con humor de calidad, sin pedanterí­as ni esa actitud de erudito que está por encima de los demás. Le ponen humor y lo hacen de manera que te meten la curiosidad dentro por el tema que traten.

Simpar

Cita de: antibalas en Septiembre 20, 2010, 08:14:56 PM
Cita de: Simpar en Septiembre 20, 2010, 07:43:00 PM

Un poco más y nos cuentas la talla de calzoncillo del tipo este que no te gusta.


Joder, tienes razón, lo de razonar las fobias y despellejar con conocimiento de causa debe de vulnerar unos catorce o quince puntos del libro de estilo de la casa. Me hago cargo y mea culpa.

Si lo despellejas sin haberlo leí­do cumples como areopajero estandar, pero si no dejas de leerlo para poder razonar las fobias y despellejar con conocimiento de causa eres E.M.

En cualquier caso ya eres merecedor de la medalla* de brizna de alba peluda.

*Dan, tí­o parado, vete diseñándola.

JM

Maldito Karma.

Comprado en el aeropuerto de  Ibiza y terminado al llegar a casa, o sea, se lee en dos o tres horas.
Para pasar un rato entretenido

In God we trust (sometimes, some pictures: http://www.areopago.eu/index.php?topic=888.msg574445#msg574445 )... (C) Extineo

nuagazezo


Bic

Terminé ayer una novela corta que lleva tiempo circulando de mano en mano por el club del libro, aportada por Szalai: Alberta tiene un amante, de Birgit Vanderbeke.



Me ha parecido como mí­nimo interesante, sobretodo por su estructura narrativa en tres partes de la que no se puede explicar gran cosa sin espoilear. Básicamente es una historia romántica alrededor de una pareja que a pesar de una grandí­sima quí­mica sexual y una atracción innegable, cada vez que intentan no ya una vida en común sino pasar una simple noche juntos se embarcan en peleas apocalí­pticas sobre cosas sin importancia o sufren inexplicables ataques de tos, asma y alergias varias. En fin, una de esas relaciones que mezclan el amor, el odio y el desconcierto a partes iguales, y que se saben o se creen condenadas de antemano. Y luego, bueno, pasan cosas y tal.

Aparentemente el libro fue un éxito de ventas en Alemania, y se entiende por qué: sin ser redondo desde el punto de vista literario, sí­ está escrito de forma muy ágil e irónica, y de manera en que es imposible no identificarse con las cuitas de los protagonistas. La historia se me hizo muchí­simo más cercana que la otra que leí­ hace poco de "mujer arrebatada por la pasión", la novela corta de Annie Ernaux que comenté aquí­ y cuya narradora acababa cargando un pelí­n...

P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

Szalai

Cita de: Bic Cristal en Septiembre 21, 2010, 10:18:44 AM
Terminé ayer una novela corta que lleva tiempo circulando de mano en mano por el club del libro, aportada por Szalai: Alberta tiene un amante, de Birgit Vanderbeke.



Me ha parecido como mí­nimo interesante, sobretodo por su estructura narrativa en tres partes de la que no se puede explicar gran cosa sin espoilear. Básicamente es una historia romántica alrededor de una pareja que a pesar de una grandí­sima quí­mica sexual y una atracción innegable, cada vez que intentan no ya una vida en común sino pasar una simple noche juntos se embarcan en peleas apocalí­pticas sobre cosas sin importancia o sufren inexplicables ataques de tos, asma y alergias varias. En fin, una de esas relaciones que mezclan el amor, el odio y el desconcierto a partes iguales, y que se saben o se creen condenadas de antemano. Y luego, bueno, pasan cosas y tal.

Aparentemente el libro fue un éxito de ventas en Alemania, y se entiende por qué: sin ser redondo desde el punto de vista literario, sí­ está escrito de forma muy ágil e irónica, y de manera en que es imposible no identificarse con las cuitas de los protagonistas. La historia se me hizo muchí­simo más cercana que la otra que leí­ hace poco de "mujer arrebatada por la pasión", la novela corta de Annie Ernaux que comenté aquí­ y cuya narradora acababa cargando un pelí­n...

P & L

Yo de Birgit Vanderbeke soy fan desde el primer libro que tradujeron aquí­ (Mejillones para cenar). Fan de tener las pocas novelas que tiene traducidas y de medir el tiempo por el desplazamiento en el lugar que ocupan sus libros a lo largo de los años en las estanterí­as de las diferentes librerí­as que frecuento. Pero es un fanatismo irracional. Sé que, aunque para mí­ tiene mucho encanto, es una autora menor. Viene por haber pillado a alguien más o menos de tu edad en su primera novela y estar pendiente de cada pequeño paso que da (que en la época pre internet eran goteos en la prensa convencional), la emoción en la espera de la nueva dosis … lo que es ser fan, vaya. Tristemente, tras unos breves años en la cresta de la ola en la industria editorial de aquí­ (recuerdo vagamente incluso un artí­culo â€" ahora no sé si de Maruja Torres o de Rosa Montero- que hablaba del “efecto Vanderbeke” â€" a no sé qué otra noticia de la actualidad extraliteraria) pasó al olvido y los fans (alguno más habrá) a comernos los mocos. Sigue publicando una novela en alemán cada dos años más o menos, se traduce regularmente al francés, pero aquí­ tendremos que esperar que se alineen los planetas en forma de adaptación al cine (que difí­cil lo veo porque me parecen poco cinematográficas) o a una carambola tipo “Watership Down” / Lost.

Las novelas son historias en primera persona, contadas de una manera muy oral, de frase larga, (ahora estoy ojeando “tiempos de paz” y en la página 70 hay una sóla frase), referencias circulares como recurso y obsesiones como la familia, el amor, la infancia y la mentalidad ossi vs wessi (Alemania Oriental y Occidental, qué lejos queda eso). Pero no animo a nadie. Ya digo que es una historia algo personal. Carson despachó “Alberta tiene un amante” con un “es un libro honesto” que casi se me antoja como el chiste aquel del tí­o al que le preguntan por la chica con la que ha tenido una cita y contesta “es limpia”. (risas aquí­). Es broma. Sólo para decir que no parece llegar a todo el mundo y que, desde luego, si no se publica por algo será.

Carson_

Carson despachó “Alberta tiene un amante” con un “es un libro honesto” que casi se me antoja como el chiste aquel del tí­o al que le preguntan por la chica con la que ha tenido una cita y contesta “es limpia”. (risas aquí­). Es broma. Sólo para decir que no parece llegar a todo el mundo y que, desde luego, si no se publica por algo será.

[/quote]


Dije que era una novela honesta en el sentido que tú mismo apuntas: sin ser una grandí­simo libro, valoras â€" o yo valoro- que la autora no te lleve al huerto por la ví­a facilona de la guerra de sexos (véanse recientes hilos del foro) o que, una vez que le ha dado un giro radical al tono de la narración, tampoco opte por barruntar en intrincadí­simas profundidades sobre las relaciones sentimentales.

También a otro forero le chocó que utilizara el término de honestidad para referirme a una novela. Aunque no lo exprese verbalmente, casi siempre que veo una pelí­cula o leo un libro, tengo en mente si el director o el escritor me están tomando el pelo. Prefiero mil veces una historia sencilla, sin pretensiones, con dominio de los pocos recursos que utiliza, a malabarismos complejos donde el autor queda atrapado en su propia maraña. En ese sentido, Alberta tiene una amante me pareció una novela honesta.

(A ver cuando Bic y tú hacéis mis deberes, que de momento sólo ha cumplido Dolores).

Szalai

Cita de: Carson_ en Septiembre 22, 2010, 09:52:06 PM
(A ver cuando Bic y tú hacéis mis deberes, que de momento sólo ha cumplido Dolores).

Pues lo tengo en la pila (Curso de literatura europea de Nabokov, para los descolocados). Lo que me llevo del nido normalmente lo pongo a la cola hasta que me entra el pánico de que Bic convoque y no me dé tiempo a acabarlo todo. Lo tuyo es doblemente complicado porque me habí­a hecho la idea de "graduarme" y leer antes alguno de los libros que se analizan (sólo he leí­do La metamorfosis y Jeckyll & Hide, pero ambos muy lejanos en el tiempo), pero todo son tochos, así­ que no sé muy bien qué hacer, bien pillar Mansfield Park o Casa desolada y a continuación el curso, o sumergirme en el curso tal cual un poco a lo loco.

Tú qué hiciste?

Carson_

Oye, que yo del recopilatorio de entrevistas de Ignacio Echevarrí­a tampoco habí­a leí­do a varios autores como a S.V. Naipaul y al menos a dos o tres más, y bien que lo disfruté.  En mi caso da la casualidad que de las obras seleccionadas por Nabokov, sí­ las habí­a leí­do con anterioridad todas, lo que le da un plus de interés, no te lo voy a negar. Iba a decirte que empezaras por los artí­culos de las novelas que has leí­do, pero he recordado que precisamente con La metamorfosis se le va un poco la olla. Hí­ncale el diente a la de R.L. Stevenson. Que no te interesa lo más mí­nimo, no pasa nada. Ni morros te pondré.

Una cosa. Me sorprendió que en la selección incluyera a Jane Austen (Nabokov no es de mariconadas, él era de lecturas adustas), ya desde el principio viene a decirte que esa señorita no acaba de gustarle, que vení­a en el pack de la tournée.