¿Por qué diantres no se me informa de estas cosas?

[Scardanelli]

Genial.



Bueno, no.

[Nicotin]

Eso tampoco es muy genial.

[Scardanelli]

¿Deberí­a serlo? ¿Por qué esas expectativas conmigo? Yo no las tengo contigo.

[Sí­]

Que va, que va

Mi camarada Scardanelli y yo nos conocemos muy bien. Recuerdo una anécdota de aquellos aciagos dí­as de guerra cuando pasabámos noches en vela en la trinchera oyendo el zumbido de las balas pasar por encima de nuestras cabezas. Jugábamos al mus con otros camaradas, a dí­a de hoy muertos, en paz descansen, bebiendo tequila a bocajarro y fumando celtas, sin saber si esa seria nuestra última partida.

En una ocasión, a dos puntos de ganar la partida y habiéndonos apostado los pocos cigarros que quedaban en nuestras alforjas, uno de los camaradas lanzó un órdago a grande. Scardanelli, duro de pelar, se levantó del suelo húmedo y putrefacto en el que nos sentábamos a jugar entre humus, excrementos y cadáveres de capitalistas muertos y se la desenvainó.

El extruendo fue como el de un obús. Todos los presentes, veteranos ya de las más crudas guerras, quedamos atónitos y boqueabiertos ante semajente desproporción rabera. El fulgor duró dí­as.

A partir de ahí­, recuerdo poco más, varios fuimos los caí­dos por inconsciencia y deportados a las enfermerí­as de la soldadesca.

En ocasiones aun nos juntamos, tullidos y envejidos, los camaradas a jugar al mus. Y no hay noche que no recordemos, con orgullo y asombro, aquel gran rabo... digo momento.

[Scardanelli]

[Sí­]

Jooooooooooooooooooooooojojojojojojojojojojojojo


Lloro de emoción, hermano


Aaay, que bueno...

[Nicotin]

¿Deberí­a serlo? ¿Por qué esas expectativas conmigo? Yo no las tengo contigo.

Claro que las tienes.

Yo de ti -es un consejo- no alargarí­a demasiado esa pose de "Nicotin, te miro por encima del hombro".

Tarde o temprano todo el mundo terminará dándose cuenta de que la diferencia es precisamente a la inversa de lo que tú te empeñas en creer.

Pero vamos, tú a lo tuyo. Yo con avisar ya he cumplido.

[Bambi]

scardanelli es buena gente, nicotí­n, no le des mal

[Nicotin]

Pues nada, dejemos que siga pensando que es un Ente Supremo Foreril, y mientras sonrojando a los que tengan un mí­nimo de criterio.

Si yo lo decí­a por su bien.

Pero ya veo que le tenéis mimado, y claro, se ha terminado creyendo que es un artista.

[Scardanelli]

¿Deberí­a serlo? ¿Por qué esas expectativas conmigo? Yo no las tengo contigo.

Claro que las tienes.

Yo de ti -es un consejo- no alargarí­a demasiado esa pose de "Nicotin, te miro por encima del hombro".

Tarde o temprano todo el mundo terminará dándose cuenta de que la diferencia es precisamente a la inversa de lo que tú te empeñas en creer.

Pero vamos, tú a lo tuyo. Yo con avisar ya he cumplido.

No las tengo. De verdad. Créeme.

Me pareces un simple tontorrón de dimensiones cósmicas, un tontainas con creces. Nada más.

No es ni personal. Tan sólo lúdico o cientí­fico, según el momento.

[Nicotin]

No, no te lo parezco.


Es así­ de simple.

[Bette]

scardanelli es buena gente, nicotí­n, no le des mal

Yo ya estoy dando en pensar que están hechos el uno para el otro.

[Nicotin]

La verdad es que no.

Pero algún alma caritativa tendrá que hacerle ver tarde o temprano que no es un genio.

[Bette]

O hacerte ver a ti que no dides nunca nada de nada, vaya, que ni Bette con el sí­ndrome premenstrual, etc.

[Bambi]

Nicotin, que cuando dos hombres sudorosos y malolientes rompen a follar la cosa tiene este tipo de antecedentes: "que si vas de dandy", "que si vaya forma de aparcar"