Qué mierda puede llegar a ser la vida...

Iniciado por Neo, Diciembre 12, 2006, 09:07:16 PM

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Bette

Si a mí­ me parece muy bien, Otto, en serio, no le des más vueltas.

Otto

No. Te lo digo para que no albergues más esperanzas.

Pero podemos ser amigos.




O.

45rpm

Neo, estos asuntos no se resuelven en el areópago.

Neo

Sí­, que será cierto, pero de alguna manera hay que descargar la presión que me supone manejar esta situación.

Y tomando en cuenta que ustedes están un poco lejos en su mayorí­a, y que a ninguno conozco personalmente, escribo y leo, quien sabe si me terminan ayudando...

What do I know about knowing stuff?

Paco

(De hecho el que dijo una vez, hace mucho mucho tiempo, que el sexo oral está sobrevalorado fue El Miserable)

Ictí­neo

Cita de: NeO en Diciembre 13, 2006, 02:58:45 AM
Y tomando en cuenta que ustedes están un poco lejos en su mayorí­a, y que a ninguno conozco personalmente, escribo y leo, quien sabe si me terminan ayudando...

Métele un tercer grado a la amiga.

La delgada lí­nea que separa la virtud arrancada de la pasión arrebatada en una quinceañera venezolana no está protegida por la Ley de violencia de género (sic) española y eso puede confundirla.

Lapi_0

- Ey!, pss! pss! Pa mí­ que este hombre nos toma el pelo

Ictí­neo

- Ey!, pss! pss! Pa mí­ que este hombre nos toma el pelo

Igula sí­.
De ser así­, entonces que no le meta el tercer grado a la amiga, que se la meta hasta el desagrado a la amiga.

DVD

Basta. Un hombre que pide ayuda en un foro para decidir si entra en una espiral de represalias judí­o-palestinas que arruinen su aún corta vida necesita contestaciones preparadas y esmeradas.

Neo, todas las respuestas que buscas no están en este foro de indigentes vitales sino en la televisión, en las series de televisión.

Reconozco que tu aventura me retrotrae a tiempos más felices; tiempos en los que, allá por 7º de EGB, solí­amos comentar los lunes el último episodio de Sensación De Vivir en clase de Ética (los que habí­an escogido religión se jodí­an y les tocaba comentar la última entrega de Pueblo de Dios).
Tiempos en los que, por puro mimetismo, soñábamos con ser protagonistas de embrollos y aventuras tan lí­mite como el follarnos a la del pupitre de al lado y que esta se quedase embarazada de forma accidental, y nosotros tuviesemos que mirar al toro de frente demostrando tremenda madurez trabajando de dí­a para sacar adelante al bebe y estudiando de noche, y además acudiendo a fiestas en las que perpetrábamos infidelidades temerarias; o que nuestro mejor amigo, abrumado por el acoso escolar del que solo nosotros le defendí­amos, se suicidase de un tiro en la cabeza ante el estupor general, suceso que nosotros aprovechábamos para  acentuar aún más nuestro descollante y complejo mundo interior solo a la altura de Jon Secada o Ricky Sambora si me apuras y que pocas personas percibí­an salvo la tí­pica profesora asaltacunas descubridora de talentos y la tí­a más buena de la clase; tiempos en los que defendí­amos a una chica (que invariablemente acabarí­a siendo nuestra novia tras la batalla) que habí­a caí­do en el oscuro mundo de las relaciones sexuales alumna-profesor, y que solo nostros, tras enfrentarnos incluso fí­sicamente con el profesor la sacábamos de ese universo de vicio.
Tiempos en los que ensayábamos diálogos y planteamientos filosóficos para cuando llegase la hora de enfrentarse a los miedos al primer polvo de nuestra novia (novia que cambiaba cada 2 dí­as de rostro, porque solo existí­a en nuestra cabeza) y la obnubilásemos con nuestra sensibilidad demostrándole que nosotros, y solo nosotros, la queremos por su interior y no por la talla 95 de sujetador, y por lo tanto podrí­amos esperar, al menos hasta que encontrasemos a alguna otra -esto último no solí­a entrar en los diálogos pero era intrinsecamente cierto porque dos dí­as después la cara de la novia imaginaria habí­a variado-; tiempos de equí­vocos super-románticos y de pilladas en la cama con la mejor amiga de nuestra novia que claramente nos habí­a llevado allí­ tras ponernos algo en la bebida, y claro, nuestra novia que tras subir al coche (que increí­blemente conducí­a con 14 años) reparaba en que habí­a olvidado algo en el apartamento (que no se sabe cómo pagábamos si tení­amos 14 años e ibamos al instituto, pero no importa el caso es que viví­amos allí­) nos encontró infraganti (como en el videoclip 'Always' de ese poeta llamado Bon Jovi); tiempos en los que en cualquier momento la directora del centro escolar, de muy buen ver y mucho morbo, tratarí­a de seducirnos e inciar una relación de pareja lena de decisiones traumáticas.

Tiempos de Beverly Hills 90210, en definitiva; ese tipo de vivencias que nunca le pasan a ningún adolescente pero que siempre sabrí­a cómo afrontarlas porque las ha imaginado un millón de veces cada noche, justo después de la paja de antes de dormir; y por qué no, tiempos en los que salí­amos con una tí­a a quien sus abuelos y su madre detestaban de forma incomprensible y a la que habí­an maltratado todos sus novios, animales crueles y machistas, hasta que nosotros con nuestra sensibilidad extrema y casi femenina la hicimos sentir amada, y que ahora se enfrentaba a un violador en serie del cual solo nosotros podrí­amos protegerla. 

Dylan hubiese ido al ex-novio violador y le hubiese dado una paliza con un bate de beisbol, porque Dylan era un chico sensible y atormentado que recubrí­a su fragilidad emocional con un gran arrojo y unas frases lapidarias que siempre le hací­an quedar bien en cualquier conversación o discusión, y cuando tomaba una decisión nada ni nadie le impedí­an llevarla a cabo; porque él era un transgresor del quince que llevaba el cuello de la camisa levantado a lo Cantona cuando nadie tení­a huevos a hacerlo sopena de parecer retrasado.
Dylan era como Imparable pero en guapo, follador, triunfador y sincero -(o sea que no era Imparable, olví­da eso)-. Todos eramos un poco Dylan (¿McCoy era?) y creo que en nuestras fantasí­as hubiesemos procedido como él, nadie querí­a ser como el apriorizado de Brandon, que hubiese llamado a la policí­a y hubiese organizado una asociación caritativa al efecto QUIVIEXNOFA1ERINTREPFAMAREO ANONIMOS (QUInceañeras VIoladas por sus EX-NOvios tras haber FAllado éste en el 1ER INTento, y que además es REPudiada por su FAMilia y encima sale con un notas del AREópago). Hubiese recaudado fondos y publicado el caso en el periódico del instituto que, asombrosamente de nuevo, tendrí­a más difusión que el New York Times lo que le llevarí­a conseguir los servicios gratuitos de un bufete de abogados muy importante, y que tras duras acciones judiciales llevarí­a al violador a la cárcel. Brandon era maricón y manso, obviamente. Preferimos la opción de Dylan.

Pero hete aquí­ que aunque Dylan saldrí­a triunfante de la paliza y con algo de ketchup en la comisura de los labios, parece ser que era un personaje de ficción, y que aunque le diese por viajar a Corea Del Norte a meterle un paraguas por el culo a Kim Jong Il y abrirlo incluso sin otear lluvia en el horizonte, saldrí­a vivo de cualquier capí­tulo; los rumores añadí­an que pese a seguir comprando rotrings, cartabones y dicionarios de latin para secundaria en la serie, en la vida real tení­a 35 años, se estaba quedando calvo, era un pésimo actor y tan desgraciado que se caso con una histérica de su club de fans cuya desgarradora declaración de amor e intenciones fue una foto de sus tetas enviada por correo; a Luke Perry le pareció suficiente.

Todo hací­a sospechar que las razones por las que Dylan era un tí­o molón y cool eran las drogas que se inyectaban y aspiraban los guionistas de la serie. En la vida real era un comemierdas como eramos, por definición, los que veí­amos esa serie. Nosotros entonces eso no lo sabí­amos; no sabí­amos que eramos comemierdas ni que esa condición nos incapacitaba para salir victoriosos de ninguna empresa de cierta envergadura que consistiese en algo más que escupir todos los viernes desde el balcón entre muchas risas y espasmos a la gente que paseaba. Y esta ignorancia no era preocupante porque pese a toda la mierda de Brandon, Brenda, Kelly y la judí­a fea de gafas, el dilema más angustioso que a un quinceañero tí­pico de mi época le tocaba resolver era si escogí­a a Ken o a Ryu en el Street Fighter 2 siendo ambos la misma puta mierda de luchadores.
Nada de tener que defender a la novia de su propio padrastro pedófilo u organizar la resistencia armada en el instituto que habí­a sido tomado por secuestradores, si acaso colocar una bomba fétida debajo de la silla del profesor y aguantar una bronca del jefe de estudios, poca acción de riesgo más.

Es decir, la chavala ha de contárselo a su madre y después llamar a la policí­a, no has de contemplar más opciones salvo que estés poniendo en práctica ese tipo de capí­tulos de Dawson Crece, Al Salir De Clase o Compañeros que seguramente hayas consumido y ahora se te estén indigestando inconscientemente en tu cerebro.

Y otra cosa te voy a decir, vas algo retrasado; también en el arte de flipar en colores y vivir vidas sospechosas hay fases que hay que pasar para alcanzar otras superiores. Beverly Hills 90210 estaba bien a los 14-15-16 años..., pero después habí­a que dar un salto cualitativo y pasar a Melrose Place; tu vivencia es de Sensación de Vivir y por edad ya no te toca, deberí­as empezar a vivir en bloques de apartamentos comunales con piscina interior y en lugar de andar preocupado por el ex-novio pandillero y la mamá de tu piba, te toca preocuparte por el autista pero violento hijo de 9 años de esa tí­a que vive en el piso de abajo y que te estás tirando porque resulta que un dí­a se le rompió el calentador y tuvo que subir a tu casa a ducharse, y claro, follasteis porque se os daba mejor que conversar. Ese niño te odia y te está causando problemas y su padre y ex-marido de tu ligue te acaba de ofrecer comprar el 51% de las acciones de tu locutorio, tú sabes que tan solo lo hace por dinamitar vuestra relación desde dentro pero te ves empujado a aceptar una entrevista con él en un pub de moda de Caracas...etc.

Estas cosas deberí­an pasarte, Neo, y no las otras.
Apriori sin ir más lejos creí­a estar habitando una novela de Antonio Gala cada vez que se sentaba frente a la pantalla del ordenador con el rí­mel corrido, y no me digas que El Miserable no es Al Bundy solo que con un bar en vez de una zapaterí­a.

Fí­jate en Otto por ejemplo, es un producto Melrose Place de manual; de hecho cree que ha tenido novias que eran modelos, rubias y medí­an 1'80; encima utiliza la memoria selectiva para que sus experiencias sean extrapolables a un capí­tulo de Sexo en Nueva York; insinúa el pavo que se la chupó una tí­a a los 10 minutos de conocerlo pero omite voluntariamente que le cobró los 15 euros de rigor y le pegó la gonorrea o alguna enfermedad de los Cárpatos; y lo que es peor, identificado totalmente con el personaje se sugestionó con la idea de que ese proceder (el de chupársela porque sí­ y a traición, cosa que no sucedió pero él cree que sí­) no le moló, y todo sin drogarse ni nada el muy canalla. Eso sí­ que es interiorizar bien las pelí­culas, series y personajes y no lo que hací­a el Stanislavski.
A veces se le afloja el disfraz que ya de por sí­ le viene cuatro tallas grande y se le bajan los pantalones sin que el pobre lo advierta; es entonces cuando puedes verlo perpetrando cualquier ignominia tal que tirarle los trastos a Perdidiya o hablar de futbol y de infraseres como Raúl González Blanco o travelos como Guti. Alguna vez también ha tratado de reforzar alguna de sus opiniones sobre música gafapastista o teorí­a general del cine con una supuesta fotografí­a que supuestamente habrí­a colgado alguna vez y supuestamente no serí­a un fake como una catedral y que demuestra que él es arrebatadoramente guapo, lo que automáticamente le da la razón en el tema que se esté tratando o al menos le salva del escarnio al que posiblemente esté siendo sometido en ese momento.
Otto considera que un debate en el que él concurra está capado de inicio y de forma irreversible si alguno de los debatientes desconoce su grado de guapura; a este efecto suele utilizar a cantantes de moda guapos en posiciones sensuales y poco naturales en su avatar para inducir al subsconsciente del novato a identificarlo con un ser bello, y si el novato no lo hace y le da por preguntarle si él es el del avatar, Otto rapidamente le hará saber sutil y elegantemente que el del avatar es un moco comparado con él, y que un dí­a colgó una foto que lo demostraba y que no volverá a colgar porque él no necesita que la gente sepa que es guapo pero ya que lo pregunta le dirá que es guapo de cojones, y si no lo pregunta también se lo va a decir porque de una forma u otra eso va a afectar a cualquier tema que se debata en el futuro y es importante resaltarlo.

Y hablando ya de casos extremos, ¿a ti te parece medio-normal siquiera que Zruspa folle a discreción? ¿Tú te crees que una mierda de cita de Focault a tiempo o a destiempo o por el mismí­simo recto anal de la interfecta compensa el careto de zruspa? ¿Tú te crees -aunque hijo de puta haya que decirlo más- que si Marlo le roba la revista 'Mí­a' al kioskero y se aprende 15 Citas Célebres de memoria va a pasar a follarse a Pescadilla por sus santos cojones con una cita de Kierkegaard entre culada y culada? ¿Cómo crees que una tí­a le hace una mamada a zruspa y mirándole a los ojos, repito: mirándole a los ojos y no al vello púbico, se va poniendo más y más cachonda en lugar de echar la pota?
¿Crees acaso que para epatar y follar salvajemente como hace Zruspa que se permite el lujo de despreciar polvos por abúlico cansancio hay que leer a los clásicos? ¿Crees acaso que hay que desfigurarse la cara hasta parecer interesante por puro exotismo facial? Pues te equivocas, lo que tienes que hacer es ver las series de televisión adecuadas a tu edad y expectativas, y si las tramas de estas series no concuerdan con el tipo de relaciones sociales que mantienes con tus semejantes (que no lo harán salvo que la serie sea Matrimonio con Hijos) vive la vida de sus personajes en lugar de vivir la tuya que es mucho más cochambrosa, y más en Venezuela y metido en un locutorio, hablo con conocimiento de causa. Posteriormente, vienes y nos lo vas contando en pequeñas dosis.

Pero cuidado, mientras puedas permitirte el lujo de que te la fele una "Rebelde Way girl" de carne y hueso, mejor que follarte a una Heather Lockeart en fantasí­as. En ese caso, y solo en ese caso, te recomiendo que no abandones la adolescencia ni la realidad bajo ningún concepto.

Espero sinceramente haberte ayudado, Neo. Realmente hablamos de un problema grave para el que necesitabas consejos oportunos y soluciones de altura, y no simples banalidades que es lo que te han proporcionado hasta ahora. Por otra parte, estoy minitendo como un bellaco, tu problema me la suda grandemente; tan solo querí­a hablar un poco de Zruspa y Otto.

PD: Yo soy un gran admirador de Zruspa; Zruspa es uno de los grandes y como tal merece ser insultado periódicamente para compensar las succiones de miembro a las que es justamente sometido en este foro. Por idéntica razón también Don Pésimo y ílvaro deberí­an ser apaleados de vez en cuando, pero me siento incapaz de aguantar medio asalto con ninguno de ellos.

patillotes

Habla con la madre y policia.

Si no te hacen caso, evalua si el tio es peligroso y segun el caso, y con la ayuda de gente de confianza, revientalo a ostias.

El problema esta en "como" hacerlo, no en "que" hacer. Creo yo, vamos.

Paco

ílvaro tiene un contrincante.

Pelea en el Peach Pit.

Paloma

Grotesco, me has hecho reir un buen rato.

Yo es que no soy mucho de creerme esas cosas, pero si es asi, a denunciar

kim

Cita de: Grotesco en Diciembre 13, 2006, 10:21:49 AM
Basta. Un hombre que pide ayuda en un foro para decidir si entra en una espiral de represalias judí­o-palestinas que arruinen su aún corta vida necesita contestaciones preparadas y esmeradas.

Neo, todas las respuestas que buscas no están en este foro de indigentes vitales sino en la televisión, en las series de televisión.

...

Este tí­o es un genio. Y me pego con quien diga lo contrario.

Neo, por aquí­ se dice que quien con niños se acuesta cagao se levanta.

Agarra a esa niña, llévasela a su madre y haz que cuente la verdad. O a su madre o a tí­. Porque como ha dicho alguien por ahí­ arriba, huele a que se está quedando contigo.

Si es cierto lo que cuenta, no te preocupes, su madre la pondrá en dirección comisaria sin que tengas tú que hacer nada. Y no me digas que no puedes convencer a una niña de 15 años. No hace falta. Un sopapo y mientras moquea, si hace falta, la arrastras a casa de mama.

Yo lo de la venganza vietnamita lo omitiria. Que te vas a llevar una somanta de hostias sin venir a cuento. Y eso, en el mejor de los casos.
Perdona si te he dado la impresión de que me importa lo que dices.

Je suis Charlie, pero solo la puntita.

zruspa

Yo he potado de la risa. Pudiera ser por mi reflejo en el monitor.

Respecto a los consejos, la sí­ntesis de Ictí­neo une dos mundos.

Belial

Qué grande, Markus...

y qué penoso eres, Otto.