Lluí­s Llach se retira

[popotez]

Arrasando en su pueblo, Verges, con la reventa a 600 euros.

Merecidamente, y con un concierto que ha tenido sus cosas buenas. Yo no soy muy de Llach -ni poco, la única canción que le conozco, l'Estaca, la aprendí­ para hacer una pancarta contra Núñez en el Camp Nou- ni muy del mundillo este de los cantautores, a los que en general profeso un odio inversamente proporcional a la distancia entre la puerta de mi casa y la de la suya.

El concierto ha servido, además de para despedir a un pollo con criterio que no se apuntó al libertad si ira y que habla siempre en tono sardónico de la democracia española, para que veamos, en tv3, un abucheo colosal al incapaz y escasamente veraz president de la generalitat, que ha acudido al concierto con todo su govern -menos saura y carod-. En el concierto también han estado Maragall y Mas.

Llach ha tenido dos momentos muy felices. En el primero, ha empezado diciendo que él, cuando gana la derecha, se ve obligado a esconderse bajo el piano para que no le lluevan piedras y que, en cambio, cuando ganan las izquierdas se pone feliz y se mira al espejo satisfecho. Al cabo de una semana de victoria izquierdista, decí­a, le empieza a subir un color por la cara, y en cuatro dí­as está ya tan rojo de vergí¼enza que se esconde bajo el piano. Es una buena descripción de la democracia española.

Por otro lado, ha hablado del estatut cuando presentaba una canción que hizo al inicio del proceso que era todo esperanza y tal. Después de comentar que el único acierto de esa canción es el tí­tulo -"A poc a poc"-, ha valorado el estatut como un ví­a crucis -primera caí­da, sgunda caí­da, tercera caí­da y crucifixión-, se ha ciscado en la derecha neofascista y en el comportamiento vergonzante de las izquierdas españolas durante el proceso, y ha acabado refiriéndose a los polí­ticos catalanes, a los que ha calificado de "mediocres" mientras las cámaras les enfocaban y el público aplaudí­a con todas las manos y riendo con la boca llena de dientes.

Bien por él.

[Scardanelli]

Me cae gordo, el flaco.

Ovidi los tení­a (los cabreos) más bien puestos.

http://www.youtube.com/v/8Gy0aNvKmng

Unos se retiran; otros son retirados.

[Tejemaneje]

Arrasando en su pueblo, Verges, con la reventa a 600 euros.

Merecidamente, y con un concierto que ha tenido sus cosas buenas. Yo no soy muy de Llach -ni poco, la única canción que le conozco, l'Estaca, la aprendí­ para hacer una pancarta contra Núñez en el Camp Nou- ni muy del mundillo este de los cantautores, a los que en general profeso un odio inversamente proporcional a la distancia entre la puerta de mi casa y la de la suya.

El concierto ha servido, además de para despedir a un pollo con criterio que no se apuntó al libertad si ira y que habla siempre en tono sardónico de la democracia española, para que veamos, en tv3, un abucheo colosal al incapaz y escasamente veraz president de la generalitat, que ha acudido al concierto con todo su govern -menos saura y carod-. En el concierto también han estado Maragall y Mas.

Llach ha tenido dos momentos muy felices. En el primero, ha empezado diciendo que él, cuando gana la derecha, se ve obligado a esconderse bajo el piano para que no le lluevan piedras y que, en cambio, cuando ganan las izquierdas se pone feliz y se mira al espejo satisfecho. Al cabo de una semana de victoria izquierdista, decí­a, le empieza a subir un color por la cara, y en cuatro dí­as está ya tan rojo de vergí¼enza que se esconde bajo el piano. Es una buena descripción de la democracia española.

Por otro lado, ha hablado del estatut cuando presentaba una canción que hizo al inicio del proceso que era todo esperanza y tal. Después de comentar que el único acierto de esa canción es el tí­tulo -"A poc a poc"-, ha valorado el estatut como un ví­a crucis -primera caí­da, sgunda caí­da, tercera caí­da y crucifixión-, se ha ciscado en la derecha neofascista y en el comportamiento vergonzante de las izquierdas españolas durante el proceso, y ha acabado refiriéndose a los polí­ticos catalanes, a los que ha calificado de "mediocres" mientras las cámaras les enfocaban y el público aplaudí­a con todas las manos y riendo con la boca llena de dientes.

Bien por él.

¿Y todo eso lo hací­a entre canción y canción o eran "pensamientos musicados"?

[45rpm]

demagogia y nada más. Quienes votan a los polí­ticos son los mismos que le compran los discos. Al menos los cantautores punks escupí­an al público, son más honestos.

[Casio]

Lo de los prejuicios es lefa grumosa y arranciada para el cerebro.

Llach ha hecho  mucho mas que canciones politicas.  Ha compuesto excelentes canciones de  amor, como esta: “Que tinguem sort” .
Una canción para esos amores que hay que dejar, en los que nada hay que reprocharse pero el mal trago de la pérdida no te lo ahorras. No he encontrado una versión decente del propio  Llach, asi que planitifico una de un tal Dani Flaco. Me parece una gran canción de amor española.

http://www.youtube.com/v/sVLCS46WFeg

[popotez]

demagogia y nada más. Quienes votan a los polí­ticos son los mismos que le compran los discos. Al menos los cantautores punks escupí­an al público, son más honestos.

Vaya, o sea que si su público vota lo que tiene que hacer el tipo es callarse, porque si no es demaogia. O quedarse sin público, abandonar la música e integrarse en el sector de la hostelerí­a

[Glategoja]

Yo pienso que a quien habrí­a que criticar es a ese público que le rí­e las gracias a Llach cuando se mete con los polí­ticos, pero luego sigue votando a los mismos.

[popotez]

Pues yo, que estoy como un cencerro, creo que una persona puede votar a un partido o persona y después criticarlos por las cosas que no hayan cumplido, sin que ello la convierta en escoria.

Y que el nivel de participación democrática en españa no haya pasado de subnormal en los últimos 70 años -sub-sub-sub-subnormal durante 40 años, y subnormal en los 30 de Continuidad-, no significa nada a favor de los por otro lado respetables llamamientos al boicot al actual sistema representativo.

[Glategoja]

Pues yo, que estoy como un cencerro, creo que una persona puede votar a un partido o persona y después criticarlos por las cosas que no hayan cumplido, sin que ello la convierta en escoria.

No, si en ese orden estoy contigo. Lo que no me parece propio es aplaudir a quienes enmierdan a los polí­ticos sin discriminación, y luego ir a votarlos otra vez antes de que hayan dado muestras de querer enmendarse. No me parece consecuente.

[Pornosawez]

Basura progresista.

Tan patético (o más) que los libros de Vázquez Montalbán a 20 años vista.

[Glategoja]

Ojo, que yo en esas estoy con Lluis Llach (quién me lo iba a decir), pero luego voy y voto al Partido Antitaurino, que hasta ahora no me han decepcionado. Intento ser consecuente, pues.

[Paco]

Pues yo, que estoy como un cencerro, creo que una persona puede votar a un partido o persona y después criticarlos por las cosas que no hayan cumplido, sin que ello la convierta en escoria.

No, si en ese orden estoy contigo. Lo que no me parece propio es aplaudir a quienes enmierdan a los polí­ticos sin discriminación, y luego ir a votarlos otra vez antes de que hayan dado muestras de querer enmendarse. No me parece consecuente.

Ello, Glate, implicarí­a para el público tener que pensar más que aparentar, y para Llach, morder la mano de quien le da de comer.

[Glategoja]

Pues yo, que estoy como un cencerro, creo que una persona puede votar a un partido o persona y después criticarlos por las cosas que no hayan cumplido, sin que ello la convierta en escoria.

No, si en ese orden estoy contigo. Lo que no me parece propio es aplaudir a quienes enmierdan a los polí­ticos sin discriminación, y luego ir a votarlos otra vez antes de que hayan dado muestras de querer enmendarse. No me parece consecuente.

Ello, Glate, implicarí­a para el público tener que pensar más que aparentar, y para Llach, morder la mano de quien le da de comer.

Gran verdad, sí­ señor.

[Scardanelli]

Chicos, chicos...

Llach, para ser (por orden creciente de maldad) de pueblo, cantautor, sodomita y catalanista, tiene cierta dignidad.

[Paco]

En esa frase, Scardanelli, hay, como mí­nimo, cuatro sinónimos.