Libros 2008: Una odisea en el empacho.

Iniciado por ferdinand, Enero 08, 2008, 02:22:58 PM

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Rednuts

Lo de La Piel Frí­a creo que ya lo comentamos, así­ como lo de su remake en tierra firme. Se deja leer con rapidez y pasas un rato entretenido, pero es que si te has leí­do el original te parece exactamente el mismo libro, sólo que con hombres subterráneos en lugar de Profundos, una selva en puesto de una isla y una batusi albina sustituyendo a la mujer pez.
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

al bundy

#346
Cita de: California en Marzo 25, 2008, 10:11:59 PM


Albert Sánchez Piñol ya me habí­a deslumbrado con La piel frí­a, un relato de estirpe lovecraftiana muy bien planteado y muy bien escrito.

Pandora en el Congo, con un planteamiento y desarrollo más ambicioso, no me ha decepcionado y confirma que este tí­o es de lo mejorcito del panorama literio español.
En este caso plantea una novela de aventuras, de mundo perdido para ser más precisos, y rinde de paso un homenaje a los clásicos anglosajones del género, sobre todo Conan Doyle y Ridder Haggard.

Éste es el resumen del argumento (copipasteado por ahí­): Londres 1914. Thomas Thompson se gana la vida como negro de un famoso autor de novelas baratas. Un dí­a recibe, a través de un abogado, el encargo más extraño de su vida: escribir la historia de Marcus Garvey, un hombre sobre el que pende una condena a muerte por el asesinato, en el corazón de ífrica, de los dos hijos del duque de Craver.

Garvey le cuenta un relato turbador: el de su expedición al Congo en compañí­a de los jóvenes aristócratas, fruto podrido de la clase alta británica, en busca de oro y diamantes. Pero lo que encuentran en una selva infinita y alejada de toda civilización es la entrada a un mundo subterráneo, tan fascinante como aterrador.

La historia de Marcus Garvey se introduce en la vida de Thomson y termina por obsesionarlo hasta el punto de enamorarse de la misma y enigmática Amgam con la que Garvey vivió una pasión inolvidable en el corazón de la selva.



He de decir que la novela tiene algún fallo de coherencia narrativa, pero... a quién cojones le importa?


También se podrí­a decir que no es un tema demasiado español, pero, repito... a quién cojones le importa?


Yo empecé con La Piel Frí­a y como bien dices, la encontré deslumbrante. Al cabo de un tiempo, pillé por banda Pandora en el Congo y aunque me lo pasé como los indios leyéndola (creo que me duró dos sentadas nocturnas), no pude evitar la sensación de déjí  vu. En mi opinión, es exactamente la misma novela (alguien por aquí­ dijo lo mismo), pero cambiando los emplazamientos y dándole un barniz aventurero de la que carecí­a la otra. Salvo por este pequeño defecto, la encuentro magistral. Creo haber leí­do que Sanchez Piñol anda ultimando su tercera obra, si es que no está ya a punto de publicación. A ver si se desmarca un poco de las anteriores. 

Aprovecho el post para decir que me he leí­do Error Humano, de Chuck Palahniuk, del que sólo sabí­a que habí­a escrito El Club de la Lucha y que habí­a sido recomendado hasta la saciedad en este mismo hilo. Me ha encantado. Es un recopilación de relatos cortos, en la que se explaya sobre temas nada convencionales: combates de segadoras, constructores de castillos autodidactas, el mundo de la lucha en los USA, la vida en un submarino y frikadas varias. Muy entretenido. Además, la duración de los relatos y la edición de bolsillo lo hace ideal para aquellos que pilléis el transporte público a diario. Quiero leer algo más. Descartado El Club de la Lucha, ¿Qué recomendáis?


Edito : que ya veo que casí­ todos pensáis que es la misma novela.

i s'ha demostrat, s'ha demostrat, que mai ningú no ens podrà  tòrcer

Bic

Cita de: Azabache en Marzo 25, 2008, 11:01:06 PM
Pues entonces me apunto esta nueva a ver si me gusta por lo menos tanto como la otra. A la chica/cosa la llamaban Aneris...

La de "Pandora en el Congo" se llama Amgam... Sí­ que se va viendo un patrón, sí­. ;D

Cita de: al bundy en Marzo 25, 2008, 11:21:34 PM
Quiero leer algo más. Descartado El Club de la Lucha, ¿Qué recomendáis?

Aquí­ Redneck y yo tenemos un cisma que rí­ete de católicos y protestantes: probablemente él te recomiende "Asfixia" diciendo que es la rehostia y yo te diga en cambio que es un truño aburrido. Así­ que para evitar discrepancias, yo te recomendarí­a alguna otra de las que Red y yo estemos de acuerdo: o bien "Rant", que comenté en este mismo hilo, si te van las historias-collage retorcidas, exageradas y paródicas o "Fantasmas", que comenté en otro hilo el año pasado, si te gustan las historias-gore terrorí­ficas, asquerosas y tremebundas (bueno, y descojonantes).

P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

al bundy

Yo habí­a pensado en pillarme Fantasmas, que lo tuve en la mano junto con Error Humano, pero veo que también son relatos y me molarí­a leerme una novela. También leo por ahí­ que Asfixia es el más flojo de todos. A ver, que entre alguno más y se moje. Si no, tiraré hací­a Rant.
i s'ha demostrat, s'ha demostrat, que mai ningú no ens podrà  tòrcer

Bic

Cuidadí­n que "Rant" es también en cierta forma oblicua un libro de cuentos (cada capí­tulo es bastante independiente del resto aunque narren una historia común) y cuentos por cuentos, "Fantasmas" es mejor. Como novela, tendrí­as que leerte "Nana" o "Superviviente", supongo, pero de esas no te puedo dar referencias porque no las he leí­do.

P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

California


No estoy de acuerdo con eso de que Piñol repita la misma novela. Cojones, nadie acusa al puto Marí­as de hacer la misma mierda una y otra vez.

Pero cambiando de tema, una obra maestra:



El primer capí­tulo, en el que se describe la noche de bodas, es prodigioso. Se podrí­an poner cien citas, y serí­an todas brillantes.



La aparición de Chesil Beach, la última, breve y excelente novela de Ian McEwan, coincide con la exhibición de la pelí­cula Expiación, traslación fiel y algo afectada de la gran novela épica del mismo autor. Empiezo mencionando esta circunstancia, porque no es casual que coincidan dos obras de calibre tan distinto. A la sinfoní­a heroica le acompaña una pieza de cámara -un sí­mil derivado de la profesión de la protagonista de Chesil Beach- escrita con el convencimiento de que la envergadura de Expiación permitirá apreciar la justa dimensión de Chesil Beach. Lo que no significa que sin conocer la obra de Ian McEwan no se pueda leer Chesil Beach con gusto y provecho, sino que Ian McEwan no habrí­a podido escribir Chesil Beach sin la existencia de la obra anterior, sin la certeza de haber demostrado la capacidad de afrontar con éxito empresas colosales, de que ningún matiz será pasado por alto y ninguna renuncia atribuida a desidia o insolvencia. De lo que se sigue que Ian McEwan ha actuado con gran libertad a la hora de construir una historia que bordea lo nimio.
Serí­a bueno leer Chesil Beach sin conocer la anécdota argumental, pero esto es casi imposible; es el reverso de la libertad a la que me acabo de referir. Digamos, pues, que narra paso a paso la noche de bodas de Edward y Florence y su desenlace en 1962, en una Inglaterra culta, timorata y provinciana, cohibida por la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, y previa a la transformación sobrevenida a finales de los sesenta. El término "noche de bodas" es un anacronismo apropiado, porque hablar de "primer encuentro sexual" serí­a impreciso. El rotundo fracaso de los protagonistas se debe, entre otras causas, a un contexto institucional y ceremonial que no coincide con la predisposición de los actores ni constituye el marco propicio para un acto que, con temores y torpezas, tal vez no habrí­a resultado tan forzado y desastroso si se hubiera realizado de una manera espontánea, en un momento de arrebato no planificado. ¿La novela es, pues, un alegato contra la opresión de una sociedad que todo lo quiere controlar y donde los factores morales, económicos y de clase invaden el territorio de la intimidad? Algo hay de eso, aunque, de ser así­, el suceso resultarí­a un tanto excesivo. Es cierto que la sumisión ancestral de la mujer la conducí­a al lecho conyugal como ví­ctima al matadero, pero por lo general esta anomalí­a se solventaba con facilidad, o hace tiempo que se habrí­a extinguido la raza humana. En Chesil Beach la insuperable aversión de Florence al sexo roza la psicopatí­a. Y tanto si el diagnóstico es exacto como si no, cuando un personaje se comporta de un modo tan insólito, pueden exigirse a su creador más explicaciones que las que da McEwan. Nada indica que nos encontremos ante un caso clí­nico en los capí­tulos intercalados a modo de contrapunto de la noche fatí­dica y en los que la trayectoria vital de los dos protagonistas nos es relatada de un modo sucinto pero completo. Si bien algunos elementos, apenas esbozados, podrí­an esclarecer la peculiaridad de los personajes. ¿Hasta qué punto la adaptación de Edward al mundo irreal de una madre perturbada ha condicionado su capacidad de relacionarse con las mujeres? ¿Oculta algo, real o imaginario, el recuerdo fugaz de las excursiones en barco de Florence y su padre? Ian McEwan prefiere dejar sin respuesta preguntas que él mismo ha suscitado.
Examinemos el arranque de la novela en la traducción más precisa que fluida de Jaime Zulaika: "Eran jóvenes, instruidos y ví­rgenes aquella noche, la de su boda, y viví­an en un tiempo en que la conversación sobre dificultades sexuales era claramente imposible. Pero nunca es fácil". En la segunda frase cambia el tiempo verbal y con él la perspectiva del lector. No estamos presenciando unos hechos que transcurren ante nuestros ojos, aunque se remonten a otra época, sino que es la voz del autor la que nos los relata desde el presente, los comenta y los interpreta. La segunda frase introduce un elemento de distanciamiento que relativiza la historia que le sigue y, en la misma medida, introduce la duda. ¿Qué nos está contando Ian McEwan? ¿Un episodio trivial con tintes tragicómicos? ¿Uno de tantos dramas de la vida cotidiana? ¿Una reflexión sobre la incomunicación, en la cual el conflicto sexual tendrí­a un carácter más emblemático que real? ¿Una alegorí­a sobre la resistencia de la burguesí­a a admitir a alguien proveniente de un estrato inferior, como es el caso de Edward con respecto a Florence? Probablemente todo y nada. No es preciso que un escritor atribuya carácter simbólico a los detalles, ni siquiera que repare en su posible interpretación. En una obra coherente los detalles adquieren valor simbólico en la conciencia del lector, tanto si lo busca como si no, y este simbolismo de los detalles, sobre todo si no es explí­cito, es lo que da grosor al relato y lo diferencia del mero atestado.
Al final de Expiación, el propio Ian McEwan, a través de su personaje principal, se hace presente e introduce un elemento perturbador, que la pelí­cula recoge: el autor es el dueño del relato y es él quien determina su rumbo. A mi modo de ver, esto no es del todo cierto. Un relato tiene una vida propia; una vida convencional, pactada entre el autor y el receptor, pero vida. Lo que entendemos por ficción no es otra cosa. Un desenlace alternativo trunca la vida del relato, porque implica que todo lo que se nos ha contado con anterioridad no era ficción, sino artificio y mentira. Y esta declaración invalida la ficción, no porque nos revele algo que ya sabí­amos, sino porque rompe el pacto de credulidad en que se basa.

En Chesil Beach Ian McEwan procede del modo contrario. Sin ocultar su presencia, deja que la historia fluya por sí­ sola, y al hacerlo crea un drama verí­dico, abierto al análisis y la reflexión, al que el misterio y la contradicción, como ocurre en la realidad, le dan verosimilitud.

En las últimas páginas de la novela, la narración avanza a grandes zancadas y el tiempo se comprime. La aceleración es una técnica eficaz, pero una técnica al fin y al cabo, y el efecto suele ser reduccionista. En el caso presente, corre el riesgo de convertir un drama humano en la alegorí­a de una época o en una admonición. En definitiva, replantea el desconcierto al que ya me he referido: Edward y Florence son demasiado inteligentes y demasiado sinceros en sus sentimientos para que su relación se arruine sin remedio al primer tropiezo. La desinformación y el nerviosismo, por más que se den de un modo exacerbado, deberí­an compensarse por la confianza, la curiosidad, la sensualidad y la capacidad de recuperación inherente a la juventud.

Pero todo esto es secundario. Chesil Beach es una novela espléndida, emotiva, inteligente, absorbente y equilibrada. La narración de la peripecia vital de los protagonistas es minuciosa pero no prolija. Lo cotidiano y lo prosaico son descritos de un modo ameno y vivaz, sin parsimonia. Ningún elemento es superfluo; no sobra una palabra. -

Eduardo Mendoza

Dan

Lo de Marí­as no lo entiendo. Lo alaba todo cristo, sobre todo en el mercado anglosaxon. Pero aquí­ os lo coméis por las patas. No he leí­do nada de él, pero ¿y eso?

Rednuts

Cita de: California en Marzo 26, 2008, 01:16:27 AM

No estoy de acuerdo con eso de que Piñol repita la misma novela. Cojones, nadie acusa al puto Marí­as de hacer la misma mierda una y otra vez.




Yo sí­. Bueno, la misma no. Creo que la va empeorando.


Por otra parte, Al Bundy, si buscas novela, las que no recomendarí­a son Monstruos Invisibles y Diario. Y como parece que Asfixia sólo me gusta a mí­, de las que quedan yo optarí­a por Nana, si quieres una historia de terror moderno.
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

lavozdormida

Cita de: Dan en Marzo 26, 2008, 01:33:31 AM
Lo de Marí­as no lo entiendo. Lo alaba todo cristo, sobre todo en el mercado anglosaxon. Pero aquí­ os lo coméis por las patas. No he leí­do nada de él, pero ¿y eso?
yo me leí­ hace un montón el hombre sentimental y me aburrí­ como una ostra.

Shizuka

Cita de: Scardanelli en Marzo 25, 2008, 10:21:53 AM
Eres Carlos Boyero en llano.

http://www.elpais.com/articulo/cine/Lirismo/calculado/elpepuculcin/20080321elpepicin_4/Tes

Ni Ché ni Carlos Boyero saben lo que dicen y DonPé me dará La Razón.

Cita de: California en Marzo 26, 2008, 01:16:27 AM
La aparición de Chesil Beach, la última, breve y excelente novela de Ian McEwan, coincide con la exhibición de la pelí­cula Expiación, traslación fiel y algo afectada de la gran novela épica del mismo autor.

Ajajá, lo sabí­a, pero yo vení­a a hablar de mi libro.



Se trata de un pequeño recopilatorio -160 páginas- de artí­culos que Allen escribí­a regularmente para The New Yorker y creo recordar que fue recomendado en el hilo de 2007. La cuestión es que me resultó interesante por el tí­tulo teniendo en cuenta sobre todo quién lo firma y la verdad es que me lo he pasado en grande: No deja tí­tere con cabeza. Empieza atropellando a Freud y Kant sin pudor alguno para seguir con Ingmar Bergman, Hemingway, las crí­ticas literarias, las biografí­as -la historia del Conde de Sandwich es descacharrante-, el psicoanálisis (!!) o los cursos de perfeccionamiento; acaba de un plumazo con Dios -Rufo, áquí­ tienes la respuesta- y la tradición judaica o con "estrategas" de la talla de Hitler o Churchill no sin antes confesarnos sus particulares antipatí­as hacia los mimos, Drácula, los inventores o las dietas hipocalóricas. Hasta Manolete y Dalí­ tienen su momento de gloria.

S.

[Sí­, lo sé]

Zimm...

La partida de ajedrez es antológica. Nunca W. Allen ha vuelto a publicar nada igual, su autobiografí­a superará a la de Grocho.
I found it in the street/ At first I did not see/ Lying at my feet/ A trampled rose

Carson_

De Woody Allen sólo me compré el guión de "Delitos y faltas", me parece de lo mejorcito que ha escrito. Shizuka, ¿has contemplado la posibilidad de que, tratándose de un recopilatorio de artí­culos, no esté enfocado en clave de humor? El siempre ha proclamado su admiración incondicional a Ingmar Bergman, lo que incluye una peli-homenale (¿plagio?) al maestro: "Interiores".

Shizuka

Cita de: Zimmerman en Marzo 26, 2008, 10:42:24 PM
La partida de ajedrez es antológica. Nunca W. Allen ha vuelto a publicar nada igual, su autobiografí­a superará a la de Grocho.

Precisamente leí­ hace poco no sé dónde que Allen es el único que harí­a reí­r hoy por hoy a Groucho Marx.

Cita de: Carson_ en Marzo 26, 2008, 10:53:35 PM
De Woody Allen sólo me compré el guión de "Delitos y faltas", me parece de lo mejorcito que ha escrito. Shizuka, ¿has contemplado la posibilidad de que, tratándose de un recopilatorio de artí­culos, no esté enfocado en clave de humor? El siempre ha proclamado su admiración incondicional a Ingmar Bergman, lo que incluye una peli-homenale (¿plagio?) al maestro: "Interiores".

Es en clave de humor -la mejor forma de crí­tica posible si se sabe hacer, como es el caso- y se nota el cariño con que trata a Bergman pese a todo. De todos modos, parece ser que cuando empezó a publicar estos artí­culos pidió expresamente que no apareciese su nombre al pie pero debido al éxito, acabó venciéndole su descomunal ego.

S.

[Es mucho mejor escritor que cineasta en mi opinión]

Zimm...

Citar[Es mucho mejor escritor que cineasta en mi opinión]

Shizuka amiga, estás diciendo cosas muy feas, Allen tiene al menos una docena de -absolutas- obras maestras.
I found it in the street/ At first I did not see/ Lying at my feet/ A trampled rose

Tejemaneje

Madre mí­a, la partida de ajedrez, lo único en todo el universo que de verdad me hubiera gustado poder escribir (ya lo he plagiado un poco bastante alguna vez) junto a El Laberinto de las Aceitunas, de Mendoza, o un desternillante cuento de Martin Amis, El Portero de Marte (un poco raro, porque tiene una parte de comedia y otra trágica, de la que podí­a haber prescindido).

En su reciente libro de relatos, Pura Anarquí­a, mantiene el nivel de Cómo Acabar... incluso puede que el "nivel medio" sea mayor.