Libros 2008: Una odisea en el empacho.

Iniciado por ferdinand, Enero 08, 2008, 02:22:58 PM

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Bic

Cita de: Andreas Kartak en Junio 16, 2008, 11:53:42 PM
¿Se ha hablado por aqui de Robertson Davies y la Trilogí­a de Deptford?

El Califa ha dicho algo al respecto: si no me equivoco ha leí­do un par de libros y busca el tercero, o algo así­.

http://www.areopago.eu/index.php?topic=8725.msg506379;topicseen#msg506379

Os haré caso a ti y a Antibalas y me pillaré la "Filosofí­a a mano armada" en la lengua de los perros ingleses, a ver qué tal. Aunque ahora tardaré dos semanas en poder sacar de nuevo libros de la biblioteca, todo por culpa de olvidarme de devolver "Hana-bi" a tiempo. Eso me pasa por pillar pelis en la biblioteca en lugar de bajarlas del emule...

Cita de: Shizuka en Junio 16, 2008, 11:32:31 PM
Cita de: Bic Cristal en Junio 16, 2008, 01:46:55 PM
A este respecto lo que me sorprendió más es la actitud resignada de Lucy... Es decir:

No sólo por el hecho de decidir tener el niño, sino por aceptar como quien acepta el granizo, la tormenta u otra fuerza natural inevitable hechos como la violación, la convivencia con el niño loco violador, la boda... ¡Llega a considerar el hecho de que pueda repetirse la violación en el futuro como una especie de "precio a pagar" por tener la granja!

Ver cómo fracasan todos los intentos de David por comunicarse con ella o simplemente entenderla es desolador, la impotencia del padre es total... Hasta que llegan a un entendimiento distante y como de vecinos, en las últimas páginas, cuando ella le invita a "pasar a tomar un té". El lí­mite de su reconciliación se marca ahí­...


Sí­, pero ...

Si te das cuenta, David acaba aceptándolo pese a haber intentado por todos los medios hacer ver a Lucy que no tiene por qué soportarlo. Por una parte acaba "entendiendo" que esas son las normas de la tierra y por otra, se ve incapacitado moralmente a forzar la situación debido a su fracaso como padre; sabe que es demasiado tarde para implicarse y acaba resignándose. Lo que me hace pensar que su visita posterior a los padres de la alumna avasallada para pedirles disculpas -qué huevos- es un modo de intentar quitarse parte del peso que arrastra.

Por otra parte, ¿crees que el hecho de que Lucy sea lesbiana influye en que se castigue tanto?


Yendo por partes... Y los demás, leeros el libro, que si no os va a agobiar tanto spoiler:


- Creo que el lesbianismo de Lucy influye en considerarse un bicho raro, un cuerpo externo a esa sociedad... El autocastigo viene
en parte por eso y en parte por una mezcla de culpabilidad social y "racial" (recordando por ejemplo la fiesta de Petrus en la que él y David son los únicos blancos).

- Sí­, estoy de acuerdo con tu visión de David y la resignación final que siente hacia las autodestructivas decisiones de su hija. Sin embargo, no se desentiende de ella: al principio "escapa" a la ciudad, pero acaba volviendo al pueblo, aún sabiendo que no podrá hacer que su hija cambie de opinión o vuelva a tenerle respeto.

- La visita de David a los padres de la alumna en cuestión es bastante hilarante... ¡Porque se le pasa por la cabeza ligarse a la hermana ante las narices del padre! Por no hablar de su visita posterior a la obra de teatro... Sin embargo, hay una diferencia crucial entre el David de esos capí­tulos, derrotado de antemano y envejecido, y el que se comí­a el mundo al principio de la novela.


P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

Rednuts

Cita de: Shizuka en Junio 16, 2008, 11:40:25 PM
Cita de: Redneck en Junio 16, 2008, 11:35:49 PM
La piel fría mola. Es lo que hubiera escrito Lovecraft de no tener traumas sexuales con sus tías.

Ya te diré cuando avance más, pero es que a mí los monstruitos no me ponen, paleto.

Entonces de follar ya ni hablamos. Me rechazáis por unas cosas más raras... que si ya no escucho death, que si haría vomitar a un bantha, que si rondo vuestros hogares con los ojos desorbitados y os meto fotos de jovencitas atadas y violentadas por debajo de la puerta...
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

adolf

Es que Lovecraft es bastante poco erotico. Yo tuve su retrato como avatar (H P) adolf y fue quitarmelo y empezar a  notar como la curva de interes se empinaba.

Bic

Cita de: Adolf en Junio 17, 2008, 09:37:47 AM
Es que Lovecraft es bastante poco erotico.

Él en sí­ no lo era, pero sus bicharracos molan, sin duda.



P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

adolf

He de decir que nunca he visto una representacion grafica de sus criaturas que me haya parecido convincente. Creo que en gran parte su merito es el proporcionar al lector descripciones bastante ricas de sus monstruos y aun asi dejarle incapacitado para hacerse una imagen visual concreta de ellos. Estoy arto de ver representaciones de Cthulhu que no son mas que un calamar/pulpo con cara de malo y un par de manos verrugosas. Por lo menos con el resto de su mitologia se atreven menos.

Rednuts

Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

adolf


Por fin!
Cthulhu tenia tupe y lentejuelas y era primo de dolordebarriga. 

Aqui sus coetaneos de desayuno

Andreas Kartak

Cita de: California en Junio 02, 2008, 12:32:56 PM


Como no lo vais leer, cabrones, copipasteo del bobelia:

El encantamiento emocional e intelectual que logra Robertson Davies en la Trilogí­a de Deptford es admirable. La segunda entrega de este proyecto, La mantí­cora, es una exploración psicológica en varios personajes, sobre todo la de un joven marcado por su padre que acude al psicoanalista en Suiza tras el asesinato misterioso de éste. Una trama que presenta la incapacidad de un hombre para sentir y su ruta para encontrarse a sí­ mismo.

Segunda parte de la llamada Trilogí­a de Deptford y continuación de El quinto en discordia, La mantí­cora es un regalo postergado para tiempos de hambre, los actuales, es como un festí­n en el mejor restaurante tras años de pan duro. Robertson Davies fue un narrador inspirado y perfecto, además de estar dotado de una gran humanidad. Construí­a sus sagas novelí­sticas -cuatro trilogí­as, la última, de Toronto, inacabada- con precisión y soltura y sin olvidar nunca que la novela descansa en algo tan denigrado como el "encantamiento", aquí­ logrado tanto en el plano emocional como en el intelectual. Davies sume al lector en un mundo que, desde luego, no le es ajeno y con fascinación creciente le deja explorar sus dominios.

La de Deptford la concibió el canadiense como una exploración psicológica en las vidas de personajes nacidos en una pequeña ciudad de Ontario, reminiscencia de su natal Thamesville. Exploración jungiana basada en algo tan querido por él, que fue actor y un amante de Shakespeare, como los arquetipos y las máscaras. Quizá porque el primer libro tení­a demasiadas claves autobiográficas (también él habí­a sido profesor y director de escuela como Ramsay, que contaba su vida), en este segundo Davies decidió acercarse a sus experiencias y sus emociones vitales por alejamiento. Ramsay queda en un plano muy secundario y salta al escenario su amigo de la infancia, el millonario Boy Staunton, de la mano sin temblor de su hijo, que se analiza en la consulta de una doctora en Zúrich.

David, abogado penalista, soltero y borrachí­n, recurre a la doctora Von Haller para salir de la obsesión por la muerte de su padre, sacado del puerto de Toronto en su propio coche con una piedra en la boca. Uno intuye que esa piedra tendrá importancia más adelante, como la tuvo la bola de nieve que lanzó el muerto hacia Ramsay en el primer libro y que impactó en una embarazada de Deptford, aunque quizá sea en la novela que cierra la trilogí­a donde adquiera toda su transcendencia. Pero nadie tema perderse. La mantí­cora es un mundo cerrado e infinito (por lo que muestra y por lo que sugiere) que no necesita antecedentes ni prolongaciones. Es el mundo de los Staunton. Un mundo que surge de las evocaciones del racional abogado que se analiza, un hombre severo consigo mismo hasta la tiraní­a, que tiene imaginación y voluntad de sacrificio, pero que carece de habilidades para sentir. Y por eso no puede ver a las personas como son o fueron, sino como entidades fijas e inmutables, estatuas de acero de polo positivo o negativo.

El primer tercio de la novela es un apasionante diálogo entre David y la doctora Von Haller. De él van saliendo personajes que materializan la Sombra, el Amigo, el ínima, etcétera, pero sobre todo surge la pesada "carga de asuntos inconfesables que sobrelleva cualquier hombre y que a veces parece ser realmente indecible". David es un hijo marcado por la fuerza del padre, como los personajes de Kafka, y aquél lo fue por el suyo, el abuelo, la mentalidad del cual es descrita como "un depósito de cadáveres, donde gran variedad de ideas difuntas se conservan sobre lajas de mármol". Luego asistimos a la lucha de David contra los trasgos, en la que el analizado intercala su "hoja de ruta" con los comentarios de la doctora, para acabar con el diario de Sorgenfrei, donde el protagonista se encuentra de nuevo con Ramsay, el mago Eisengrim y una mujer, Liesl, su nueva iniciadora en el arte de sentir. Sólo en ese diario notamos un ligero artificio, compensado por la rotunda realidad de las personas y la verdad del simbolismo.

Si en El quinto en discordia el "tema" principal era el personaje supernumerario y a la vez esencial para entender la historia que se cuenta ("el guardián de la conciencia"), aquí­ el "tema" es la búsqueda arqueológica del amor por el camino difí­cil que llevará al protagonista al corazón de sí­ mismo en una cueva suiza. En el fondo, nuestro autor es fiel a sus ancestros y a su educación. Con la referencia final a los osos, Robertson Davies desvela su alma canadiense y entonces comprendemos que toda esta espléndida filigrana narrativa es en realidad una suerte de sublimada confesión con provecho para los semejantes, algo muy norteamericano. No es una casualidad que Davies repita dos veces la cita de Ibsen según la cual vivir es luchar contra los trasgos y escribir juzgarse a uno mismo. Pues bien, gracias a la ayuda de Van Haller el último Staunton se juzga y absuelve, dejando que los demás luchen en su tiempo ("el que era, el que es y el que pasa") y se absuelvan si pueden. Ahora sólo nos queda esperar la tercera entrega para seguir admirando a un escritor que se nos habí­a perdido en los desbaratados anaqueles.



Leidos los tres, debo confesar que Robertson Davies me ha encandilado, hasta el punto de que, en cuanto se ha editalo la primera parte de otra de las Trilogí­as ("Angeles rebeldes", de la Trilogí­a Cornish), me abalancé sobre ella.

Frente al desenvolvimiento jungiano de Mantí­cora, reconozco que han sido "El quinto en discordia" y "El mundo de los prodigios" los que más me llenaron. La primera es una montaña rusa: en sus primeras páginas empecé a pensar que me habí­a equivocado al comprar ese libro, completamente al azar, y que debí­a ir al limbo de los pendientes de lectura cuando no hay nada mejor que leer. Sorprendentemente, tras esa trabajosa subida, la novela se convierte en un juego apasionante, y el autor "teje una historia rica en detalles, sutil, aparentemente sencilla y lineal, pero con un trasfondo inteligente, repleto de referencias que un lector debe esforzarse por captar". En la tercera, el lector ya está avisado, y cumple con las expectativas que la primera habí­a generado, y que en la segunda ( en mi opinión) entra en zona-valle.

Muy recomendable como lectura de verano.

yonodio

#818
Cita de: Adolf en Junio 17, 2008, 09:50:36 AM
He de decir que nunca he visto una representacion grafica de sus criaturas que me haya parecido convincente. Creo que en gran parte su merito es el proporcionar al lector descripciones bastante ricas de sus monstruos y aun asi dejarle incapacitado para hacerse una imagen visual concreta de ellos. Estoy arto de ver representaciones de Cthulhu que no son mas que un calamar/pulpo con cara de malo y un par de manos verrugosas. Por lo menos con el resto de su mitologia se atreven menos.





(bueno, este no es de Lovecraft, sino de Frank B. Long , un sabueso de Tindalos)


Azabache

Cita de: California en Junio 02, 2008, 12:32:56 PM

Leidos los tres, debo confesar que Robertson Davies me ha encandilado, hasta el punto de que, en cuanto se ha editalo la primera parte de otra de las Trilogí­as ("Angeles rebeldes", de la Trilogí­a Cornish), me abalancé sobre ella.

"El quinto en discordia" es una montaña rusa: en sus primeras páginas empecé a pensar que me habí­a equivocado al comprar ese libro, completamente al azar, y que debí­a ir al limbo de los pendientes de lectura cuando no hay nada mejor que leer. Sorprendentemente, tras esa trabajosa subida, la novela se convierte en un juego apasionante, y el autor "teje una historia rica en detalles, sutil, aparentemente sencilla y lineal, pero con un trasfondo inteligente, repleto de referencias que un lector debe esforzarse por captar".

Me hice con este libro y las primeras páginas me resultaron tan sosainas que estuve en un tris de dejar el libro tirado. Pero, oigausté, que llevo dos dí­as leyéndolo con un entusiasmo que hací­a tiempo no encontraba en la lectura. Ganas tengo de acabarlo (poquito queda) y empezar con Mantí­cora. Cruzo dedos para que sea tan bueno como "El quinto en discordia".
Gracias Cali por la recomendación.


California

Cita de: Azabache en Junio 17, 2008, 12:21:35 PM
Cita de: California en Junio 02, 2008, 12:32:56 PM

Leidos los tres, debo confesar que Robertson Davies me ha encandilado, hasta el punto de que, en cuanto se ha editalo la primera parte de otra de las Trilogí­as ("Angeles rebeldes", de la Trilogí­a Cornish), me abalancé sobre ella.

"El quinto en discordia" es una montaña rusa: en sus primeras páginas empecé a pensar que me habí­a equivocado al comprar ese libro, completamente al azar, y que debí­a ir al limbo de los pendientes de lectura cuando no hay nada mejor que leer. Sorprendentemente, tras esa trabajosa subida, la novela se convierte en un juego apasionante, y el autor "teje una historia rica en detalles, sutil, aparentemente sencilla y lineal, pero con un trasfondo inteligente, repleto de referencias que un lector debe esforzarse por captar".

Me hice con este libro y las primeras páginas me resultaron tan sosainas que estuve en un tris de dejar el libro tirado. Pero, oigausté, que llevo dos dí­as leyéndolo con un entusiasmo que hací­a tiempo no encontraba en la lectura. Ganas tengo de acabarlo (poquito queda) y empezar con Mantí­cora. Cruzo dedos para que sea tan bueno como "El quinto en discordia".
Gracias Cali por la recomendación.




Yo voy a empezar el tercero. Pero antes me he chutado unos cuantos comics, alguna novela negra, e incluso Trafalgar de Benito Pérez Galdós.

Me pasó también algo parecido. Compré El quinto en discordia porque me llamó la atención una edición con un diseño tan anti-moderno, la tapa parecí­a la de un libro de los años sesenta.
Empecé a leer y también el autor me pareció algo pasado de moda, el tí­pico autor que se lo traga el olvido por trasnochado.
Varias veces estuve a punto de dejarlo. Esto no me aportar nada, hay mucho por leer, me decí­a, y sin embargo seguí­a tragándome páginas cada vez más interesado.
Y al llegar al último cuarto del libro se empieza a disfrutar de verdad.

Lo bueno es que es una trilogí­a de verdad. Se podrí­an leer independientes, pero todas las historias se cruzan y se complementan. Toda va adquiriendo sentido según se tiene todo el conjunto.

Bic

#821
Hace un rato he terminado un libro de Paul Auster que nosequién (¿Mon?) me recomendó en el Areópago hace tiempo: "El paí­s de las últimas cosas".



Es un libro literalmente impresionante, de los que se leen del tirón, fascinan y dejan mal cuerpo... Y es también bastante original: podrí­a ser considerada una novela a caballo entre la fábula social, la ciencia ficción distópica y la fantasí­a metafórica.

La narración es una larga carta escrita por Anna Blume, una joven de diecinueve años que se va a una ciudad sin nombre en una isla, en busca de su hermano William, periodista desaparecido meses antes. La ciudad ha sido ví­ctima de un colapso gradual pero terrible e irreversible: en ella los edificios desaparecen o se derrumban, la comida escasea, no nacen nuevos niños ni nadie es capaz ya de crear nada nuevo (el principal trabajo es el de trapero o reparador de objetos reaprovechables y gastados). La desesperación es absoluta, cada dí­a se suicidan decenas de personas saltando desde los tejados o corriendo hasta morir de agotamiento... El gobierno de la ciudad no hace nada para remediar la situación, o como mucho se embarca en proyectos absurdos como construir un Muro gigantesco que bloquee el puerto. El idioma se animaliza cada vez más, todo el mundo está sumido en la miseria y empieza a olvidar algunas cosas, objetos, conceptos: una decadencia gradual y terrible.

El Primer Mundo convertido en el Cuarto Mundo, no por culpa de una catástrofe concreta sino de una lenta degeneración...

Por hacer una referencia friki-comiquera: la ciudad sin nombre serí­a como coger la ciudad de Sin City, quitarle el tono noir, añadirle marginación y miseria y combinar con una buena dosis de, literalmente, infierno en la Tierra. Y es que en algunos pasajes, sobretodo aquellos más duros o en los más imaginativos, realmente parece que esté describiendo un infierno horriblemente realista del cual es imposible escapar por mucho que se intente.

Bastante recomendable... Y una sorpresa, no parece exactamente un libro "austeriano".

P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

Recolectando

Yes, boss, la recomendación fue mí­a.  No he leí­do Leviathan, que según parece es su obra más lograda; pero de las novelas que yo le he leí­do esta es la que más me agrada, quizás por ese aire crepuscular de resistencia sin esperanza.

Me ha gustado tu definición:

CitarEs un libro literalmente impresionante, de los que se leen del tirón, fascinan y dejan mal cuerpo... Y es también bastante original: podrí­a ser considerada una novela a caballo entre la fábula social, la ciencia ficción distópica y la fantasí­a metafórica.

Me has hecho entrar ganas de releerlo, aunque sea parcialmente.


Shipman´s daughter

¿Cuál será el libro que Bic no lee de un tirón?

Jo...der.

Yo ahora estoy con varios.....libros. 

Acabo de pillar Tokio Blues de Murakami, ya que cuando estaba de moda lo nipón , hubo un boom aquí­ y arrasaron con todo.  Lo conseguí­ calentito en una librerí­a por la que estaba de paso y pos eso.  Ya contaré.

Desde que tengo un pulpo como animal de compañí­a voy como san patrás. Y si no que se los diga Doloris.
Esto les pasa por andar tocándome los cojones 180 años después... Jódanse.

Simón Bolí­var.

Barbie

Cita de: Mon en Junio 18, 2008, 01:49:55 AM

Me has hecho entrar ganas de releerlo...

Bonita perí­frasis. Parece enunciada por un transportista obligado a abastecer las estanterí­as vací­as de ganas en una ciudad cercada.

Vuelta y vuelta en el barro.