Las manos d’en Juanito

Iniciado por Recolectando, Julio 17, 2008, 07:12:35 AM

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Las manos d’en Juanito


Me fascinaba ver como, cuando tirabas de la piel de tus manos, tardaba un buen rato en volver a su postura inicial, dejándote aquel pellizquito que con tanta envidia admiraba.  Y eso que yo no sabí­a que tú entonces todaví­a eras joven.  Yo intentaba, sin éxito, hacer lo mismo, mi piel regresaba flexible a su lugar de origen y sigue haciéndolo ahora que ya tengo tu edad de aquellos dí­as.

Con tus manos me enseñaste a echar pulsos y hasta me enseñaste el truco para que te costará más ganarme.  Me hubiera gustado ser mi hermano, me gustarí­a volver a veros ahora con vuestros juegos por ver cuál de los dos tení­a más fuerza en los dedos.  Y es curioso, pese a la dureza de los trabajos que desempeñaste tus manos siempre fueron menudas y bien perfiladas, manos de pianista con las que jugabas a hacerme sombras chinescas cada vez que se iba la luz y que tan a menudo se iba en aquellos tiempos.

“Madejas, el que se rí­a un tirón de orejas” y girabas un brazo sobre el otro con las puños cerrados, Me esforzaba en no reí­rme pero siempre acababas tirándome de la oreja.  “¿Quién hay? El padre Cacay; ¿Y qué quiere? Hablar con la madre superiora” Tu mano se convertí­a en un ramillete, cerrada con los dedos hacia arriba, dedos que eran personajes de la historia que mis ojos embobados contemplaban.

¿Y qué decir de aquellas mañanas de domingo en las que vení­as a despertarme? Tú, mi verdadero maestro en el arte de la narración, convertí­as tus dos manos en dos cigarritas que pasaban aventuras, siempre con ese toque levemente maniqueo, una valiente otra más cauta, y tu sentido innato de la otra vuelta de tuerca que hací­a que tantas veces la  aventura acabase bien no por la temeridad de la valiente sino por la cautela de la pusilánime.

Creo que durante aquellas cuarenta horas te di más besos que en los cuarenta y pico años anteriores.  Y luchaste como luchan los valientes aunque los médicos te hubieran desahuciado.  Y recordaste muchas cosas, pero no logré que recordaras a nuestras cigarritas, no conseguí­ que tus manos, que ya en los últimos años se llenaban de moratones con sólo rozarlas, jugaran con las mí­as.

Fui valiente, quisiera creer en tu otra dimensión para consolarme pensando que lo sabes, pero he vuelto a caer.   Y ahí­ están de nuevo mis manos aferrándose al muro, dudando entre tomar impulso para salir del agujero o  levantar los dedos de uno en uno para esconderme para siempre.  Y ya no estás ahí­ para hacerme reí­r.  Y de tus manos sólo deben de quedar los huesos

viernes, 06 de abril de 2007.







Dolordebarriga

"Yo siempre documento lo que digo"

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