Por cortesía del
War Nerd(no es una traducción literal):
Benjamin Grierson, profesor de música en la vida civil y oficial de carrera del ejército unionista. Se da la circunstancia de que, para servir en la caballería, tuvo que superar un miedo visceral a los caballos provocado por la coz que uno de éstos le dio en la cara cuando tenía ocho años, y por la que estuvo a punto de morir.
Al estallar la Guerra de Secesión, Grierson se alistó voluntariamente como ayudante de campo del general Prentiss, y en el curso de la guerra fue ascendiendo sucesivamente hasta general de brigada.
Grierson comandaba el 10º de Infantería de Illinois, pero las luchas por el poder entre los generales Grant y Prentiss, en las que se vio inmiscuido, y la alcoholemia del coronel Cavanaugh, provocaron su traslado al 6º de Caballería, que aquél comandaba.
Su primer cometido en su nuevo puesto consistió en combatir a los guerrilleros sudistas en Tennessee, objetivo que cumplió con suma eficiencia y en el que se distinguió por su caballerosidad, sobre todo entre las señoras de Tennessee (por raro que suene).
Su fama se debe principalmente a la conocida como
Incursión de Grierson, integrada en la Campaña de Vicksburg, en el teatro occidental de la guerra. El propio James McPherson dijo que ésa fue la más gloriosa incursión de caballería de la guerra. Se trataba de una maniobra de diversión, con la que Grant pretendía cubrir sus propias maniobras al sur de la ciudad. También envió a Sherman a Snyder´s Bluff, donde fue fácilmente rechazado, así como otras expediciones, que realizarían escaramuzas, todo con el objeto de que Pemberton, comandante de la plaza, no tuviera una idea clara de que posiciones debía reforzar.
Abel Streight condujo una de estas expediciones, en dirección este/sudeste por Alabama hasta Cedar Bluff, casi en la frontera con el Estado de Georgia, donde fue interceptado por Nathan Bedford Forrest, fundador del Klu Klux Klan y comandante militar de gran nivel, que inspiraba pavor en los oficiales nordistas. Sin embargo, esto permitió a Grierson librarse de la amenaza de Forrest, con lo que tuvo vía libre en su incursión. No se sabe con seguridad, pero es de suponer que dicho sacrificio, y sus consiguientes beneficios, fueron planeados, concediendo al oficial de más reputación el privilegio de "librarse" de Forrest.
Grierson salió de Tennessee a mediados de abril de 1863 con alrededor de 1700 hombres procedentes de los regimientos de Caballería 6º y 7º de Illinois y del 2º de Iowa. Desde el principio cabalgó por territorio enemigo, por lo que tuvo que utilizar distracciones para despistar a los potenciales soplones que se encontraría durante la ruta: cuando cruzaba un río, lo hacía por al menos tres sitios distintos; cuando realizaba un ataque, enviaba jinetes en todas direcciones para que los paisanos que los vieran pensaran que se trataba de una fuerza numerosa.
Grierson tenía un talento especial para confundir al enemigo respecto a su orientación. A veces unía a los hombres más débiles o enfermos con los prisioneros y los caballos de sobra para dar la impresión de enviaba patrullas, cuando en realidad los enviaba a casa. También se le dio bien el difundir rumores falsos para confundir al enemigo.
Su treta más famosa fue la de vestir a parte de sus hombres de gris, con lo que podían pasar por tropas irregulares confederadas, lo cual servía para proveerse de mucha información provechosa.
Estos ardides le hicieron conseguir lo imposible: dirigir operaciones de guerra con éxito en zonas civiles del enemigo. Hay que recalcar que los civiles sudistas no estaban acobardados, sino que consideraban al ejército nordista, y especialmente a su caballería, un hatajo de cobardes. La mayoría de comandantes habrían solucionado este "problema de percepción" quemando pueblos y colgando a paisanos sin ningún motivo. Grierson nunca lo hizo.
Grierson, (en cierto modo) un blandengue que detestaba hacer llorar a las mujeres del lugar y que no dejaba que sus hombres se propasaran ni que registraran los edificios privados, aprovechó la hostilidad que le profesaban los civiles para enviar un montón de avanzadillas en direcciones falsas, con lo que los soplones del lugar proveyeron de un montón de información falsa al Ejército Confederado.
Grierson siguió avanzando hacia el sur por el Estado de Mississippi, destrozando a la milicia de Pontotac, primera población de cierta importancia en la ruta, y a la vez siendo ignorado por las partidas del Ejército regular confederado, que consideraban que se dedicaría a sabotear líneas férreas, que podrían ser rápidamente reparadas, considerando su fuerza como irrelevante e inocua.
Nadie se dio cuenta del verdadero objetivo de Grierson, la diversión para Grant, pero además su incursión sirvió para que los nordistas vieran que el Sur estaba sobremovilizado, con lo que el territorio había quedado vacío e indefenso. Grierson evitó los potenciales saqueos y violaciones a los que una situación así podía dar lugar. Sherman, alrededor de un año después, comprobaría la situación del Sur, y no sería tan escrupuloso.
Grierson era tan escrupuloso, y tan eficiente, que cuando, a diferencia de lo normal, quería evitar que los civiles enviaran información, se las arreglaba para hacerlo sin colgar a nadie, simplemente colocando piquetes en las salidas del pueblo.
Los hombres de Grierson capturaron el ferrocarril este-oeste en la estación Newton, donde, dado que no pasaría nada incruento, se les permitió saquearlo. Tras el saqueo, volaron el tren y siguieron hacia el sur.
Al final, los confederados consideraron la amenaza de Grierson lo suficientemente seria para destinar fuerzas regulares a perseguirla. Aquí se marca la diferencia entre un buen oficial sin imaginación que se limita a ser tácticamente eficiente y un genio como Grierson. El primero habría considerado que el trabajo ya estaba hecho, y se hubiera rendido. Grierson, por el contrario, siguió con su táctica de engaños y tretas al enemigo en su propio territorio.
Grierson se encontraba entre las fuerzas de Pemberton que le seguían hacia el sur, y una fuerza confederada comandada por Wirt Adams. Así, Grierson se dirigió hacia el sur dando la impresión de ir a encontrarse frontalmente con Adams, para fintar hacia el este, fuera de su alcance. La caballería de Adams le persiguió, impidiéndole unirse al conjunto de las fuerzas nordistas de Grant, así que siguió hacia el sur, continuando su incursión, en la que, gracias a sus tretas y maniobras evasivas, no necesitó hacer un solo ataque frontal hasta el final.
Éste se produciría en el puente sobre el río Tickfaw, de camino hacia Baton Rouge, que estaba en manos nordistas y que por ello era el destino alternativo que había elegido Grierson. Grierson ordenó un ataque frontal que fracasó, por lo que probó otra táctica: dos hombres abriendo fuego y cubriendo a cada hombre atacando cuerpo a cuerpo. La incompetencia de sus enemigos, que para impedirle, o al menos retrasarle, el paso no quemaron ni destruyeron el puente, posibilitó su éxito.
Así, Grierson completó su incursión de 600 millas en territorio enemigo, sufriendo muy pocas bajas, e inflingiendo diez al enemigo por cada una de las suyas, además de destruir gran cantidad de material logístico, y sobre todo de cumplir con la totalidad de sus objetivos tácticos y estratégicos. Sobre todo, fue la demostración de que una unidad de caballería podía vivir del saqueo, sin suministros, por largo tiempo, lo que motivó a Sherman, y de que el Sur estaba indefenso ante estas incursiones.
Cuando la guerra terminó, Grierson, como todos los oficiales, bajó en el escalafón. Comandando un regimiento durante las Guerras Indias, demostró ser mucho más que un incursionista. Era uno de esos oficiales que pensaban que no bastaba con otorgarles la libertad formal a los negros y que éstos simplemente convivieran con sus antiguos amos.
Se presentó voluntario y fue designado coronel del 10º Regimiento de Caballería, que Sherman había ordenado formar con veteranos negros del Ejército de la Unión. Estaba formado al uso de la Guerra de Secesión: oficiales blancos mandando a soldados negros. Se le destinó a Kansas a proteger la línea ferroviaria Kansas-Pacífico de ataques indios, más tarde a Oklahoma, por entonces territorio indio, y finalmente a Dakota. Éste no era un destino envidiable. Aunque el conflicto racial se consideraba superado, el 10º no fue bien tratado: el coronel Hoffman, comandante del Fuerte Leavenworh, a donde había sido destinado, les dejó claro que allí no se les quería, ordenándoles acampar en un pantano situado a una milla del fuerte. Para dejarlo más claro aún, prohibió a los soldados negros formar a menos de 15 yardas de sus compañeros blancos. Grierson dio la cara por sus hombres y mantuvo una acalorada discusión con Hoffman delante de las tropas. Como Hoffman era el comandante de la plaza- y aún más importante, como sus hombres lo apoyaban, nadie quería a los negros entre ellos-Grierson presionó para trasladar a sus tropas a otro enclave, Fuerte Riley, lo antes posible.
Respecto a las Guerras Indias, se habla muy mal de Sheridan, el comandante en jefe en aquel teatro de guerra, acusándolo de racista y exterminador, pero lo cierto es que, si bien lo segundo es verdad, lo primero es, cuando menos, incierto. Es poco probable que Sheridan abrigase sentimientos racistas contra los indios, más bien entendía la victoria bélica como el total exterminio del enemigo, algo común en esos tiempos y en ese escenario. Sheridan era partidario de la guerra total.
Grierson no lo era, lo cual era meritorio en esas circunstancias. Tenía como objetivo probar que los soldados negros podían ser tan buenos como cualquiera, pero por otro lado simpatizaba con los indios, que eran el único enemigo ante el que sus soldados negros podían demostrar su valía. Tuvo que afrontar tanto la lucha bélica contra los indios, como la política contra los oficiales que detestaban y querían eliminar la presencia de negros en el Ejército estadounidense. Al mismo tiempo, era partidario de respetar los derechos de los indios, a los que defendió tanto como pudo.
Grierson lo siguió intentando, intentando que las reservas indias se establecieran en los mejores sitios que pudo encontrar, haciendo que sus soldados negros fueran respetados y procurando que la toma de tierras a los indios fuera lo menos brutal posible. Sheridan lo tomaba por un blandengue, y muchos lo tomaban por loco por negarse a trasladarse de allí, con ese regimiento de negros destinado en la llanura helada de Dakota. Permaneció allí hasta 1890, lo cual no está mal considerando que la situación no tenía solución.
Murió en 1911, y su cuerpo yace en el cementerio de Jacksonville, Illinois.
Quien quiera la versión amena:
http://exiledonline.com/war-nerd-ben-grierson-actual-hero/