Ah, sí. En este momento, unos setenta y seis y pico. Hay que bajar como sea a los setenta y dos para el verano. Y eso que no peso eso desde la mili. Pero claro, entonces uno estaba durito.
Y la cosa va a ser dura, dado que mi único ejercicio semanal reconocido, esto es, limpiar la casa, ya no es una carga para mí, merced a la amable señora rumana que se encarga de ello por mí.