Fantasmas cotidianos ¿V?
Hercúleo Arándano, vigoréxico de profesión, oficinista en paro y padre de familia en los escasos ratos libres que le deja la agricultura corporal, se hincha y deshincha como un globo rojo mientras repite una vez más su serie -ahora con el doble de peso- al ritmo del chundachunda. Chunda brasileño chunda, que machaca la cabeza al son de los versos, también hinchados y deshinchados de Vinicius de Moraes “hoy es sábado” y el globo vigoréxico se infla y desinfla una vez más, animado por un hálito de esteroides. El tiempo se ha detenido y la gente interrumpe sus series gimnásticas para contemplar al coloso en llamas levantando su carga atlante. Chunda chunda, “hoy es sábado”, y Hercúleo Arándano berrea como un extraño animal a cada nuevo impulso de la serie, 7 org, 8 ooorrg 9 oooorg. “Hoy es sábado, mañana domingo” perogrulla Vinicius de Moraes, pero es mentira. Los sábados cierra el gimnasio. Todos lo están mirando con extrañas muecas, 12 oooooorg, 13 ooooooooorg, 14 ooooooooooorg. Sólo un esfuerzo más, piensa Hercúleo, y ya habrá terminado, pero no puede parar ahora que todos lo están mirando. “Hoy es sábado”. Al terminar, por fin la serie y soltar su aliento en un último berrido, Hercúleo acaba de darse cuenta que al fin y al cabo la canción no miente. Sí que es sábado, pero no hay ninguna canción porque el gimnasio está cerrado. Ya no hay nadie mirándolo, ya no se clavan los ojos en sus músculos enrojecidos. Hace tiempo que recogieron los restos del globo reventado y que limpiaron la sangre. Ya sólo queda su aliento de esteroides soplando y resoplando entre las pesas. Bueno -se dice a sí mismo Hercúleo-, ya que estamos aquí, habrá que empezar una nueva serie...