Hilo oficial de hilos de otros foros

Iniciado por Tejemaneje, Julio 29, 2009, 02:37:06 AM

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Tejemaneje

Como en otras ocasiones hemos destacado varios foros o hilos en concreto de esos foros, y de todo tipo, hacemos oficial la tendencia para ya no tener ni que pensar en abrir los propios.

Empiezo con uno bastante gracioso del Focoforo, "Odio a los andaluces", que se mueve entre topicazos exagerados, cultas intervenciones en medio del sin dios de nuestro Caverní­cola (allí­ Die Pornosawen) y una descojonante intervención en la primera página de Mr. Winters: http://focoblog.com/focoforo/topic.php?id=2694

Greñas

#1
Cita de: Tejemaneje en Julio 29, 2009, 02:37:06 AM
Como en otras ocasiones hemos destacado varios foros o hilos en concreto de esos foros, y de todo tipo, hacemos oficial la tendencia para ya no tener ni que pensar en abrir los propios.

Empiezo con uno bastante gracioso del Focoforo, "Odio a los andaluces", que se mueve entre topicazos exagerados, cultas intervenciones en medio del sin dios de nuestro Caverní­cola (allí­ Die Pornosawen) y una descojonante intervención en la primera página de Mr. Winters: http://focoblog.com/focoforo/topic.php?id=2694

JODER, ESTE HILO ES LITERATURA.

muestra un botón:

Este post, puede hacerte gracia o no, o gustarte o no, o estar de acuerdo o no. Es machista y racistoxenófobo que te cagas, Pero es literatura como debe serlo lolita para los pedófilos.

Pues a mí­ las andaluzas me ponen tonto, cuanto más tontas, mejor. En general me parecen bastante guapas, racialmente, quiero decir. Aunque claro, yo soy más español que el alcázar de Toledo, y en perí­metro caderil y diámetro de ojo manga funciono como San Ignacio de Loyola evangelizando peruanas. Con pendientes de aro y look más bien arrabalero pongo el piloto automático y ya ni pienso: el cúlmen de mi existencia serí­a penetrar analmente a una Jessy malagueña, ponytailer y con pendientes de aro, en la parte de atrás de un Citroen C2 tuneado, en algún polí­gono industrial o parking de macrodiscoteca. Además siempre me han parecido, y ahí­ cuenta la experiencia, mujeres con muchas facilidades de entrada, como un aparthotel en Chiclana: tienen una rampa entre las piernas, no una escalera. Fácil acceso incluso para minusválidos sentimentales como yo. Supongo que se debe a que la correcta dicción de un caballero castellano les recuerda su humilde origen magrebí­, su condición semi-aborigen, y el puesto que ocupan en la jerarquí­a social de este gran paí­s que es España: las andaluzas son como pokemons que sueñan con evolucionar y parir niño madrileños en La Paz, niños de tez clara que pronuncien "buenos dí­as" con todas las eses. A una andaluza le enseñas el carnet de paddel del Club de Campo Chamartí­n y automáticamente te hace entrega de sus bragas. Y son selectivos estos animalillos del Sur, su instinto natural les vuelve sensatos: gentes de León, Soria, Galicia o la Castilla profunda, por mencionar a unos cuantos herederos de El Hambre, no les valen, porque allí­ los hombres son mohí­nos y aburridos y poco femeninos, que ellos están acostumbrados a hombres que en Lugo pasarí­an por mujeres. Levantinos tampoco, pues esos son, en definitiva, andaluces enloquecidos bañados en aceite de colza. Catalanes obviamente no, porque a los catalenes les odian hasta los franceses. Y vascos tampoco, pues son estériles y generalmente impotentes. Las andaluzas, cuando se corren, visualizan mentalmente las columnas del Congreso de los Diputados de Madrí­.

Su rollo católico y presumido me divierte muchí­simo porque es pura fachada: son más guarras que las gallinas, sobretodo las pijas, creo que por el calor, que las tiene siempre dilatadas. Y además son bastante borrachuzas y beben esos vinos fortificados que se suben en cero coma. Lo único malo es que, como seres primarios, tienen gran afición por el baile y la expresión corporal.

El hombre andaluz me da un poco igual porque me parece un medioser, genéticamente homosexual, amigo de la estimulación prostática por herencia árabe, preconfigurado para desempeñar el oficio de camarero.

Eso sí­, hombres o mujeres, de uno en uno por favor: estar rodeado de un grupo de andaluces charloteantes es una imagen propia de un manga de Hideshi Hino, sobretodo si están algo bebidos (lo más normal, pues todos son alcohólicos, por herencia de los marineros ingleses e irlandeses que, en sus puertos, prácticamente les enseñaron a leer y escribir).
Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

zruspa

Vaya foros de analfabetos que frecuentas, quillo.

Funesto Nefasto

#3
Siguiendo con el puterí­o interforil, miren esta belleza:

Este humilde juntaletras acaba de huir del trabajo-prisión norcoreana-secta milenarista en la que ha estado internado durante la última semana, y a la que a partir de ahora denominaré como LA EMPRESA. Todo empezó cuando cliqué en una oferta de Infojobs (¡vade retro!) para trabajar como Distribuidor:

"Empresa de comercio y servicios, selecciona 10 personas para apertura de nuevas sucursales".

A la semana de hacerlo, me mandan un email para que me ponga en contacto con la secretaria. Es la primera vez que me llaman de algo en el Infojobs (mi currí­culum como guionista y auxiliar de producción no es precisamente lo más atractivo para este tipo de empresas) y estoy supercontento. Tras un finde en Madrid, me planto en la oficina y hago una entrevista con el Gerente.

El fulano, un gilipollas enchaquetado, apenas me deja explicar lo que he hecho anteriormente. Sólo le interesa si quiero aprender y quiero crecer. Le digo que sí­, claro. Luego, simplemente lee el cuestionario que habí­a rellenado a la entrada y me asegura que la mejor forma de conocer el trabajo es haciendo un dí­a de prueba, en caso de que me acepten. Esa misma tarde me llaman, estoy dentro.

Mi curiosidad (mi perdición), me hace presentarme al dí­a de prueba, donde me asignan a una chica sudamericana que será mi supervisora (la llamaremos Miss a partir de ahora). Junto a mí­, dos pringados como yo, un punk-rocker veinteañero (que esconde su rastita bajo la camisa de rallitas que debe usar a partir de entonces), y un ex-albañil parado, con una niña a la que alimentar. Todo muy triste, sí­.

Mientras los candidatos esperábamos en la recepción (encandilados por la buenorra de la secretaria), los vendedores celebran una reunión. A través de una ventana los veo aplaudir y gritar. Empiezo a descubrir en dónde me he metido, pero la gente a mi lado se quedan mucho más rallados que yo. Lo gracioso es que, dos dí­as después, yo era el único superviviente de ese momento de extrañamiento.

Durante el viaje en coche a la zona que vamos a trabajar, por fin me entero que se trata de vender adeeseeles y lí­neas de teléfono a comercios (aunque si te va la marcha, también puedes hacer "residenciales"). Vamos, que venden el ADSL a cualquiera que se les ponga por delante, da igual que tenga un kiosko de helados o sea un negrata que vende relojes por la calle.

El sistema se basa en una ley de probabilidad: a más visitas, más posibilidad de éxito y venta (una lumbrera el que pergeñó esto) y se usa como guión un Pitch que se repite de forma invariable en cada visita, estructurado en cinco pasos y en cuatro impulsos o imputs que durante éste se aplican al posible cliente.

El curro, como ya os imagináis, es a comisión pura y dura. Yo no llegué a ver ni a firmar ningún contrato, pero el que habí­a era Mercantil (vamos, papel mojado). Las comisiones eran altas (unos 50 euros por contrato), y la gente decí­a hacer unos 1000-1500 euros al mes como mí­nimo. Para asegurarlo, me enseñaron unas fotocopias con sus nombres y sus sueldos remarcados con amarillo fosforito. Supuestamente, la empresa se llevaba la pasta que generaba las comisiones en publicidad que nuestro trabajo hací­a de la compañí­a telefónica.

El sistema se basa en la premisa de mantener alta la moral de la tropa, haciéndoles trabajar en un ambiente supuestamente enrollado y divertido para esquivar la cruda realidad de recibir de forma diaria casi un centenar de negativas a poner el ADSL que la compañí­a (subcontratada por la teleco) llevaba en su cartera. Es decir, a cada negativa, una sonrisa: Ya encontraremos a otro pringado que nos quiera firmar.

Miss es una chica simpática y esforzada en su labor de "maestra", la pobre se deja la piel en este curro desde hace meses, y se ha mudado desde otra comunidad autónoma con la esperanza de seguir creciendo en la empresa, basada en un sistema piramidal. En el entusiasmo de sus ojos veo lo que hace la desesperación, el hambre y la fe ciega en una verdad "revelada y superior".

A la vuelta del dí­a de prueba, tengo claro que no hago nada ahí­, pero de nuevo la curiosidad (y la estupidez, por qué no decirlo) me hacen estrecharle la mano al gerente (tras un ridí­culo examen acerca del sistema de ventas). A la salida me presentan al resto del grupo como "nuevo compañero", y me saludan como si hubiese recibido el bautismo de manos del mismí­simo Juan, en aguas del rí­o Jordán.

A partir de ahora, ya no habrá besos ni estrechamientos de manos. El saludo es un choque de manos. Junto a mí­, también han seleccionado al punkrocker y al parado cuarentón. Me citan para el dí­a siguiente, una hora antes, para celebrar una reunión de motivación. La misma que ese dí­a los candidatos habí­amos escuchado aquella mañana.

De todos los que habí­amos sido seleccionados, sólo nos presentamos a la reunión el jovencito punkrocker y yo. "El parado tiene dentista", me dice Miss, "vendrá el lunes". Ja. Al dí­a siguiente, es el Jovencito Punkrocker el que desaparece. Después de escuchar varias excusas acerca del destino de los desaparecidos, opté por dejar de preguntar.

El personal está formado por dos grupos: en un lado tenemos a la gente nueva, como yo, que entra y sale con pasmosa facilidad, y por otro lado tenemos al Pueblo elegido, que ha seguido a Moisés (el gerente) para abrir la nueva oficina en la Tierra Prometida. Este grupo está formado por sudamericanos y gente de Europa del Este en su mayorí­a (me encuentro hasta un antiguo director de teatro y actor de Bulgaria, con el que comparto filias y fobias cinéfagas).

Ante lo marciano que resulta todo, opto por lo de "ver, oir y callar", y me dedico a asentir a todos los mandamientos y fórmulas del invento, tomando nota mental de todo. Sólo al final, cuando decidí­ el dí­a en el que pensaba largarme, me permití­ mostrar por debajo de la puerta la patita de mi excepticismo.

La reunión de motivación sirve para ensayar el Pitch de venta (un mantra repetido de forma invariable en cada visita) y para gritar a voz en cuello latiguillos y otros éxitos del calado de ¡Jooooost!, ¡Reunión, reunión, reunión!, ¡Vamos a pasarlo de puta madre!, aderezado con aplausos a mansalva y frasecillas sacadas de libros de citas y autoayuda.

Lo de Jooost nunca lo vi escrito, seguramente fuese ¡¡Juice!! Era la expresión con la que cerraban cada consejo, una especie de "de acuerdo?" que el grupo volví­a a repetir alargando la primera sí­laba a la vez que se subí­a el tono (¡juuuuuUUUst!). Como remate, esto se acompañaba con un ridí­culo girito helicoidal de muñeca, con el indice levantado. Precioso, lástima no tener video para enseñároslo.

Después de una teatralización en la que uno de los jefes de grupo nos ayudaba a solventar los problemas del dí­a a dí­a, el Gerente aparecí­a (cual Han Solo al final de la Guerra de las Galaxias) y señalaba a los mejores vendedores del dí­a anterior. La cosa era más o menos así­: "Qué es lo que tenemos?", preguntaba. Y el grupo respondí­a: "¡Una persona!", y a eso el Gerente invitaba a ¡Esa persona! a salir a la palestra y contar cómo siguiendo al pie de la letra el método de ventas habí­an alcanzado el éxito.

Para esquivar lo chungo del trabajo, el Gerente se esforzaba en remarcar el caracter de ascenso piramidal dentro de la empresa. Tan sólo hací­a 8 meses, él mismo era un mecánico del automóvil que habí­a entrado en el juego y habí­a ido subiendo en el escalafón hasta mudarse a mi ciudad y abrir oficina, sin poner un duro de su bolsillo (mentira, era con la pasta que hací­a su grupo tras alcanzar un determinado escalafón como conseguí­a el dinero para montarla). Ahora, el antiguo mecánico era jefe de un grupo de más de 15 personas, ganando supuestamente una pasta (se llevaba un 70% de las comisiones).

El último dí­a que estuve allí­, hizo una reunión para enseñarnos los pasos hasta la cima y toda la pasta que í­bamos a ganar por el camino. Yo asentí­a como un converso alucinado a cada explicación del cuento de la lechera, mientras por dentro me convencí­a de que debí­a largarme esa misma tarde.

El último dí­a, al entrar en un bar donde soltarles mi rollo, me topo con un camarero que habí­a trabajado en el asunto meses atrás. El tipo me aconseja que abandone cuanto antes, como si del castillo de Drácula en Transilvania se tratase. Hasta que le juro que esa misma tarde lo dejo, el tipo no se atreve a darme su nombre. Entonces me deja su teléfono para que le llame si tengo algún problema con La Empresa. Chungo, chungo.

Eso me hace decidirme (aún más, si cabe) y llamo al director de mi antigua serie. Están cerrando equipo para un proyecto nuevo. Le digo que cuente conmigo, para lo que sea, quiero salir de allí­. Las posibilidades de entrar en la serie son mucho menores de lo que esperaba, pero la excusa de una llamada del director (como veis, invierto los términos) me sirve para comentarle a Miss que me marcho. La pobre, que ya se habí­a convencido de tener a un buen vendedor entre manos, se viene un poco abajo (lo normal es abandonar en el dí­a de prueba, el dí­a siguiente como máximo. Y yo llevaba ya la friolera de 5 dí­as).

Miss me pide que no me despida del resto del grupo que nos acompaña en el pueblo que visitamos. Cuando volvemos a la oficina, el gerente me llama a su despacho. Alabo las maravillas del sistema y el curro, pero "mi vocación ha llamado a mi corazón", y un largo etcétera de chorradas.

El tipo me cuenta que Will Smith ya era rico antes de hacer el prí­ncipe de Bel-Air, o algo así­, la verdad es que no me entero bien qué coño quiere decirme con eso. Pero asiento y le choco la mano por última vez. Me pide que ¡no me despida de la gente! y que con la máxima discrección posible le entregue la cartera a la secretaria (que resulta ser su hermana, yo que pensaba que se la tiraba). Le digo adiós a Miss y salgo corriendo a casa, libre al fin.

La paradoja de mi vida es que he terminado cayendo en este sitio cuando el primer tratamiento para largo que escribí­ estaba ambientado en el mundo de las ventas y el crecimiento piramidal. Claro que lo que entonces era un drama sobre el acoso moral, hoy es una comedia idiota. Ahora tengo una documentación de primera mano (personajes estructura, ambientación) con la que hacer un pedazo de peli, a poco que sepa transmitir la miseria y la ridiculez de lo que he vivido durante los últimos dí­as.

La verdad es que han sido unos dí­as divertidí­simos. Me he tronchado (por dentro) con las reuniones; la gente, pese al rollo cuasi sectario, era bastante apañada (Miss era un encanto, una tí­a estupenda)y he salido unos dí­as de casa y de la esclavitud del ordenador.

Casi, casi, estoy por deciros que si os topáis con la oportunidad de entrar en esto o en algo parecido, digáis que sí­ con los ojos cerrados, por la experiencia y tal. Pero me da por pensar que quizá eso sea producto del condicionamiento al que he sido inducido durante mis dí­as en La Empresa. Amo tanto el Focoforo que no me gustarí­a que ninguno de vosotros acabase siendo captado.
Si los que hablan mal de mi supieran lo que pienso de ellos... hablarí­an peor.

yonodio

Cita de: melomañaco en Julio 29, 2009, 05:51:27 AM
Siguiendo con el puterí­o interforil, miren esta belleza:

Este humilde juntaletras acaba de huir del trabajo-prisión norcoreana-secta milenarista en la que ha estado internado durante la última semana, y a la que a partir de ahora denominaré como LA EMPRESA. Todo empezó cuando cliqué en una oferta de Infojobs (¡vade retro!) para trabajar como Distribuidor:

"Empresa de comercio y servicios, selecciona 10 personas para apertura de nuevas sucursales".

A la semana de hacerlo, me mandan un email para que me ponga en contacto con la secretaria. Es la primera vez que me llaman de algo en el Infojobs (mi currí­culum como guionista y auxiliar de producción no es precisamente lo más atractivo para este tipo de empresas) y estoy supercontento. Tras un finde en Madrid, me planto en la oficina y hago una entrevista con el Gerente.

El fulano, un gilipollas enchaquetado, apenas me deja explicar lo que he hecho anteriormente. Sólo le interesa si quiero aprender y quiero crecer. Le digo que sí­, claro. Luego, simplemente lee el cuestionario que habí­a rellenado a la entrada y me asegura que la mejor forma de conocer el trabajo es haciendo un dí­a de prueba, en caso de que me acepten. Esa misma tarde me llaman, estoy dentro.

Mi curiosidad (mi perdición), me hace presentarme al dí­a de prueba, donde me asignan a una chica sudamericana que será mi supervisora (la llamaremos Miss a partir de ahora). Junto a mí­, dos pringados como yo, un punk-rocker veinteañero (que esconde su rastita bajo la camisa de rallitas que debe usar a partir de entonces), y un ex-albañil parado, con una niña a la que alimentar. Todo muy triste, sí­.

Mientras los candidatos esperábamos en la recepción (encandilados por la buenorra de la secretaria), los vendedores celebran una reunión. A través de una ventana los veo aplaudir y gritar. Empiezo a descubrir en dónde me he metido, pero la gente a mi lado se quedan mucho más rallados que yo. Lo gracioso es que, dos dí­as después, yo era el único superviviente de ese momento de extrañamiento.

Durante el viaje en coche a la zona que vamos a trabajar, por fin me entero que se trata de vender adeeseeles y lí­neas de teléfono a comercios (aunque si te va la marcha, también puedes hacer "residenciales"). Vamos, que venden el ADSL a cualquiera que se les ponga por delante, da igual que tenga un kiosko de helados o sea un negrata que vende relojes por la calle.

El sistema se basa en una ley de probabilidad: a más visitas, más posibilidad de éxito y venta (una lumbrera el que pergeñó esto) y se usa como guión un Pitch que se repite de forma invariable en cada visita, estructurado en cinco pasos y en cuatro impulsos o imputs que durante éste se aplican al posible cliente.

El curro, como ya os imagináis, es a comisión pura y dura. Yo no llegué a ver ni a firmar ningún contrato, pero el que habí­a era Mercantil (vamos, papel mojado). Las comisiones eran altas (unos 50 euros por contrato), y la gente decí­a hacer unos 1000-1500 euros al mes como mí­nimo. Para asegurarlo, me enseñaron unas fotocopias con sus nombres y sus sueldos remarcados con amarillo fosforito. Supuestamente, la empresa se llevaba la pasta que generaba las comisiones en publicidad que nuestro trabajo hací­a de la compañí­a telefónica.

El sistema se basa en la premisa de mantener alta la moral de la tropa, haciéndoles trabajar en un ambiente supuestamente enrollado y divertido para esquivar la cruda realidad de recibir de forma diaria casi un centenar de negativas a poner el ADSL que la compañí­a (subcontratada por la teleco) llevaba en su cartera. Es decir, a cada negativa, una sonrisa: Ya encontraremos a otro pringado que nos quiera firmar.

Miss es una chica simpática y esforzada en su labor de "maestra", la pobre se deja la piel en este curro desde hace meses, y se ha mudado desde otra comunidad autónoma con la esperanza de seguir creciendo en la empresa, basada en un sistema piramidal. En el entusiasmo de sus ojos veo lo que hace la desesperación, el hambre y la fe ciega en una verdad "revelada y superior".

A la vuelta del dí­a de prueba, tengo claro que no hago nada ahí­, pero de nuevo la curiosidad (y la estupidez, por qué no decirlo) me hacen estrecharle la mano al gerente (tras un ridí­culo examen acerca del sistema de ventas). A la salida me presentan al resto del grupo como "nuevo compañero", y me saludan como si hubiese recibido el bautismo de manos del mismí­simo Juan, en aguas del rí­o Jordán.

A partir de ahora, ya no habrá besos ni estrechamientos de manos. El saludo es un choque de manos. Junto a mí­, también han seleccionado al punkrocker y al parado cuarentón. Me citan para el dí­a siguiente, una hora antes, para celebrar una reunión de motivación. La misma que ese dí­a los candidatos habí­amos escuchado aquella mañana.

De todos los que habí­amos sido seleccionados, sólo nos presentamos a la reunión el jovencito punkrocker y yo. "El parado tiene dentista", me dice Miss, "vendrá el lunes". Ja. Al dí­a siguiente, es el Jovencito Punkrocker el que desaparece. Después de escuchar varias excusas acerca del destino de los desaparecidos, opté por dejar de preguntar.

El personal está formado por dos grupos: en un lado tenemos a la gente nueva, como yo, que entra y sale con pasmosa facilidad, y por otro lado tenemos al Pueblo elegido, que ha seguido a Moisés (el gerente) para abrir la nueva oficina en la Tierra Prometida. Este grupo está formado por sudamericanos y gente de Europa del Este en su mayorí­a (me encuentro hasta un antiguo director de teatro y actor de Bulgaria, con el que comparto filias y fobias cinéfagas).

Ante lo marciano que resulta todo, opto por lo de "ver, oir y callar", y me dedico a asentir a todos los mandamientos y fórmulas del invento, tomando nota mental de todo. Sólo al final, cuando decidí­ el dí­a en el que pensaba largarme, me permití­ mostrar por debajo de la puerta la patita de mi excepticismo.

La reunión de motivación sirve para ensayar el Pitch de venta (un mantra repetido de forma invariable en cada visita) y para gritar a voz en cuello latiguillos y otros éxitos del calado de ¡Jooooost!, ¡Reunión, reunión, reunión!, ¡Vamos a pasarlo de puta madre!, aderezado con aplausos a mansalva y frasecillas sacadas de libros de citas y autoayuda.

Lo de Jooost nunca lo vi escrito, seguramente fuese ¡¡Juice!! Era la expresión con la que cerraban cada consejo, una especie de "de acuerdo?" que el grupo volví­a a repetir alargando la primera sí­laba a la vez que se subí­a el tono (¡juuuuuUUUst!). Como remate, esto se acompañaba con un ridí­culo girito helicoidal de muñeca, con el indice levantado. Precioso, lástima no tener video para enseñároslo.

Después de una teatralización en la que uno de los jefes de grupo nos ayudaba a solventar los problemas del dí­a a dí­a, el Gerente aparecí­a (cual Han Solo al final de la Guerra de las Galaxias) y señalaba a los mejores vendedores del dí­a anterior. La cosa era más o menos así­: "Qué es lo que tenemos?", preguntaba. Y el grupo respondí­a: "¡Una persona!", y a eso el Gerente invitaba a ¡Esa persona! a salir a la palestra y contar cómo siguiendo al pie de la letra el método de ventas habí­an alcanzado el éxito.

Para esquivar lo chungo del trabajo, el Gerente se esforzaba en remarcar el caracter de ascenso piramidal dentro de la empresa. Tan sólo hací­a 8 meses, él mismo era un mecánico del automóvil que habí­a entrado en el juego y habí­a ido subiendo en el escalafón hasta mudarse a mi ciudad y abrir oficina, sin poner un duro de su bolsillo (mentira, era con la pasta que hací­a su grupo tras alcanzar un determinado escalafón como conseguí­a el dinero para montarla). Ahora, el antiguo mecánico era jefe de un grupo de más de 15 personas, ganando supuestamente una pasta (se llevaba un 70% de las comisiones).

El último dí­a que estuve allí­, hizo una reunión para enseñarnos los pasos hasta la cima y toda la pasta que í­bamos a ganar por el camino. Yo asentí­a como un converso alucinado a cada explicación del cuento de la lechera, mientras por dentro me convencí­a de que debí­a largarme esa misma tarde.

El último dí­a, al entrar en un bar donde soltarles mi rollo, me topo con un camarero que habí­a trabajado en el asunto meses atrás. El tipo me aconseja que abandone cuanto antes, como si del castillo de Drácula en Transilvania se tratase. Hasta que le juro que esa misma tarde lo dejo, el tipo no se atreve a darme su nombre. Entonces me deja su teléfono para que le llame si tengo algún problema con La Empresa. Chungo, chungo.

Eso me hace decidirme (aún más, si cabe) y llamo al director de mi antigua serie. Están cerrando equipo para un proyecto nuevo. Le digo que cuente conmigo, para lo que sea, quiero salir de allí­. Las posibilidades de entrar en la serie son mucho menores de lo que esperaba, pero la excusa de una llamada del director (como veis, invierto los términos) me sirve para comentarle a Miss que me marcho. La pobre, que ya se habí­a convencido de tener a un buen vendedor entre manos, se viene un poco abajo (lo normal es abandonar en el dí­a de prueba, el dí­a siguiente como máximo. Y yo llevaba ya la friolera de 5 dí­as).

Miss me pide que no me despida del resto del grupo que nos acompaña en el pueblo que visitamos. Cuando volvemos a la oficina, el gerente me llama a su despacho. Alabo las maravillas del sistema y el curro, pero "mi vocación ha llamado a mi corazón", y un largo etcétera de chorradas.

El tipo me cuenta que Will Smith ya era rico antes de hacer el prí­ncipe de Bel-Air, o algo así­, la verdad es que no me entero bien qué coño quiere decirme con eso. Pero asiento y le choco la mano por última vez. Me pide que ¡no me despida de la gente! y que con la máxima discrección posible le entregue la cartera a la secretaria (que resulta ser su hermana, yo que pensaba que se la tiraba). Le digo adiós a Miss y salgo corriendo a casa, libre al fin.

La paradoja de mi vida es que he terminado cayendo en este sitio cuando el primer tratamiento para largo que escribí­ estaba ambientado en el mundo de las ventas y el crecimiento piramidal. Claro que lo que entonces era un drama sobre el acoso moral, hoy es una comedia idiota. Ahora tengo una documentación de primera mano (personajes estructura, ambientación) con la que hacer un pedazo de peli, a poco que sepa transmitir la miseria y la ridiculez de lo que he vivido durante los últimos dí­as.

La verdad es que han sido unos dí­as divertidí­simos. Me he tronchado (por dentro) con las reuniones; la gente, pese al rollo cuasi sectario, era bastante apañada (Miss era un encanto, una tí­a estupenda)y he salido unos dí­as de casa y de la esclavitud del ordenador.

Casi, casi, estoy por deciros que si os topáis con la oportunidad de entrar en esto o en algo parecido, digáis que sí­ con los ojos cerrados, por la experiencia y tal. Pero me da por pensar que quizá eso sea producto del condicionamiento al que he sido inducido durante mis dí­as en La Empresa. Amo tanto el Focoforo que no me gustarí­a que ninguno de vosotros acabase siendo captado.


joooder, me estais descubriendo un mundo maravilloso

Porfirio

ESte hilo es el Se lo que hicisteis de los foros.


yonodio

Cita de: Porfirio en Julio 29, 2009, 08:39:38 AM
ESte hilo es el Se lo que hicisteis de los foros.



Bueno, yo llevo un rato leyendolo (el focoforo este) y ya llevo unas cuantas anotaciones interesantes (un hilo genial sobre emulacion de juegos).

casio

#7
No está mal el foro ese, me gusta más que el Ph. Pero el problema es que ya nos falta inocencia, queridos. Somos demasiado veteranos.


problemaS

Desde cuando es literatura hablar como un monólogo, donde tiene que haber casi casi un chistecito en cada frase?

Me imagino que debe ser el único método para enganchar al lector moderno y su gran capacidad de atención.

De qué hablábamos, por cierto?
No vemos las cosas como son, sino como somos.

Merrick

Veo que te has enganchado al focoforo, Teje. Yo me he registrado con mi mismo nombre, aunque no intervengo prácticamente nada. Hay gente muy graciosa, pero me cuesta entrar porque son en general ultrafanses de cosas como los cómics. Pero muy ultrafanses. Y luego está que allí­ el ritmo es de una intervención cada hora. Viniendo de aquí­ es jodido llevarlo.
SI YORAS PORKE NO PUEDES VER EL SOL LAS LAGRIMAS NO TE DEJARAN VER LAS ESTREYAS XD LOL JAJAJ WAP@ ¡¡!!!!:D

problemaS

El de las ventas de ADSL mola. Yo una vez trabajé con 18 años en una cosa que se llamaba "Lazo Rojo", un rollo de fidelización de ventas en tiendas (si comprabas en tiendas "Lazo Rojo" te daban puntos de regalo). Muy majo el argentino que me instruyó, pero no pasé del entrenamiento.
No vemos las cosas como son, sino como somos.

Merrick

En el focoforo una de las cosas que les da vidilla es tener a Nacho Vigalondo, que informa puntualmente de las novedades en el mundillo de la farándula patria, subsector modernos y chanantes.
SI YORAS PORKE NO PUEDES VER EL SOL LAS LAGRIMAS NO TE DEJARAN VER LAS ESTREYAS XD LOL JAJAJ WAP@ ¡¡!!!!:D

Tejemaneje

Cita de: Merrick en Julio 29, 2009, 10:28:33 AM
Veo que te has enganchado al focoforo, Teje. Yo me he registrado con mi mismo nombre, aunque no intervengo prácticamente nada. Hay gente muy graciosa, pero me cuesta entrar porque son en general ultrafanses de cosas como los cómics. Pero muy ultrafanses. Y luego está que allí­ el ritmo es de una intervención cada hora. Viniendo de aquí­ es jodido llevarlo.

Tiene demasiados subforos para mi gusto, así­ que de vez en cuando me paso y le echo un vistazo a la parte de "últimos debates". Es un foro ingenioso, lo que ocurre es que todos tienen la actitud ingeniosa. Así­ que al final da la sensación de que no hablan entre ellos, sino que escriben sus chascarrillos a ver quién da más. Merece la pena porque hay algunos realmente graciosos, aunque la lectura de varios hilos cansa con esa actitud que parecen tener, que tampoco los he leí­do mucho y a lo mejor me equivoco. Parecen todos cortados con el mismo patrón, o al menos todos quieren estarlo. Es curioso, un foro generalista donde todos quieren ser el mismo forero.

Dan

Cita de: Merrick en Julio 29, 2009, 10:28:33 AM
Hay gente muy graciosa, pero me cuesta entrar porque son en general ultrafanses de cosas como los cómics. Pero muy ultrafanses.

Y qué pasa, eh, qué pasa.

casio

Cita de: Tejemaneje en Julio 29, 2009, 12:19:06 PMParecen todos cortados con el mismo patrón, o al menos todos quieren estarlo. Es curioso, un foro generalista donde todos quieren ser el mismo forero.

¿allí­ tambien todos quieren ser Alvaro? En otro orden de cosas, el nivel me ha sorprendido, para bien. Despues de explorar unos cuantos foros me habia hecho a la idea de que el areopago, por muy apgado que estuviera  era un reducto raro de vida inteligente en la galaxia forera, pero no. Estos están bien. Lo mismo tenemos que hacer como Portugal y España dentro de unos meses.