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ENTREVISTA C

Iniciado por a priori, Mayo 12, 2006, 02:07:07 PM

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Samsagaz

Es un tio.

Bestia a veces, un poco perro, amable convencido, indiferente para algunas cosas.

A mi me parece Dan.

Dark Chaves

La anécdota de la profesora le pega desde luego.


Dan

Pues no. Y yo no soy como Lukera, no juego al despiste traidor. Y siempre he respetado mucho a mis profesores, dentro de lo normal.

Lo que me duele es, en el habitual abanico de posibilidades que se abren, compruebo un "es una chica... no, es Olafo.... no, es Dan".
Me voy a cagar en vuestras muelas.

Glategoja


Dan

Además, yo puesto a joder a un profesor, de crí­o, le jodo algo en el coche. Más de un retrovisor debe su muerte a mi tirahuevos lejano en el tiempo. Coñe ya.

Don Pésimo

Cita de: Glategoja en Mayo 13, 2006, 08:36:36 PM
¿ílvaro?

ílvaro le hubiera introducido una familia de lagartijas por el recto.
Me cago en el Sistema Solar

Bambi

#21
Ya que salgo a relucir, en este sentido, la mayor barbaridad que he hecho con un profesor fue escupirle en la cara. Una profesora de matemáticas. Pero era de un par de cursos por encima del mio y no sabí­a que era profesora. Por aquel entonces, mientras entrenábamos al fútbol, tení­amos la costumbre de escupir en la cara a todo el que pasaba por la verja del campo. En ese momento llegué yo, escupí­, me reí­, y resulta que no era una persona anónima, era una profesora. Hale, bien, alegrí­a. Cómo me cagué en la puta. Recuerdo que las madres de mis compañeros de clase, que no del equipo, les prohibieron a sus hijos hablar conmigo. En fin. ¡Ah! estaba en quinto de EGB. Y entre que empieza el fútbol, pues añadir que en sexto fui bueno. Lo único maloso fue que, cada vez que la delegada, que se sentaba detrás de mi, volví­a a su sitio de apuntar en la pizarra a los que hablaban antes de que llegara el profesor, en ese momento nos poní­amos de pie para entonar el Padre Nuestro y yo sacaba el codo estratégicamente mientras poní­a las manos juntas debajo de la cara para rezar (como se llame esa postura) para tocarle las incipientes tetillas. Dí­a tras dí­a. Lo gracioso es que aún no me masturbaba por aquel entonces, por lo que aquello era puro y duro amor cristiano. Olorcillo a sexualidad y punto. En séptimo ya me la pelaba como un mono y cogí­ el cigarro, los guns n roses y la cerveza y hasta luego Lucas.