Habría que hablar en genérico de la dialéctica de los años 30, porque vaya tela cómo se están cubriendo de gloria algunos, aplicando la vara de medir democráticahucpiguay de 2011 a unos y guardando vergonzoso silencio sobre otras dialécticas. Y no hablo de los puños y las pistolas del amigo Primo, ni de los discursos de ilustres militares o religiosos. Hablo de la CEDA, por ejemplo. Que podríamos hacer un curioso paralelismo estúpido de estos con partidos que entran en las instituciones democráticas pero con la más o menos expresa voluntad de cambiarlas a la que puedan. Igual les suena alguno.