"Las crisis (...) producen (...) insolidaridad y hasta miseria MORAL. Lo peor de todos nosotros emerge en los momentos más difíciles. Como recordaba amargamente el psiquiatra Viktor Frankl tras pasar por los campos de concentración de Auschwitz, Dachau y Theresienstadt: ‘NO fuimos los mejores los que sobrevivimos’. Es lo que tiene la condición humana: el sentido de supervivencia liquida de un zarpazo el siglo de las luces. La razón muere en manos de la pitanza. Pero, hay una aberración mucho MíS sutil que aflora con fuerza (...). Se trata de un discurso con ribetes autoritarios que echa la culpa de lo que nos pasa a la 'arquitectura institucional' (...) como si las decisiones (...) tuvieran que ver con la existencia de un determinado 'modelo de organización' (...). El problema de fondo de este planteamiento procede de nuestras propias dificultades para entender lo que es una sociedad pluralista que responde a las lógicas tensiones sociales (...). NO somos capaces de encauzar el conflicto colectivo, inherente a cualquier sociedad avanzada (...), cuando la política es, precisamente, como decía Isaiah Berlin, gestionar el conflicto que necesariamente surge entre fines, valores e intereses. Si no hubiera conflicto, sostenía el hombre más sabio de su tiempo, no habría política y viviríamos en la Arcadia feliz. Es evidente que NO ocurre eso. Y de ahí la necesidad de salvaguardar el pluralismo como antídoto contra la verdad única. La política no es el problema, es la solución. La tolerancia con las ideas ajenas, sin embargo, se ha convertido en un ESPEJISMO. El sectarismo es la señal de identidad (...), lo cual sólo ensancha los problemas. Incluso se desprecia la política y a los políticos. Desconociendo que son necesarios en cualquier sociedad civilizada. Precisamente, para evitar lo que decía Heine: ‘NO hay que subestimar el poder de las ideas’. Nadie le hizo caso y un siglo después de que pronunciara esas palabras Europa se llenó de totalitarismos. “Los conceptos filosóficos engendrados en el sosiego del despacho de un profesor pueden destruir una civilizaciónâ€, sostenía uno de los mejores exponentes del romanticismo alemán (...). Desde luego que una buena parte de “lo que nos pasaâ€, que decía Ortega, tiene que ver con una generación (...) INCAPAZ de entender el tiempo que le ha tocado vivir. Muchos de los problemas actuales derivan de la degradación de viejos problemas que asomaban la cabeza hace un puñado de años y que nadie los atendió (...). Nada se hizo y ya se sabe que los seres vivos (...) tienden a descomponerse con el tiempo si no se renuevan (...). Responsables (...) también lo son los (...) que se rompían las manos aplaudiendo a los poderosos (...) y muchos otros (...) que nadaron en el cuerno de la abundancia mirando hacia su propio ombligo (...). La crisis (...) es una responsabilidad colectiva; y, por eso, culpar sólo a algunos de lo que nos pasa es un ejercicio harto arbitrario. NO se puede pedir que alguien resuelva nuestros problemas si se es INCAPAZ de organizarse para cambiar las cosas..." {Carlos Sánchez, dixit -elconfidencial.com, 30/09/2012-}
¡Ay, la miseria MORAL!; en los foros de la Red o en cualquier lado en los tiempos que corren, claro está.
Siempre, en cualquier caso, a su disposición.
Jaume de Ponts i Mateu