Es curioso que, ante la reivindicación de la memoria, se exhiban como salvoconductos la inteligencia y el talento. Y es doblemente curioso en una tradición cultural, incluida por supuesto la literaria, que se asienta y tiene su razón de ser en el tópico de la imitación. Es decir, en la repetición del modelo.
A mí me fascina este asunto. Por qué es la pariente pobre de las facultades. Si es la que nos devuelve la imagen en el espejo. La que sabe lo que somos. Y, lo más, la que nos permite avanzar.