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Brexit xit xit

Iniciado por Putas y barcos, Junio 18, 2016, 10:52:01 PM

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Brexit Yes or Not, imagine as you can vote it

que se vayan a tomar por culo pero ya, echando hostias
2 (28.6%)
que se vayan a tomar por culo echando hostias, pero ya
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que se vayan a tomar por culo ya, pero echando hostias
2 (28.6%)
que se vayan a tomar por culo pero echando hostias, ya
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paso de votar, igual que le dan boleto a una diputada para dar penita, te montan un pucherazo y no se van ni con lejía
3 (42.9%)

Total de votos: 7

Votación cerrada: Junio 23, 2016, 10:52:01 PM

javi

Había algo más en Johnson, nuevo, distinto, hasta que caí: desde que los reyes combatían en el campo de batalla y morían con sus soldados no veíamos que un conflicto salpicara a alguien que manda. En 2008 no vimos a un primer ministro ojeroso decir que se había quedado en paro o iba a ser desahuciado de su casa, ni a un primo lejano suyo. Antes sí que caía algún pez gordo de vez en cuando en pleno caos. Héctor, en Troya; Ricardo III buscando su caballo en 1485 (hoy sería "mi reino por una mascarilla"); Francisco I en Pavía en 1525, capturado por un soldado guipuzcoano; o Napoléon III, en 1870, prisionero del ejército prusiano. Su caída dio lugar a la Comuna de París, que suspendió nueve meses los alquileres. Malditos rojos, maquinando maldades desde hace siglo y medio. Luego ya se han perfeccionado las guerras para que no lleguen a los despachos. Que esta haya trepado hasta palacio es una novedad, este bichito es realmente sorprendente, habría que pedirle una entrevista.

https://elpais.com/sociedad/2020-04-14/sueno-con-barcos-piratas.html

Running is life. Anything before or after is just waiting

javi

Los escoceses le dicen a Boris que solicite una prórroga de dos años, ahora que quedan escasas semanas para cumplir ¿tres? del sainete.
Running is life. Anything before or after is just waiting

PP2000

Cita de: javi en Abril 21, 2020, 09:46:34 AM
Los escoceses le dicen a Boris que solicite una prórroga de dos años, ahora que quedan escasas semanas para cumplir ¿tres? del sainete.

dirán que si hay deuda perpetua, también puede haber salidas delclub, idem... meundos piratas, norte-sur tiene la isla esa que pusieron firmes los vikingos, nobles misioneros de paz, como todos sabemos.


PP2000

ushap va a tener que cambiar su paroxístico cierre de sus conocidos negativos balances desde, no se, 2006... al menos en UK
https://twitter.com/AdamWagner1/status/1267105533351297025

Dan

Que dice Boris que vuelvan los trabajadores europeos, que han hecho cuentas y siempre nos han querido mucho.

k98k

Que son como los catalinos, que solo quieren lo bueno, lo malo para los demás.

PP2000

Cita de: Dan en Junio 04, 2020, 08:40:46 AM
Que dice Boris que vuelvan los trabajadores europeos, que han hecho cuentas y siempre nos han querido mucho.
sobre todo a los españoles, polacos, y ya por los eslavos con pasaporte UE es que mea cococola (y con menos de 40, yo además me las rufaba a TODAS, sin dosseir ni nada -yo estuve allí-)

javi

XVF, en El País, recordando que estos se fueron porque la UE les robaba...

Todo empezó con mentiras. Pero el Brexit se ha convertido ya para los británicos en una especie de negocio de las cabras de Roberto. Este pretendía enriquecerse cambiando dos cabras blancas por una negra: era una astucia basada en la necedad de desconocer que el valor de ese animal no depende de su color.

Los propagandistas del Brexit acentúan hoy el objetivo político de la soberanía nacional por encima de cualquier otro.

Pero en la campaña Leave del referéndum de 2016 agudizaron el argumento económico: solo que entonces la astucia era una simple falacia. Recuerden el lema de Boris Johnson: "Cada semana enviamos a la UE 350 millones de libras que se podrían destinar a la sanidad pública", rezaba el cartel de su autobús mitinero.

Las cifras oficiales certificaban lo contrario. El cálculo correcto para el concepto "enviamos" debería haber sido la aportación neta a las arcas comunes: o sea la contribución bruta (los 350 millones) menos la devolución del "cheque" de Margaret Thatcher, cantidad a minorar por los fondos del presupuesto comunitario revertidos a programas para el Reino Unido.

En 2014 ese saldo neto alcanzaba 9.872 millones de libras anuales, unos 190 millones por cada una de las 52 semanas, apenas poco más de la mitad de los proclamados 350 millones.

Aquel episodio reinflama los ánimos de empresarios y activistas. Porque el Gobierno acaba de reeditar este mes un pormenorizado estudio (The border with the European Union), cuya anterior edición, de octubre pasado (HMRC impact assessment for the movement of goods if the UK leaves the EU without a deal) ya hizo furor.

No porque calculase los magnos costes macroeconómicos de un Brexit sin pacto, sino porque se centraba en un único detalle: los más mínimos costes micro del papeleo burocrático para las empresas que comercian exclusivamente con la Europa continental, unas 245.000. Ese detalle, que siempre solivianta a un buen británico de alma liberal.

El informe define que la documentación aduanera a presentar en frontera incluirá las certificaciones de exportaciones e importaciones; declaraciones de IVA y accisas (impuestos especiales sobre alcohol, tabaco y energía); seguridad y sanidad, y que ascenderá a 215 millones de formularios al año.

Pese a que se prometen "facilidades" a los empresarios privados, estos costes administrativos serán ingentes, 7.500 millones de libras anuales. Claro está, a cada lado de la frontera, pues otros tantos serán soportados por los comerciantes europeos que hagan intercambios con la isla (la equivalencia de cuantía es obvia: a cada importación le corresponde una exportación en sentido inverso).

También el sector público pagará su factura, por ejemplo, al contratar a 50.000 vistas aduaneros. Así que el coste burocrático británico total crecerá. El de las autorizaciones públicas "ascenderá al menos a 3.000 millones anuales; o sea, en total 10.000 millones al año... 192 millones de libras semanales", calcula el profesor de la Universidad de Londres Richard Murphy, experto en evasión fiscal. "Escribidlo en un cartel del autobús", concluye, irónico.

En suma: solo el mayor coste del papeleo anula la ventaja de eliminar la contribución neta a la UE. Y mientras aquel es inútil, esta reportaba beneficios.

La razón de que estas cifras reverdezcan ahora es que el Gobierno de Boris Johnson ha lanzado una intensa, y cara, campaña propagandística (4.500 millones de libras) para convencer del Brexit al 61% de los empresarios que ni siquiera han procurado informarse sobre el escenario de un no-acuerdo final, como tampoco ha hecho el 74% de los ciudadanos en general. Apenas un 20% se interesa en concreto por las consecuencias de la deriva secesionista.

La campaña es robusta y persigue un clímax trepidante, como traslucen los títulos de sus cuatro fases hasta el inicio del año próximo: "Empujar"; "golpear y atemorizar"; "sortear los daños"; y "nuevas oportunidades". Pues eso, algunos han escogido contraponer los datos numéricos a la presión del huracán sentimental.
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Dan

La ministra de Pesca británica no se leyó el acuerdo de pesca porque estaba preparando el Belén. Prioridades.

https://www.theguardian.com/politics/2021/jan/13/fisheries-minister-admits-not-reading-brexit-bill-as-she-was-at-nativity

Ahora los pescadores, unos de los más fieles seguidores del Brexit, están que echan chispas y perdiendo pasta a paladas cada día que pasa.

PP2000

Mejor parecer pánfila que hijadeputa (el acuerdo se había quedado sin margen para victorias sectoriales)... Ayuso rules!

Dan

Pero sin pasarse, joder.

Don Pésimo

Es obvio que el prusés y el brexit han favorecido la selección natural. La próxima ministra de pesca toca ya que sea una vieira.
Me cago en el Sistema Solar

javi

El tema pesca era línea roja para los brits, se supone que el acuerdo es por unos ¿cuatro? años y se renegociará más adelante el acceso a caladeros británicos.

O eso anunciaban los días previos.
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javi

https://www.elcorreo.com/internacional/union-europea/britanicos-pagan-precio-20210131190222-ntrc.html

Los británicos pagan el precio del Brexit

Productos más caros, contenedores pudriéndose en los puertos, cargos desorbitados al realizar compras por internet y, sobre todo, montañas de burocracia que han enterrado a multitud de pequeñas empresas. Reino Unido comienza a sufrir la ruptura


PAULA ROSAS
Domingo, 31 enero 2021, 07:56
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Simon Spurrell tenía previsto invertir este año un millón de libras en un nuevo centro logístico para su negocio de venta de quesos y duplicar la plantilla contratando a una veintena de personas más. Desde que tradujo la web de su empresa al francés y al alemán hace un par de años, las ventas marchaban viento en popa. Ahora, obligado por el Brexit que entró en vigor el pasado 1 de enero, esa inversión va a tener que hacerla en algún país de la Unión Europea si quiere poder seguir atendiendo a los clientes que se había procurado en el continente. La nueva normativa sanitaria le ha dejado hasta el momento un agujero de 250.000 libras, el 20% de todo su comercio 'online'. «Nos han apagado la luz. Ahora mismo solo veo oscuridad», se lamenta, descorazonado.

Se cumple un mes desde que Reino Unido soltara amarras definitivamente de la Unión Europea, y los efectos del Brexit han dejado de ser una entelequia para convertirse en una incómoda realidad que los británicos están ya sintiendo en su día a día y en sus bolsillos. Productos más caros, contenedores pudriéndose en los puertos, cargos desorbitados al realizar compras por internet, retrasos en la cadena de suministros y, sobre todo, montañas de burocracia que han enterrado a multitud de pequeñas y medianas empresas como la de Spurrell.

«Para exportar a la UE ahora necesitamos el EHC, un certificado sanitario que emiten los veterinarios y que cuesta 180 libras. Pensábamos que solo habría que añadirlo en la venta mayorista pero, para nuestra sorpresa, también lo exigen para las ventas minoristas», denuncia el propietario de Chesire Cheese Company. ¿Qué supone esto en la práctica? Pues que si su empresa vende a un alemán o a un francés por internet un queso que vale 4,99 libras, para poder enviarlo tendrá que adjuntar ese documento sanitario, lo que hace la venta inviable. Desde Macclesfield, en el condado de Chesire, Spurrell explica por teléfono que la única solución que le han ofrecido los funcionarios del Ministerio de Agricultura es la de crear un centro logístico en Europa.

La promesa de Boris Johnson y los partidarios del Brexit de acabar con la burocracia europea y atraer inversión una vez que Reino Unido volara libre no se ha materializado, más bien todo lo contrario. «La tragedia -y lo absurdo- de la situación», afirmaba la semana pasada en un editorial el diario 'The Guardian', es que la única burocracia que no quiere ver el primer ministro es la que «ha impuesto él mismo».
El desencanto de la pesca

Lo saben bien en uno de los sectores que más se movilizó a favor del Brexit y que ahora ha despertado en la cruda realidad de sus consecuencias: la pesca. Los retrasos en las aduanas se han convertido en la pesadilla de los exportadores de pescado y marisco, que la semana pasada se manifestaron en el centro de Londres con sus camiones frigoríficos. Cansados de esperar, muchos compradores europeos están buscando pescado en otra parte. Los pescadores se sienten ahora traicionados por su gobierno y muchos se arrepienten de haber apoyado la desconexión.

La «traición» ha llegado incluso a uno de los símbolos nacionales, el 'fish and chips'. El 'Kirkella', el barco que captura alrededor del 10% del pescado que se vende en estos tradicionales locales de comida rápida, lleva amarrado desde primeros de diciembre en Hull porque su zona de pesca está en aguas noruegas, y Reino Unido no ha negociado un acuerdo post-Brexit con este país extracomunitario. Las 700 toneladas que captura en cada viaje se están ahora sustituyendo por importaciones de Islandia y Noruega. Su primer oficial, Charlie Waddy, que votó a favor del Brexit, ha cambiado ahora de opinión y ha reconocido en 'The Times' que, en realidad, «fue la decisión equivocada».

Los productores de carne se están encontrando con el mismo problema. La complejidad del papeleo y los retrasos en las fronteras han provocado pérdidas millonarias. «Cada hora que un camión con una carga de carne se retrasa», denuncia la principal asociación sectorial, los pedidos pierden valor, se cancelan o acaban en el vertedero. Es lo que le ha ocurrido a Tony Hale, que ha tenido que destruir cinco contenedores de carne que se pudrieron en la aduana de Rotterdam por los retrasos. Según contó a la BBC, tampoco podían mandarlos de vuelta a Reino Unido porque «no tenían los documentos necesarios para hacerlo».

Pero todo es incluso susceptible de empeorar a partir del verano, cuando se acabe la moratoria de seis meses impuesta por el Gobierno británico, y las aduanas del país empiecen a pedir el mismo certificado sanitario para las importaciones de productos frescos que ahora exige la UE. «La solución que ofrecen es la reciprocidad, el 'vamos a hacérselo también a ellos', pero en lo que se traduce es en que vamos a tener menos libertad de elección y productos más caros», denuncia el fabricante de quesos Spurrell.

En el caso de Irlanda del Norte, donde algunos supermercados han registrado desabastecimientos en las primeras semanas tras el divorcio, la situación es aún más compleja. El acuerdo del Brexit mantiene a este territorio británico dentro del mercado común y crea una suerte de aduana con el resto de Gran Bretaña.

El protocolo ha generado paradojas como la que se han encontrado los pescadores del lago Neagh, el más grande de Irlanda del Norte: sus famosas anguilas no se pueden ya vender en el resto del país porque la UE considera que están amenazadas y ha prohibido su exportación a países terceros. Además, a partir de marzo, mandar carne o queso de Manchester a Belfast, por ejemplo, requerirá el mismo certificado sanitario que si se envía a Madrid.

Un camionero turco bebe té junto a su trailer frigorífico estacionado en el puerto de Dover, mientras se resuelve la madeja de permisos necesarios para llevar su carga a destino.
Un camionero turco bebe té junto a su trailer frigorífico estacionado en el puerto de Dover, mientras se resuelve la madeja de permisos necesarios para llevar su carga a destino. / AFP

Pero no solo las empresas han empezado a sufrir las consecuencias del Brexit. Muchos consumidores británicos ya sienten en la cartera lo que significa no pertenecer al mercado común. Desde el inicio de la pandemia, Helen Kara ha descubierto una nueva afición para luchar contra las largas y aburridas noches de confinamiento: los puzles. «Es una actividad que me relaja», explica por teléfono desde su casa de Uttoxeter, en el corazón de las Midlands inglesas. Sin embargo, la web que le ha suministrado los rompecabezas desde la pasada primavera, radicada en Francia, advierte ahora que, «debido a la incertidumbre relacionada con el Brexit», no aceptan, por el momento, nuevos pedidos desde el otro lado del Canal de la Mancha.

No es la primera experiencia desagradable con la que se topa desde enero. Hace dos semanas, la empresa de transportes UPS le reclamó 92 libras (103 euros) para poder entregarle unas sábanas que había comprado el 30 de diciembre en una página web con dominio británico -como la de los puzles-, pero cuya empresa está radicada en Alemania. El desglose de la cantidad, que equivalía a un tercio de lo que había costado la compra, incluía el impuesto de importación, una tasa administrativa y la recaudación del IVA británico. «En ningún sitio del email que recibí con la compra se especificaba que no fuera una empresa británica», se queja Kara.
Quejas de compradores

Las redes sociales están llenas de quejas de compradores que, como esta investigadora, se han topado con la dura realidad del Brexit a golpe de click. Pierre, un francés afincado en Londres desde hace años, gastó a principios de enero 180 libras en una web de ropa infantil gala, donde ya había comprado antes prendas para sus hijos. Esta vez UPS le pedía 97 libras por el IVA y el impuesto de importación. Decidió devolver la compra. «Pensaba que el acuerdo aduanero que se alcanzó en Navidad cubriría todo esto, pero resulta que no. Te hace preguntarte qué es lo que hay realmente en el acuerdo», explica por teléfono.

Efectivamente, el pacto alcanzado in extremis entre Reino Unido y la UE en diciembre evita los aranceles y las cuotas. Pero los británicos tienen que pagar ahora un impuesto de importación que, dependiendo del producto, puede ascender hasta el 25% de su valor, y que se aplica a todas las compras realizadas fuera de su país por valor superior a 135 libras. Y no solo a las compras, también a los envíos de efectos personales e incluso a los regalos que cuesten más de 39 libras. Todas esas importaciones están ahora sujetas además al Impuesto de Valor Añadido británico, con los que los consumidores se encuentran con que a veces pagan este impuesto doblemente, tanto en el lugar de origen de la mercancía como en el de destino.

«Es todo un disparate», se lamenta Helen Kara. «Nunca hubo un plan para el Brexit, y ahora lo estamos viendo».
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