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hilo de VOX.

Iniciado por Greñas, Diciembre 04, 2018, 11:27:28 AM

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yonnon

Vox o la brutalidad política

Lo llaman populismo y no lo es. Vox es otra cosa. Es el producto de la implosión de una derecha sociológica atemorizada por los cambios culturales del siglo XXI. Y, también, de un apoliticismo transversal que aglutina una multiplicidad de malestares frente a la hegemonía intelectual de la izquierda. La suma de ambos vectores desemboca en una épica de combate ideológica que busca obsesivamente el orden moral y la unidad política. ­Estamos, por tanto, ante un fenómeno que va más allá del populismo. No hay que olvidar que este quiere reconstruir la democracia haciéndola plebeya, minorando el peso formal de la legalidad y reduciendo la institucionalidad mediante el fortalecimiento del liderazgo. En realidad, el populismo no cuestiona la democracia, sino que quiere maximizarla mórbidamente y reducir el peso del liberalismo en su legitimación.

Vox, como el Frente Nacional, el Partido de la Libertad, Amanecer Dorado, Alternativa para Alemania, la Liga Norte y tantos otros movimientos surgidos en los últimos años en Europa, va mucho más allá del populismo. Defiende una democracia arcaica y antiliberal. Invoca un comunitarismo sentimental que funda en una idea absoluta de nación-Estado. Y quiere, para ello, brutalizar la política democrática. Anularla mediante el silenciamiento de la alteridad y la tolerancia, conceptos que desprecia porque debilitan la dialéctica amigo-enemigo sobre la que quiere refundar una política desnuda de complejos liberales y socialdemócratas. El objetivo es preservar el orden político y moral de la comunidad. Lo demás, la democracia, el liberalismo o los derechos, es lo de menos, pues reviste una instrumentalidad que puede ser excepcionada si el orden se ve amenazado.

Su arcaísmo radica en desterrar la racionalidad política weberiana por su asepsia ideológica y su frialdad sin testosterona. Reclama un lenguaje desprejuiciado que combata el respeto al otro porque no merece ni siquiera su tolerancia. De ahí su brutalidad política, expresión que acuñó George L. Mosse, y que podríamos equiparar a una empatía cero que impide el pacto o el consenso por principio. Si la otredad es inaceptable moralmente, entonces, al otro sólo se le puede someter al negarle su legitimidad para ser un interlocutor con el que negociar. Y es que el objetivo final es preservar el poder indiviso sobre el que pivota la comunidad. Un poder unitario, que no nace de pactos ni consensos. Surge de la historia. No se instrumenta en derechos, sino que es derecho y gira alrededor de mitos patriarcales que ensalzan las creencias, la autoridad, la familia o la propiedad.

Cuando hablamos de Vox y de sus homólogos europeos estamos ante una respuesta agresiva y reactiva frente a un estado de cosas que provoca la posmodernidad y sus imágenes de pluralismo, heterodoxia, fragmentación y relativismo. Una apelación a la restauración del orden roto mediante el combate de lo que cuestiona o fragmenta la totalidad. Estaríamos ante la respuesta de una identidad amenazada alrededor de un comunitarismo radicalizado por culpa de una democracia liberal transformada en racionalidad instrumental. Hablamos de una especie de ontología fanática que hurga en el inconsciente colectivo para resucitar mitos como la conquista de Granada, la hispanidad, la reconquista o la expulsión de los judíos y moriscos, y con los que se invoca una Arcadia nacional deformada por agentes nocivos que han corroído las esencias de lo añorado. Mitos que replican sus socios europeos y que invocan una idea histórica de Europa, blanca y cristiana, enfrentada al nihilismo, al igualitarismo, al islam y a las amenazas orientales o africanas que asedian la civilización europea. En fin, una idea que piensa que la eternidad y sus mitos están de su lado.

Vox y los otros partidos europeos que sintonizan con él responden a un común denominador: el colapso de una derecha que ha mutado en un fenómeno ideológico que retrotrae su ADN a un siglo atrás. A 1919 y a esa Konservative Revolution alemana que desestabilizó la trayectoria de la república de Weimar desde sus comienzos. La mayoría de las formaciones de extrema derecha europeas beben de sus fuentes a partir de las coordenadas de la Nouvelle Droite impulsada por intelectuales como Alain de Benoist o Armin Mohler. Sus ideas cobraron forma en 1968 a través del Groupement de Recherche et d'Études pour la Civilisation Européenne. Lo hicieron con el propósito de influir en la derecha europea y desarrollar una batalla cultural que la rearmara ideológicamente contra la hegemonía intelectual del liberalismo decadente de la posguerra y de la izquierda, marxista o no. Un rearme ideológico que se ha mantenido latente durante varias décadas, pero que ha encontrado su oportunidad a partir de la crisis económica del 2008 y la quiebra de los reaseguros sociales y culturales que han desestabilizado la viabilidad de la democracia liberal en toda Europa.

Cien años después, una nueva revolución conservadora se está gestando en el continente. Arranca con una batalla del lenguaje que adopta un estilo sin complejos, basado en mitos que prescinden de cualquier diferencia entre lo verdadero y lo falso. Un lenguaje militarizado con el estruendo de un bombardeo de insultos, emociones y metáforas que destruyen el respeto y la educación para quebrar el espinazo analítico del interlocutor, conectando directamente con la verborrea völkisch que alimentó la base social de la Konservative Revolution. Y todo ello, al servicio de una refundación orgánica del poder que ideologiza su experiencia y la proyecta violentamente sobre el causante de su decadencia moral: ese moderantismo que, con su relativismo y su nihilismo, habría traicionado a la nación, neutralizándola y apuñalándola por la espalda con su tecnicismo y racionalismo legal. Cien años después, un fascismo posmoderno inicia su andadura en busca de una nueva eternidad. Esa es la diferencia con el populismo y la urgencia de ponerlo en evidencia.
Konservative Revolution

En enero de 1919, Alemania estrenaba gobierno. Socialdemócratas, centristas y liberales formaron la coalición de Weimar con el fin de construir una democracia liberal a partir del consenso y las reformas. Aquella búsqueda de centralidad y moderación encontró su mayor enemigo en la Konservative Revolution que defendían pensadores como Spengler, Von Salomon, Moeller van den Bruck, Benn, Jünger o Heidegger, entre otros. Uno de ellos la describió como "el retorno al respeto de las leyes y valores elementales sin los que el individuo es alienado de la naturaleza y de Dios al ser incapaz de establecer un orden verdadero. Frente a la igualdad, la persona; frente al socialismo, una sociedad jerarquizada; frente a la selección mecánica, el liderazgo orgánico; frente a la burocracia, el poder genuino; frente a las masas, los derechos de la nación". En 1934 había sido deglutida por el nazismo, y la república de Weimar, también.


https://www.lavanguardia.com/opinion/20190119/454199430391/vox-o-la-brutalidad-politica.html
desde el momento que se destruye la reputación del que disiente, se cierra la boca al que tiene otra opinión, se censuran las voces disonantes y se instaura un relato único, desde ese momento ya no es ciencia, es propaganda.

yonnon

Y la replica al anterior:



El artículo que José María Lasalle escribió en La Vanguardia esta semana sobre VOX resulta muy interesante por lo que refleja de la forma de pensar de las élites en España. Siempre que puedo leo el periódico del conde de Godó por un motivo bien simple: La Vanguardia es el heraldo de los que siempre mandan, la Voz de su Amo. El olfato de sabueso de esta dinastía condal catalana nunca ha errado a la hora de mover la colita, lamer la mano poderosa y acogerse a una buena sombra; es tarea harto compleja mantener y una inquebrantable adhesión a quien gobierna sin que se le pille nunca con el paso cambiado. En este sentido, no hay que regatearle su mérito al rotativo barcelonés; de ahí que lo que en sus páginas se escribe sea un anticipo del porvenir y un reflejo de lo que se decide en aquellas esferas cuya música nos resulta inaudible a los mortales de a pie.

El artículo, escrito en politiqués académico, se titula Vox o la brutalidad política y, evidentemente, no resulta ni favorable ni comprensivo con la formación de Santiago Abascal. Lasalle, además, fue un miembro muy destacado de la administración Rajoy y es uno de los prototipos de hombre del establishment. Por lo tanto, el papelito tiene mucho interés como reflejo de un estado mental, de una forma de ver la realidad, de una concepción de la política que es la que rige por ahora en todo Occidente. Si el lector se dota de la santa paciencia necesaria para soportar su lenguaje hierático de universitario yanki, verá que hay motivos dignos de estudio (y hasta de psicoanálisis) en el texto que ahora trataremos de explicar en román paladino, en español demótico.

Una de las acusaciones contra VOX que más llama la atención es la que achaca a este partido el propósito de «reconstruir la democracia haciéndola plebeya». Que uno sepa, por lo menos hasta que el señor Lasalle escribió esta frase, la democracia era plebeya por naturaleza, etimología y sentimiento: el régimen del poder del pueblo, aquel en el que los plebeyos participan en igualdad de condiciones con los patricios en el gobierno de la cosa pública. Pero en todo el artículo se advierte una patrimonialización de la democracia por la élite, reducida sólo a lo que cabe dentro del consenso liberal y socialdemócrata, y todo lo que se sale de ello, todo lo que no les gusta a los eupátridas, no es democracia. Los señoritos de Bilderberg hablan mucho de igualdad, pero

Cuando la criada les sale respondona y vota lo que el amo no quiere se los llevan los demonios.

cuando la criada les sale respondona y vota lo que el amo no quiere se los llevan los demonios. La principal igualdad de todas, la política, se escamotea una y otra vez en los laberintos de las instancias internacionales y tecnocráticas. Nunca se ha hablado tanto de igualdad y pocas veces ha sido ésta tan arrebatada al pueblo en su ámbito esencial, el de la decisión política. El We The People que encabeza la Declaración de Independencia de los Estados Unidos ahora se le atraganta a esta oligarquía, en pleno interludio Trump, cuando el pueblo americano se ha tomado en serio su poder y su capacidad de decidir por sí mismo. Pero tan revelador como este desprecio del elitista por el pueblo, es la primera parte de la frase: «reconstruir la democracia», extraordinaria confesión de parte, quizás un lapsus freudiano. Sólo se reconstruye aquello que ha sido destruido. Lasalle afirma que VOX pretende reconstruir una democracia plebeya; es decir, restaurar una democracia verdaderamente democrática que ellos, la élite, han destruido. Sin duda, el señor subsecretario tiene razón. El proyecto esencial de los partidos como VOX, AfD o Fidesz es devolverle al pueblo, a la nación, la soberanía perdida, entregada por las élites a entidades internacionales a las que nadie elige.

A lo largo de la lectura del texto uno de da cuenta de que hay una distancia insalvable entre liberalismo y democracia, que es el pueblo el que se tiene que amoldar a los deseos de sus oligarquías liberales y que, en caso de duda, el liberalismo debe imponerse a la democracia.

Al paso que van, dentro de poco nuestros plutócratas pedirán la restauración del sufragio censitario.

Al paso que van, dentro de poco nuestros plutócratas pedirán la restauración del sufragio censitario. Por supuesto, el gobierno de la élite es pura «racionalidad política weberiana» cuyos caracteres esenciales son «su asepsia ideológica y su frialdad sin testosterona». Lasalle sabe bien de lo que habla, pues fue subsecretario en el Gobierno Rajoy, el del índice glandular más bajo de toda la historia de España: un auténtico harén de eunucos políticos. En definitiva, tecnocracia sin alma. Frente a ellos y sus números, los movimientos identitarios son unos molestos plebeyos que se atreven a irrumpir a gritos en los clubes de la élite.

La testosterona anda ahora muy desprestigiada, pero los ejemplos históricos nos demuestran que hacen falta considerables dosis de ella para salir adelante de las crisis, tanto grandes como pequeñas. Está muy relacionada con algo que Weber analizó y que el señor Lasalle, si lee algo más que las solapas de los libros, debe conocer: se llama carisma y es fundamental en la legitimación política. Por otro lado, la asepsia ideológica, vulgarmente conocida como falta de principios, caracteriza sin duda a la Europa política actual, simple consorcio de negocios de la plutocracia globalista. Frente a este poder sin nombre y sin cara, al que representa y defiende el señor Lasalle, se han alzado movimientos populares en todo el continente que suponen, según el autor, «una respuesta reactiva y agresiva frente a un estado de cosas que provoca la posmodernidad y sus imágenes de pluralismo, heterodoxia, fragmentación y relativismo». Esto es un genuino wishful thinking: los movimientos identitarios son pura posmodernidad, un resultado de ella y no una reacción. Me explico: precisamente porque el consenso socialdemócrata-liberal era preposmoderno, su ruptura ha ocasionado que la heterodoxia se manifieste no en la corrección política del discurso dominante, sino en su contestación. Lo incorrecto es lo posmoderno por antonomasia. Es en el mundo líquido de la posmodernidad cuando ha surgido la necesidad de lo sólido: de lo premoderno.

Suena a conformista, bienpensante y rancio el liberalismo y su chacha, la socialdemocracia.

Si algo suena a conformista, bienpensante y rancio es el liberalismo y su chacha, la socialdemocracia, cada vez más vieja, inútil y artrítica. Es su mundo el que se acaba, no el de las identidades, que responden vigorosamente a las exigencias de la posmodernidad; por eso son populares. Quien no ha sabido comprender ni reaccionar frente a la nueva era cultural es el consenso del 45.

El origen del movimiento identitario no está en una respuesta a la posmodernidad, sino en una reacción contra el hurto de la soberanía política y económica de las naciones. Y, sobre todo, en el evidente declive económico de las clases medias y bajas en Europa, producto de la liberalización mundial de los mercados y de los intereses de las oligarquías, que para competir con las potencias emergentes han iniciado un proceso de pauperización progresiva de las capas populares de la UE, hasta ahora protegidas por un Estado del Bienestar que cada vez es más imposible. El sueño socialdemócrata se ha hecho pedazos en Taiwán, en China, en Hong Kong, en Bangladesh. Por eso surgieron las políticas de extinción demográfica, auspiciadas por la ONU y la UE, y se fomentó la emigración de reemplazo para sustituir una población nativa, cara e insatisfecha, por un aluvión de recién llegados a los que se les pueda pagar sueldos como los de Sureste asiático. Es esto, y no ninguna insatisfacción cultural más propia de universitarios ociosos, lo que ha originado la crisis del régimen establecido tras la Segunda Guerra Mundial. 

Si existe alguna brutalidad política en Europa, es la de las élites, que han condenado a la población nativa y a las clases medias a formar un precariado sin futuro y sin esperanza. Y, encima, tiene la plutocracia el descaro de ofenderse porque sus víctimas tengan la insolencia de protestar y de defenderse. Los usureros claman con dengues y melindres de novicia contra el nacionalismo de la gente que defiende su trabajo, su país, su hogar y sus derechos.

Tan odiosa como la tiranía económica de las élites es su pretendida superioridad moral.

Tan odiosa como la tiranía económica de las élites es su pretendida superioridad moral, esa hipócrita mezcla de buenismo friendly, caridad mafiosa de oenegé y limosnas de multimillonario pijo en Nepal o Zimbabue. Eso sí, a los obreros y trabajadores nativos que les den... Es de la Europa olvidada, del norte francés arrasado por las deslocalizaciones, por ejemplo, de donde sale la protesta que nutre al Frente Nacional.

En el origen de VOX ve Lasalle «el producto de la implosión de una derecha sociológica atemorizada por los cambios culturales del siglo XXI. Y, también, de un apoliticismo transversal que aglutina una serie de malestares frente a la hegemonía intelectual de la izquierda. La suma de ambos vectores desemboca en una épica de combate ideológica que busca obsesivamente el orden moral y la unidad política». Disculpe el lector paciente tan larga cita en politiqués. Si en el origen de VOX Lasalle ve esto, sin duda ha estado viviendo el ci-devant subsecretario en una realidad paralela, en la misma Babia política por la que vagaban Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y toda aquella tropilla de abogados del Estado. VOX surge como producto de la cobardía y la ineficacia del gobierno del Partido Popular a la hora de combatir la secesión catalana. Recordemos que gracias a VOX están los sediciosos en la cárcel y listos para ser juzgados en breve tiempo. Nada, pero nada de nada, fue lo que hicieron los instrumentales tecnócratas de Génova, 13 para salvar la nave del Estado. VOX surge como un movimiento patriótico de defensa de la nación y también se ha convertido en el único valedor de la igualdad entre todos los españoles, sin distinción de sexo ni de territorio. Abascal es un jacobino de derechas, un demócrata esencial.

Como remate, Lasalle se enreda en las influencias de la Nouvelle Droite francesa y la Konservative Revolution alemana en VOX. Si, simplemente, el señor subsecretario de Cultura no leyera de oídas, sabría que nada es más opuesto al comunitarismo antiliberal y federalista de Alain de Benoist que el Estado unitario y el capitalismo popular de Abascal. En cuanto a la enemistad política schmittiana, no es VOX quien la predica, sino los separatistas vascos y catalanes y los neoestalinistas de Podemos, en quienes Schmitt ha encontrado sus mejores discípulos. Y para «verborrea völkisch», lea el señor Lasalle alguna joya de la prensa secesionista para hacerse una idea exacta. VOX, sencillamente, responde al reto que se ha planteado por una banda de traidores a la nación con liderazgo y testosterona, toda la que le falta al resto del espectro político.

En fin, con semejantes analistas, no es de extrañar que VOX les sorprenda un día sí y otro también. El desprecio de la élite economicista por los mitos y los sentimientos en la política, por la necesidad antropológica de una identidad, es lo que está llevando a la ruina la dominación política de la plutocracia no sólo en Europa, sino en todo el mundo. Lasalle condena el «lenguaje desprejuiciado» de los movimientos identitarios y su anclaje en la Historia y en las tradiciones. Es decir, el señor Lasalle no sabe qué es un pueblo y cómo se llega a él. Estas son nuestras élites, que desprecian cuanto ignoran. Así les va.


https://elmanifiesto.com/tribuna/284745752/Jose-Maria-Lasalle-y-las-elites.html
desde el momento que se destruye la reputación del que disiente, se cierra la boca al que tiene otra opinión, se censuran las voces disonantes y se instaura un relato único, desde ese momento ya no es ciencia, es propaganda.

Lacenaire

Empieza quejándose del dispensado de carnets de demócrata para pasar a dispensarlos él, no sabemos muy bien en virtud de qué.

zocas


La réplica es muy muy buena en su primera media parte ... y luego deriva hacia típica bazofia local

con las trampas usuales: mezclar movimientos distintos que se alimentan de un -ciertamente- mismo ambiente, y decir que su novio, del que está enamorao (VOX) tiene algo que ver con lo que ha dicho al principio más allá de pescar en río revuelto

en fin, muy bien analizado el ZeitGeist, pero ná de ná cuando llega al final

el problema gordo que tenemos es que nuestros supuestos derechistas de la derecha hispano-suiza-londinense-norteamericana pretenden engañarnos con un par de corridas de toros y dos pasos de semana santa y salir a cazar conejos, ya con escopeta ya con otras artes

la diferencia entre nuestros jauntxos/señoritos es estética

VOX es un engañabobos exactamente igual que el tramposo Trump o la impresentable señora Hillary

Total, lo de siempre, pero en versión local: -me caen mal los catalanes, -hace tiempo que no mojo -estoy jodio en el curro -que os den a todos por culo -voto a Abascal

Y luego a todos estos lacayos que se la chupan a la clase dirigente "inside the Beltway" ... les habla de que el objetivo como Nación es fomentar la Demanda Nacional subiendo los salarios bajos (pues con ese dinero no te puedes comprar ni un Mercedes ni ir a veranear a Bora-Bora es decir ese dinero circula aquí y sirve para pagar a gente de aquí) ... y -esta noche torea manolete y he visto a una rubia muy buena que no parece española sino alemana, y para qué tendremos que construir submarinos en Murcia si los fabrican los alemanes y los pagaríamos con el dinero que le sacamos a los pecheros y sois unos ilusos si queréis sacarles dinero a las empresas tochas de mi primo de California     

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El aniversario de la Bripac

Tejemaneje

Cita de: m.y.e.u. en Febrero 01, 2019, 05:52:17 PM
-Vamos a poner una fecha para la asamblea general
-23F!
-No hay huevos


Abascal convoca el 23-F una asamblea general de Vox para modificar los estatutos

Empiezan ya a trollear a la prensa políticamente correcta, es decir, casi toda, con los anzuelos a modo Trump.

BIEN.

ushap

Cita de: Tejemaneje en Febrero 02, 2019, 11:34:14 AM
Cita de: m.y.e.u. en Febrero 01, 2019, 05:52:17 PM
-Vamos a poner una fecha para la asamblea general
-23F!
-No hay huevos


Abascal convoca el 23-F una asamblea general de Vox para modificar los estatutos

Empiezan ya a trollear a la prensa políticamente correcta, es decir, casi toda, con los anzuelos a modo Trump.

BIEN.


Lo de trollear no lo veo mal, pero,... por favor, que aparten o jubilen a algunos de sus voceros, empezando por Alicia Rubio, porque por ahí van a perder miles de votos. Y que conste que no les voy a votar, pero no puedo evitar sentir cierta curiosidad por ver las hipotéticas reacciones del PP si VOX y ciudadanos le comen casi toda la tostada electoral y lo llevan al ostracismo político... ya mismo, a corto plazo.

Glatts

Esto me recuerda a cuando los niños le cortan el rabo a una lagartija para comprobar si sigue moviéndose.

Tejemaneje

Cita de: ushap en Febrero 02, 2019, 11:48:32 AM
Cita de: Tejemaneje en Febrero 02, 2019, 11:34:14 AM
Cita de: m.y.e.u. en Febrero 01, 2019, 05:52:17 PM
-Vamos a poner una fecha para la asamblea general
-23F!
-No hay huevos


Abascal convoca el 23-F una asamblea general de Vox para modificar los estatutos

Empiezan ya a trollear a la prensa políticamente correcta, es decir, casi toda, con los anzuelos a modo Trump.

BIEN.


Lo de trollear no lo veo mal, pero,... por favor, que aparten o jubilen a algunos de sus voceros, empezando por Alicia Rubio, porque por ahí van a perder miles de votos. Y que conste que no les voy a votar, pero no puedo evitar sentir cierta curiosidad por ver las hipotéticas reacciones del PP si VOX y ciudadanos le comen casi toda la tostada electoral y lo llevan al ostracismo político... ya mismo, a corto plazo.

Alicia Rubio se ajusta perfectamente a lo contrario, ganar votos antifeministas con un discurso sencillo, es decir, evitando la argumentación larga y elaborada al estilo del youtuber famoso, sino mediante lemas para un público amplio (siendo además mujer y madura y de físico normal). Me parece una elección acertada desde el punto de vista voxiano para el plazo inmediato.

Yo preferiría la ilustración, pero la ilustración fue UPyD o el Ciudadanos minoritario. Voté a ambos. Los primeros desaparecieron y los segundos han virado de forma rapidísima y para mí impresentable hacia la corrección política.

Así que al barro.



Tejemaneje

Cita de: Kamarada Garvey en Febrero 07, 2019, 12:15:15 AM
https://www.youtube.com/watch?v=fPJSfLcRVhM

Ni una sola flexión en el suelo, ni un burpee, ni carreras por el monte, ni abrevar en el río. Nada de caballos. ¿Se nos está amariconando?

Pnin

Que asco de arruguitas del cuello, así como de gordo bebé.