Si yo te dejo que me escribas

Iniciado por Barbie, Julio 11, 2006, 11:27:33 AM

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Barbie

Como me encuentro en periodo de letargo estival no soy capaz de escribir nada nuevo, así­ que pondré algo de "mis documentos"
-acabaré como el Lapi, reeditando chorradas cada cierto tiempo- con intención de sembrar mi semillita 
:)

Paradoja

Manuel llegó a las puertas del cielo con un agujero en la sien derecha y una bala alojada en alguna parte de la cabeza 
que 
no le causaba mayores molestias que la de estar muerto. Un funcionario le atendió tomándole los datos con los que iba rellenando las casillas pertinentes del impreso;
al llegar a la pregunta “causa de la muerte” 
contestó sin dilación:

- Asesinato.
- ¿Puede identificar a su asesino? Nos serí­a de mucha utilidad para procesar posteriores expedientes.
- Por supuesto, yo mismo.

El funcionario comenzó a revisar los papeles un tanto perturbado, se levantó varias veces para dirigirse a una salita contigua hablando entre dientes, volvió a sentarse, examinó de nuevo los papeles, 
hasta que por fin se dirigió a Manuel:

- Creo que ha habido un error, usted no deberí­a estar aquí­.
- ¿Dónde pues?
- Eso se lo explicarán en admisión, y esta vez por favor indique la causa de forma fehaciente.
- No entiendo ¿Cuál es el problema?
- Creo que lo sabe perfectamente, el suicidio excluye la salvación eterna.
- ¿Puedo hablar con su superior?

El funcionario mostró cierta irritación pero se dirigió a la salita contigua con la idea de zanjar el asunto. Minutos más tarde volvió indicando a Manuel que le siguiera. Le condujo por un pasillo hasta un despacho en el que distinguió 
una figura velada por el contraluz, 
a pesar de no haber iluminación alguna a sus espaldas ni en el resto de la estancia. Tras varios minutos de silencio Manuel entendió que tení­a que soltar su alegato:

“Creo que como cualquier acusado de un delito tengo derecho a mi defensa. Sí­, he sido el causante de una muerte, del exterminio de mi propia vida, pero quiero que se tome en consideración que fue un acto en defensa propia: Querí­a matarme.”

El funcionario acompañó a Manuel hasta la sala dónde le habí­a tomado los datos y le dijo que esperase. Pasados unos minutos volvió con su expediente, estampó un sello en cada impreso y le entregó una copia.

“Puede pasar usted, pero sepa que sienta un precedente con el que no estoy en absoluto de acuerdo”.



P.S: Paradoja, capeducita.

Lapi_0

Es que a mí­ los letargos me duran años 
::)