Sobre el concepto de progreso-Félix de Azúa

Iniciado por Tejemaneje, Julio 10, 2006, 11:17:08 AM

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Tejemaneje

VAMOS MEJORANDO-FÉLIX DE AZÚA (EL PAíS)

Pongámonos en situación, a comienzos de julio, por ejemplo, en esta playa de la Costa Brava. Para quienes la visitamos desde hace veinte años, es evidente que se ha degradado. Este juicio sólo puede ejercerlo quien conozca su pasado. La mayor parte de los que ahora vienen son recién llegados y no tienen ni idea de lo que ha sucedido en la costa catalana durante la transición.

La masificación tiene un efecto menor sobre la arena, tan sólo una fenomenal agitación de cientos de criaturas en movimiento browniano y los gritos de sus padres, antes infrecuentes. En cambio, los alrededores se han convertido en un infierno. El ayuntamiento cobra por aparcar en toda la colina, los coches se hacinan bajo un sol africano por las estrechas calles que bajan al mar, los vecinos viven enjaulados entre hierros candentes, los forasteros pagan a cambio de nada, las familias cargadas con toneladas de estivalia llegan al agua exhaustas y sudorosas, los muñones de las islas corsarias, visión magní­fica en otro tiempo, se esconden ahora tras un chiringuito bullanguero. La degradación sólo es visible para quien conoció el pasado. Los recién llegados deberán regresar muchas veces hasta constatar la inexorable ruina de la explotación. Para entonces serán viejos y cuando hablen de degradación les acusarán de ser unos ancianos catastrofistas.

Como contraste, la masificación ha servido para que algunas familias lugareñas se hayan enriquecido. Abundan los coches aparatosos y en cada pueblo hay una construcción grotesca con la que los muní­cipes hacen ostentación de su barbarie. A esa parte del proceso, sin duda, los publicistas y los nuevos ricos lo llaman "el progreso". Es abusivo. Varios miles de labriegos cuyos padres llevaron una vida indecentemente esclava, son ahora ricos. Han mejorado, pero eso no significa que se haya producido progreso ninguno. Que algunas capas de la población se enriquezcan no impide que otras se paupericen. En España hay hoy un número infinitamente superior de presos que hace veinte años. El número de presos de un paí­s es el mejor í­ndice para conocer el estado de su pobreza.

A mi entender, en los últimos veinte años ha progresado una parte fundamental de la población, no porque se haya enriquecido sino porque se ha emancipado, me refiero, claro está, a las mujeres, o a muchas mujeres, para ser exactos. Los demás estamos más sujetos que nunca a nuestros tradicionales señores, las grandes compañí­as, la banca, los que dicen prestar servicios, sus empleados en los parlamentos. Sólo puede hablarse de progreso allí­ en donde crece la autonomí­a moral, la emancipación, el acceso al conocimiento. Todo lo demás es mejoramiento. Los romanos vivieron mejor bajo el moderado Marco Aurelio que bajo el vesánico Calí­gula, pero no por eso progresaron.

Cuando en el siglo XVIII se empezó a hablar de progreso habí­a una razón muy seria para ello: las sociedades se estaban librando de la feroz y secular tutela eclesiástica. El retroceso de la superstición sí­ es, desde luego, un progreso, aunque no lleve consigo mejora económica alguna. El ciudadano de la Ilustración se estaba sacudiendo de encima a un tirano estéril que se habí­a introducido en todos los ámbitos de su vida para mortificarle con satánica pasión.

La plenitud de la fe en el progreso, sin embargo, no llegó hasta la derrota de Napoleón, con el triunfo de la burguesí­a conservadora y de un modo muy preciso: mediante la creencia de que la instrucción gratuita y obligatoria transformarí­a a la humanidad, traerí­a la paz perpetua y la armoní­a social. Ésta era, por ejemplo, la profunda convicción de Victor Hugo, paradigma del romántico conservador. Y a través de sus libros, ésa fue también la convicción de una enorme masa de ciudadanos que transfiguró la vida sobre la tierra tecnificándola hasta extremos que sólo hoy son alarmantes.

La transformación de millones de campesinos analfabetos expulsados de sus tierras (aquellos "miserables"
de Victor Hugo) en proletariado urbano, exigí­a una reconstrucción aní­mica sistemática. Y en eso consistió el progreso, en formar ciudadanos capaces de leer y escribir, hábiles para tomar el mando de las nuevas máquinas y con discernimiento para votar en unas elecciones. El estudio, la lectura, fueron las herramientas de la emancipación, tanto para un James Stewart en el papel de futuro senador de EE UU como para los partidos anarquistas y comunistas obsesionados por la formación intelectual de los obreros. La educación, el estudio, la lectura, conducí­an inexorablemente a la "toma de conciencia". Una utopí­a que se prolonga hasta Walter Benjamin, persuadido de que las nuevas técnicas, como el cine y la fotografí­a, conducirí­an a la autoconciencia proletaria.

Ciertamente, esta concepción de las capacidades transformadoras de la pedagogí­a no era sino secularización de la salvación del alma mediante el cultivo del espí­ritu y la oración, pe-

ro alcanzó a todos los órdenes sociales, desde el fascismo hasta la extrema izquierda, con la curiosa excepción de los nazis, más partidarios de la acción que de la reflexión y en consecuencia más acordes con las actuales pautas economicistas aplicadas por todos los gobiernos, sean de derechas o de izquierdas.

El fracaso de la instrucción gratuita y obligatoria, constatado por el tópico "después de Auschwitz", ha desembocado en unas sociedades en las que nadie puede creer seriamente en el progreso. Todo es puro mejoramiento. Unos años mejoran los obreros de la construcción, los camareros y los cocineros;
otros años los informáticos, los odontólogos y los funcionarios de partido. Con retrocesos compensatorios en otras bolsas de trabajo, como los registradores de la propiedad, los taxistas o los criadores de pollos, que más bien empeoran. La rueda de la fortuna gira, pero no cambia de lugar.

También pueden mejorar mayorí­as enormes, cuando llegan inmigrantes también en enormes cantidades para sustituir a los nativos en el ámbito de la miseria. Entonces las mejoras pueden ser espectaculares, sobre todo en el terreno de la sanidad pública. Eso no impide que, en la actualidad, nadie en sus cabales pueda hacer una propuesta de progreso moral universal como la de Victor Hugo. Sólo mejoras parciales, las cuales nada tienen que ver con la palabra "progreso".

El único paí­s europeo que parece mantener su creencia en el progreso educativo, Finlandia, ha obtenido muy buenos resultados, pero no ha sido imitado por ningún otro Estado europeo. De todos modos, aunque el máximo de inversión educativa finlandés haya producido un espectacular avance técnico y económico, ignoro si ese mejoramiento ha traí­do además un progreso. No sé si los ciudadanos finlandeses actuales son más libres, honrados, crí­ticos y lúcidos que sus padres. Si ha descendido la desesperación, el suicidio y el alcoholismo.

En cualquier caso, siendo España el paí­s que menos invierte en educación de todo el continente, ni siquiera cabe plantearse esa leví­sima esperanza de progreso. Es más. Aun cuando nuestras autoridades enloquecieran y multiplicaran por mil el presupuesto de educación, es dudoso que se pudiera aplicar algo concreto y general. ¿Qué í­bamos a enseñar? No creo que en este momento haya un solo experto capaz de decir cuál ha de ser el contenido básico de una educación progresista, es decir, capaz de emancipar a un grupo social llamado a cambiar el mundo.

Si aparcamos las enseñanzas puramente técnicas (uso del ordenador y su parafernalia), ¿qué otras materias, áreas, disciplinas, contenidos o asignaturas deberí­amos ofrecer a los estudiantes? ¿Alguien sabe qué grupo, clase o estrato debe progresar en este momento y hacia donde? ¿Cuál es el equivalente actual del burgués ilustrado o del campesino ochocentista que fueron capaces de progresar y construir un mundo nuevo? ¿Los inmigrantes, quizá? ¿Con sus respectivas religiones y su red eclesiástica incorporada?

Valga un único ejemplo. ¿Elegirí­amos como horizonte el marco clásico universalista del socialismo? ¿O el campanario de los neonacionalistas? El empuje de las fuerzas conservadoras, su temor a las sociedades sin estructuras clásicas, su huida de la realidad, la obsesión por lo propio que se ha impuesto en los planes de estudio, hace imposible cualquier proyecto educativo que escape del marco regional y que emancipe de lo local, de la condena identitaria, de la arqueologí­a de lo próximo, del sentimentalismo.

La reacción defensiva contra unas sociedades cada vez más hí­bridas, menos homogéneas y coherentes, que deberí­a haber impulsado una enseñanza liberadora de los mitos y supersticiones tribales, una enseñanza capaz de inculcar el sentido de la responsabilidad personal, ha conducido al polo opuesto, al colectivismo, la melancolí­a de las naciones medievalistas, la exaltación del detalle familiar, el narcisismo de lo doméstico. Todo lo cual viene aderezado con entusiastas invitaciones a la solidaridad... con los africanos.

El sueño del progreso ya es sólo un titular de periódico, una frase de publicitario, la infame retórica de los profesionales de la polí­tica que conocen la imparable degradación porque llevan años viniendo a esta playa, pero que son impotentes para detener la barbarie. O quizá sus mejores cómplices. Así­ que cuando oiga usted la palabra "progreso"
abróchese la chaqueta y agarre fuerte el billetero.



Pornosawez

No estoy de acuerdo en que la fe en el progreso se quiebre en la actualidad. Ya hay dos rupturas obvias: La post-napoleónica (y no representada por Ví­ctor Hugo, sino por Chateaubriand: Sombra de un mundo que se muere y cuyo futuro le es desconocido y posiblemente bárbaro) y sobre todo la de 1914.

Después de la primera guerra, se acaba para siempre la confianza en el progreso como único motor, y el positivismo diecinuevesco finaliza.

Del 14 para acá, todo es nihilismo, y lo que más, la basurilla post-moderna.
"España es el paí­s donde más fácilmente se puede hacer uno rico"

Carlos Solchaga

Ariete

Yo creo que ahora sigue habiendo fe en el progreso pero se ha desplazado de la polí­tica al terreno de la ciencia y la tecnologí­a. Y en que ellas nos puedan dar al menos una parte de lo que prometí­an las utopí­as sociales. 




Tejemaneje

Cita de: Ariete en Julio 11, 2006, 01:42:54 AM
Yo creo que ahora sigue habiendo fe en el progreso pero se ha desplazado de la polí­tica al terreno de la ciencia y la tecnologí­a. Y en que ellas nos puedan dar al menos una parte de lo que prometí­an las utopí­as sociales. 





Esa es precisamente una de las cuestiones de las que habla Félix de Azúa, ya que contrapone el sueño del progreso con el progreso real. Siguiendo con el ejemplo de Ariete, está claro que en materia de ciencia y tecnologí­a hay un sueño de progreso, pero no creo que se ajuste a estas palabras del autor del artí­culo: Sólo puede hablarse de progreso allí­ en donde crece la autonomí­a moral, la emancipación, el acceso al conocimiento. ¿Hasta qué punto ese sueño de progreso basado en la ciencia y la tecnologí­a fomenta lo anterior? La ciencia parece un campo acotado para especialistas, en gran parte la tecnologí­a también, además de que la necesidad de dinero para tener tecnologí­a está haciendo que las diferencia entre paí­ses pobres y ricos se incrementen;ahí­ hay un salto difí­cilmente superable. En ese sentido sólo veo a internet (una tecnologí­a sencilla y barata en comparación con otras) como elemento que pueda fomentar cierta autonomí­a moral y emancipación, mientras los gobiernos (que todo llegará) no se lancen decididamente a su control. La posibilidad de sortear los circuitos tradicionales de información, con una vigilancia gubernamental y empresarial férrea, es una de las mayores plataformas para la "revolución"
que jamás se han dado. Es una posibilidad claro, donde ese sueño y la realidad pueden coincidir, aunque las propias caracterí­sticas de internet lo convierten en la herramienta con más posibilidades y a la vez la más ruidosa, en el sentido del ruido empleado en teorí­a de la comunicación. La genética es otro campo transformador, pero queda en manos de unos pocos, no sé hasta qué punto responde al modelo de Azúa.

Ictí­neo

Cita de: Tejemaneje en Julio 11, 2006, 10:24:50 AM
La posibilidad de sortear los circuitos tradicionales de información, con una vigilancia gubernamental y empresarial férrea, es una de las mayores plataformas para la "revolución"
que jamás se han dado. Es una posibilidad claro, donde ese sueño y la realidad pueden coincidir, aunque las propias caracterí­sticas de internet lo convierten en la herramienta con más posibilidades y a la vez la más ruidosa, en el sentido del ruido empleado en teorí­a de la comunicación.

Internet para chinos, y en cierta medida para rusos (que es el caso que he vivido con mis propios deditos) está hasta lí­mites enfermizos capado.
Nada comparable a chatear desde Navantia.
¡Ah!, y descaparlo es delito.

Tejemaneje

Por eso decí­a justo arriba lo de los gobiernos. Debí­ haber detallado que me referí­a a los de las sociedades democráticas avanzadas, ya que como pérfido occidental se me olvida que hay gente más allá de nuestras confortables fronteras. En cualquier caso a veces, sobre todo mientras me rasco, tengo la sensación de que este periodo de internet incipiente y libre no va a durar demasiado, y contaremos a nuestros nietos adoptados por nuestros hijos adoptados que en cierto momento de nuestra existencia podí­as tener abierto el areópago, el Marca, y aquilinopolainofistfucking sin que saltasen las alarmas centrales y te enviasen a casa a los hombres del saco (del dar por). Por eso, y ante el apocalipsis que se avecina, creo que estos son los últimos momentos en los que a través de este cacharro podéis enseñar al mundo vuestros traseros peludos. Hacedlo aunque desviéis el hilo, la lucha por la libertad está por encima de todo y la pilosidad de las posaderas puede ser también un sí­mbolo, por qué no.

Casio

#6
El temita da para ponerse trascendente, yo no querí­a, ustedes me han obligado.


Progreso, 
¿para qué? . El ideal de progreso parte de la existencia de un ideal de hombre, frente al súbdito del antiguo regimen, supersticioso y esclavizado se creó en la ilustración el ideal del hombre libre, que en el fondo era hijo de la revolución burguesa. Un ideal que venia de Grecia y que se agota en el siglo XX.

Ahora no hay un proyecto de progreso (¿hay algo 
dialecticamente más fofo que el discurso "progresista?) porque no hay un proyecto de hombre de 
futuro, de un hombre por alcanzar. Los ultimos fueron el superhombre nietzscheano 
y el "hombre nuevo "
comunista, y ya sabemos dónde acabaron.

No hay progreso porque falta la luz al final del tunel que guió el esfuerzo anterior, seguramente por que esta luz se demostró como un espejismo, un delirio explotado hábilmente por tiranos..

Los chavales de la LOGSE lo dicen muy clarito 
¿ estudiar, 
para qué, por qué? No desde luego por realización de un proyecto de hombre. las materias de estudio o son 
puramente instrumentales , que es el mejor de los casos, o cuando tratan de "educar en valores"
(menudo espanto) se demuestra el vacio 
ideológico de nuestra epoca, hay 
 que recurrir a lo que dice Azua, a cosas de las que se mofarian abiertamente cualquier pensador decente de hace unos decenios, aldeanismo, lugares comunes, papanatismo humanista....


La única realización posible para mucha gente 
es la realización del consumo, consumes luego existes, sólo hasta que el hastio ante el objeto comprado te empuje a la 
siguiente visita al centro comercial,al siguiente gadget. bueno , eso o le sexo, mucho más accesible. No hae falta sublimar.

La gente siente que no es dueña de su destino, ahora menos que hace 20 años. La inmigración , globalización ,el cambio climático, la trasformación 
continua del espacio deja a mucha 
gente sin recursos.

Para mí­ la gran virtud 
de internet es que puede acelerar el nacimiento de una toma de conciencia compí rtida del estado real de las cosas . Ya veremos qué sale de todo esto, Pero el progreso me parece un concepto destinado a llenarse de polvo en un estante.


Ariete

Lo que pasa es que la democracia liberal es el fin de la historia, del progreso y la culminación del Espí­ritu Absoluto hegeliano. Y no estoy becado por la fundación Rockefeller, no digo que ya vivamos en el mejor mundo posible, lo que quiero decir es que ahora las mejoras, de haberlas, son en el terreno económico y tecnológico. Porque en lo que se refiere al sistema polí­tico, una vez que hay 
derechos fundamentales para todos poco queda por añadir en el campo teórico, sólo avanzar en la garantí­a su cumplimiento efectivo. De hecho cuando se añade algo, como los derechos especí­ficos para colectivos (mujeres, minorí­as...) lo que que suele argumentar para justificarlos es que son medidas a corto plazo, atajos para alcanzar ese reino de derechos fundamentales para todos en el que ya pasarí­an a ser innecesarios.

Casio

Como decí­a Vladimir, 
libertad , vale, pero 
¿para qué?

Lacenaire

Siempre he pensado que la noción de progreso debe ir asociada a una moral material . Si no hay un objetivo al que dirigirse resulta ridí­culo hablar de avances en cualquier campo.
En nuestro caso creo que la fuerzas que tradicionalmente han marcado las pautas y objetivos de una sociedad - la Iglesia y el estado - han encontrado un enconado competidor en el empresariado , que tiene muy claro cuál es su fin . "Falta de dirección"
, que se suele decir. O dirección fragmentada por diferentes intereses. De ahí­ que el ideario del empresariado haya pasado a considerarse una ideologí­a - bienestar/consumo- y no quede espacio para el debate público , la relfexión seria y esa cosa que llamábamos filosofí­a más allá de los cí­rculos académicos y los foros de expresión del pensamiento débil.
Pero ideas , lo que es ideas , haylas. Desde la dialéctica neomarxista - devolver al estado su estatus de representación de los intereses de una mayorí­a consciente del lugar que ocupa en un sistema económico concreto- al humanismo post-existencialista de Mounier y los personalistas. El problema es que quien decide actua motivado por intereses que no conviene identificar con el bien común. Creo yo. 

Pornosawez

Cita de: Lacenaire en Septiembre 10, 2006, 03:24:47 PM
Siempre he pensado que la noción de progreso debe ir asociada a una moral material . Si no hay un objetivo al que dirigirse resulta ridí­culo hablar de avances en cualquier campo.
En nuestro caso creo que la fuerzas que tradicionalmente han marcado las pautas y objetivos de una sociedad - la Iglesia y el estado - han encontrado un enconado competidor en el empresariado , que tiene muy claro cuál es su fin . "Falta de dirección"
, que se suele decir. O dirección fragmentada por diferentes intereses. De ahí­ que el ideario del empresariado haya pasado a considerarse una ideologí­a - bienestar/consumo- y no quede espacio para el debate público , la relfexión seria y esa cosa que llamábamos filosofí­a más allá de los cí­rculos académicos y los foros de expresión del pensamiento débil.
Pero ideas , lo que es ideas , haylas. Desde la dialéctica neomarxista - devolver al estado su estatus de representación de los intereses de una mayorí­a consciente del lugar que ocupa en un sistema económico concreto- al humanismo post-existencialista de Mounier y los personalistas. El problema es que quien decide actua motivado por intereses que no conviene identificar con el bien común. Creo yo. 


Moral material es un clamoroso oxí­moron.

Y yo no creo como Ariete en que las ideologí­as hayan alcanzado su cenit. De hecho, parten de la tecnologí­a y no al revés. ¿Es entendible Marx sin la revolución industrial? El huevo antes de la gallina...

El ejemplo actual es paradigmático: ¿No es evolución hegeliana el islamismo radical? Sí­ntesis del totalitarismo y la teocracia;
perfecto cúmulo de ideologí­a. Sí­ntesis..al fin y al cabo.

El libro de Fukuyama era muy bonito para los 90, época donde una felación constituí­a la agenda polí­tica de la primera súperpotencia. El 11 S establece un marco geopolí­tico bueno, con enemigos de la idea occidental que no surgen de la nada, siendo resultado de la evolución polí­tica en diversos lugares.

Y, la utopí­a comunista no ha muerto todaví­a. De hecho, la revolución tecnológica puede darla brí­o ya que permitirí­a un control estatal de la economí­a más eficiente. Es extraño que todos los imbéciles paleomarxistas no hayan usado los beneficios de la computación para una formulación nueva de la redistribución económica.

Esa era la tara, según Hayek, de los estados comunistas.

Pero, puesto que la dialéctica multiculturalismo - globalización domina el espacio público, deberemos dejar estas disquisiciones hasta el derrocamiento de Hugo Chávez.

"España es el paí­s donde más fácilmente se puede hacer uno rico"

Carlos Solchaga

Ictí­neo

Cita de: Caverní­cola en Septiembre 12, 2006, 04:59:15 AM
Cita de: Lacenaire en Septiembre 10, 2006, 03:24:47 PM
Pero ideas , lo que es ideas , haylas. Desde la dialéctica neomarxista - devolver al estado su estatus de representación de los intereses de una mayorí­a consciente del lugar que ocupa en un sistema económico concreto- al humanismo post-existencialista de Mounier y los personalistas. El problema es que quien decide actua motivado por intereses que no conviene identificar con el bien común. Creo yo. 


Y, la utopí­a comunista no ha muerto todaví­a. De hecho, la revolución tecnológica puede darla brí­o ya que permitirí­a un control estatal de la economí­a más eficiente. Es extraño que todos los imbéciles paleomarxistas no hayan usado los beneficios de la computación para una formulación nueva de la redistribución económica.

Esa era la tara, según Hayek, de los estados comunistas.

Pero, puesto que la dialéctica multiculturalismo - globalización domina el espacio público, deberemos dejar estas disquisiciones hasta el derrocamiento de Hugo Chávez.

La tara de los estados comunistas es la falta de estí­mulo individual.
Basarse sólo en el espí­ritu de sacrificio (cosa que debe servir para una minorí­a que en los paises burgueses se vé en parte del clero, de los militares, y de otras estructuras disciplinadas) para que el paisano no se dedique a tocarse los huevos lo más posible en su estado de funcionario eterno es harto complicado.
Dado que Japón no deja de ser un estado comunista en el que el individuo es estimulado razonablemente bien (y tanto, hasta el puto paroxismo por ser eficiente) mientras no deja de ser un funcionario del superestado nipón, emporios y jeraquí­as eternas varias, es razonablmente claro que los paises que copian el modelo (las dos coreas, malaisia, taiwan, china) ecuentran equilibrio tanto en lo que echa de menos Caver, econometrí­a aplicando con complejidad capitalista criterios marxistas, así­ como las que echa de menos Lacenaire, el estado con el estatus supradictatorial del proletariado que supere las fricciones de familias patricias y familias plebeyas que aun soporta unos USA que dan penita como agonizan.

Por otra parte Hugo chávez mola. Y mientras se nos pone cara de vietnamitas, por lo menos le vamos enseñando el culo a alguien. Que también mola.

Ariete

Es que yo creo que se ha alcanzado el nivel de desarrollo suficiente como para que la gente pueda vivir su vida al margen de las modas, de los conflictos polí­ticos, de la Historia. Por poner un ejemplo concreto, hace 25 años habí­a sólo dos canales de televisión para todos. Todo el mundo veí­a lo mismo y podí­a criticar la programación, o reivindicar otra distinta, pero esos posicionamientos, a favor o en contra, conservadores o revolucionarios, se anclaban en un contexto común. Ahora, simplemente cada uno ve lo que quiere, ya no hay un mí­nimo común forzoso, y por tanto la reivindicación colectiva deja paso al deseo individual.

De forma más general, la sociedad se está atomizando, ya no hay una gran masa campesina u obrera de empleo y problemas similares, los movimientos de masas se fragmentan en otros muchos y más pequeños, y después de dos guerras mundiales y una frí­a la mayorí­a de la gente tiene claro que 
lo importante es la vida propia y no lo colectivo. Para emocionarse y soñar ya nadie en su sano juicio acude a un mitin, ahora la sociedad de consumo proporciona todo tipo de entretenimientos y modos de evasión al respecto.


Desde el siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX, las causas colectivas eran o bien la Patria, o Dios o el Proletariado. Pura mitologí­a. Pero desde los años sesenta surgieron muchas otras reivindicaciones (feminismo, homosexuales, ecologí­a, minorí­as raciales...etc) más concretas, y circunscritas no a la sociedad entera sino a sectores marginados y a problemas más concretos de éstos. Quizá también tuviesen su parte utópica y su tonterí­a, pero al menos suponí­an bajar un escalón de idealismo respecto a lo anterior.

Vamos, que la sociedad se ha vuelto demasiado grande y compleja como para poder manejarla con unas cuantas consignas. Y las consignas son a la ideologí­a como el estribillo a una canción. En realidad hace un siglo el mundo también era demasiado grande como para ser abarcado por una ideologí­a, que pretende ser algo así­ como una llave maestra, pero ahora al menos somos más conscientes de que las soluciones sencillas a problemas complejos son un timo.

Ariete

Y respecto al islamismo radical, me da la impresión de que el papel de sustituto del Imperio Rojo le viene grande. Ni tiene una gran potencia que lo aglutine (Irán parece que quiere serlo, eso sí­), ni señala una quiebra de la sociedad a corregir (los infieles no suelen maldecir su desgracia de serlo), ni su utopí­a frente a esa "injusticia social"
resulta demasiado tentadora (llevar una vida coñazo para ganarse otra eterna más divertida). El marxismo prometí­a el Paraí­so en la Tierra, pero volver a situarlo otra vez más allá de la muerte... que pereza, sospecho que no será un éxito de taquilla.


Por cierto, el famoso Houellebeq pronosticaba en "la posibilidad de una isla"
una nueva secta basada en la reencarnación gracias a la ciencia que cambiarí­a el mundo. En unos pocos años se extenderí­a primero por Europa y luego acabarí­a venciéndo al Islam en su propio territorio. Bueno, él lo explica con más detenimiento y tiene su interés.

Ictí­neo

Cita de: Ariete en Septiembre 13, 2006, 12:11:19 AM
De forma más general, la sociedad se está atomizando, ya no hay una gran masa campesina u obrera de empleo y problemas similares, los movimientos de masas se fragmentan en otros muchos y más pequeños, y después de dos guerras mundiales y una frí­a la mayorí­a de la gente tiene claro que 
lo importante es la vida propia y no lo colectivo.

Un número no marginal de burguesí­a en 1900 hubiera dicho lo mismo igual de satisfecha por su equilibrio homeostático con la realidad. El caso es que opinamos, nosotros, burgueses, hoy, y opinana a su modo una gran masa de antiguos campesinos convertidos en desplazados en todas las urbes del mundo (desde Rio de Janeiro* a Bogotá*, y ahora, desde Murcia a Berlí­n).
Si no es el tiempo del proletariado, si lo es del lumpenproletariado.
Y aunque no se dejen adormecer por la doctrina, pues reconcoer el poder coaccionador de la violencia a los que por uno u otro motivo acumulan poder, no lo hagamos nosotros con la doctrina del fin de la historia: ya que lo quieras o no, tu doctrina es que no hay doctrinas.
Para tí­ la perra gorda.

*Lugares que conozco y donde la revolución es real. Eso sí­, no se reclama a Marx, se reclama, el "por mis huevos negros"
con una uzi en la mano.
**La protestas juveniles-raciales en Francia no fueron pequeñas como ejemplo de los que fueron y serán los conflictos entre el lumpenproletariado semiesclavizado (negros y putas eslavas) respecto a las clases medias hipotecadas (modo de control que nos retrotae al sistema feudalista donde el señor elegido para servir toda una vida -quizás también la de nuestros hijos- tiene siglas tipo BBVA).
Mientras los apellidos de toda la vida nos advierten sobre los beneficios del estado de derecho y la democracia porgánic, tipo buenrollo post-industrial Shizuka. Pffffffffffffffff.................