Todo un espectáculo interactivo. Ves el combate en vivo y uno de los contendientes te puede saltar encima, o tú si te atreves puedes entrar en el octógono a sacudirle.
¿Quién iba a decir que un estilo de lucha tan permisivo daría lugar a macarras asalvajados fuera de sí y de todo código?
Por otra parte, no me desagrada que le bajen los humos a un tío tan arrogante, aunque el triunfador sea otro como él (o peor). Soy el mejor, soy el mejor, le doy una paliza a cualquiera. Pues ala, muerde el polvo.