Sí Greg, pregunto cúal es la forma más eficiente de usar ese autoengaño, aunque primero hay que identificarlo, pffiiuuuuuuuuu....
En tus palabras iba contenida la respuesta. Si uno es capaz de saber distinguir entre "calentarse"
y "quemarse"
tiene las armas suficientes como para discernir el momento justo en que ha de dejar de usar esa herramienta.
Fíjate lo curioso del mecanismo del autoengaño. Hay personas que incluso despues de descubrir un autoengaño son capaces, tras la euforia inicial, de volver al mismo como si nada hubiera pasado. Y es que las "mantitas"
suelen dar mucho calor cuando uno no lo genera. Te envío una conversación real que se produjo en el marco de la detección de errores de percepción (primer paso indispensable para gestionarlos) y que condujo a una reevaluación de su situación, pero sin salir del círculo de autoengaño.