Hilo (intelectual y pedante) sobre pornografí­a

Iniciado por Tejemaneje, Septiembre 21, 2006, 02:04:46 PM

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Oddball

Cita de: Bette en Septiembre 21, 2006, 07:16:12 PM


Te me das un aire a éste ahora mismo, Odie.
No te digo más.

Han visto esos bigotes mas mundo que Simbad el Marino.

Bette

Juan y Odie, nominados.
Que venga un administrador a mandarlos a tomar vientos YA.

Oddball

No dejes que te invada el rencor tan solo porque en la foto de arriba me esté amasando el paquete Donatella Versace, Bette.

Bette

#18
Cita de: Oddball en Septiembre 21, 2006, 08:10:39 PM
No dejes que te invada el rencor tan solo porque en la foto de arriba me esté amasando el paquete Donatella Versace, Bette.

Sí­, bueno, eso es porno.
Que se quede Odie.

Ariete

Cita de: Tejemaneje en Septiembre 21, 2006, 07:24:12 PM
Un tipo muy reputado de cuyo nombre no me acuerdo hizo un estudio donde establecí­a un paralelismo entre el desarrollo de un paí­s y su pornografí­a. Decí­a que su grado de civilización está muy ligado al carácter del cine de adultos (entre otros factores, claro). Lo leí­ en algún sitio y no he sido capaz de recuperarlo en el google ni poniendo "tipo reputado+civilización+porno+pedante".

Un profesor de filosofí­a que me dió las asignaturas de Estética II y 
Estética cinematográfica, Javier Puig se llamaba, escribió un artí­culo en el que hací­a un análisis semiótico de la pornografí­a. No lo recuerdo bien, pero le noté que procuraba mostrarse distante del objeto de estudio (para no perder la respetabilidad ante los colegas y las chicas, imagino). Vení­a a decir que el porno es falocéntrico y que es la representación de la visión del sexo por parte de los hombres. En él la sexualidad es estrictamente genital y está destinada a lograr la eyaculación, las escenas se basan en posiciones irreales e incómodas para los actores porque ante todo debe contemplarse la penetración en un primerí­simo plano, los orgasmos femeninos y en general la actitud de las mujeres son sólo una fantasí­a masculina y no sé cuantas crí­ticas más.

Pues si no le gusta que no lo vea, joder. 



Luego buscando ese artí­culo he ido a dar con uno en el que se asocia la pornografí­a nada menos que con las torturas de Abu Graib. Hay que aclarar que este asqueroso es un profesor de la Universidad de Navarra, fundada por Escribá de Balaguer.



Torturas y pornografí­a: La degradación de la humanidad 

Autor: Jaime Nubiola
Profesor de Filosofí­a
Universidad de Navarra

Fecha: 
19 de junio de 2004
Publicado en: 
 La Gaceta de los Negocios (Madrid)


Como a todos, las imágenes que han ido apareciendo a lo largo del mes de mayo de las torturas en la cárcel de Abu Ghraib, me han impresionado muchí­simo. En un primer momento, me impactó la degradación de la humanidad que entrañaba el sometimiento de los presos iraquí­es a vejaciones sexuales y de todo tipo por parte de sus carceleros: trataban a los iraquí­es como objetos de diversión y al hacer esto se poní­an a sí­ mismos en el nivel de los animales que torturan a sus ví­ctimas antes de devorarlas. Quizá la imagen más gráfica -que muchos conservaremos en nuestra memoria- es la de Lynndie England, la soldado de 21 años, que mira con desprecio a un iraquí­ desnudo, tirado en el suelo como un animal abatido, al que lleva en su mano izquierda atado por el cuello con una correa de perro. En los ojos de Lynndie England no hay odio, solo un desprecio infinito.

En un segundo momento, lo que llamó mi atención no fueron tanto las horribles imágenes en sí­ mismas, sino el lamentable aspecto de carnaval pornográfico que tení­a toda la serie de fotografí­as distribuidas. El periódico británico The Guardian llamó particularmente la atención sobre este punto. El festival de violencia que mostraban las imágenes tení­a un carácter tí­picamente pornográfico: muchas de las ví­ctimas habí­an sido reducidas a objetos de exhibición, llevaban capuchas o no mostraban sus caras;
los hombres y mujeres autores de los abusos aparecí­an posando con aire triunfal delante de sus "proezas";
a su vez, quienes tomaban las fotos concentraban su atención en los genitales de sus ví­ctimas y en aquellos aspectos que más pudieran llamar la atención del espectador. Como advirtió Luc Sante, aquellas fotos eran como los trofeos de un safari fotográfico.

Tal como escribí­a la historiadora Joanna Bourke el 7 de mayo, "no hay aquí­ perplejidad moral ninguna: los fotógrafos ni siquiera parecen advertir que están registrando un crimen de guerra. No hay el menor indicio de que estén documentando algo moralmente equivocado. Para la persona de detrás de la cámara, la estética de la pornografí­a le protege de cualquier culpa". Esas fotos no son sobre "los horrores de la guerra", sino que en su mayorí­a son una glorificación de la violencia y el abuso sexual. Da la impresión de que muchas de esas fotos fueron tomadas por gentes a quienes agradaba lo que estaban viendo, que disfrutaban con esas "hazañas"
de humillación sadomasoquista. "La pornografí­a del sufrimiento que muestran estas imágenes -concluye Bourke- es de naturaleza voyeurí­stica. El abuso se lleva a cabo para la cámara".

De los debates que han seguido durante las semanas siguientes, quiero destacar la explicación de Donald Rumsfeld acerca de la distribución de esas imágenes. Se quejaba el Secretario de Estado norteamericano de que ya no era posible censurar las cartas de los soldados como en los viejos tiempos tachando las lí­neas inadecuadas, pues hoy en dí­a los soldados no escriben cartas, sino que "funcionan como turistas que viajan con sus cámaras digitales, toman esas increí­bles fotografí­as y las pasan a los medios de comunicación para sorpresa nuestra y en contra de la ley". Las cámaras digitales, los ficheros JPEG y el correo electrónico diseminan de inmediato por todo el mundo las "gestas"
de estos turistas tan especiales que, imbuidos de la "cultura de la pornografí­a", se dedican a la tortura y al abuso sexual de ciudadanos de aquel paí­s al que supuestamente iban a liberar.

En los últimos dí­as -daba la noticia Katharine Vine- ha aparecido un nuevo elemento que da indicios del enorme poder de la industria pornográfica: la producción y distribución de pelí­culas que muestran la violación de mujeres vestidas de iraquí­es por hombres vestidos de soldados estadounidenses. El problema de fondo es -me parece- la enorme expansión de la pornografí­a en la última década a través de internet. Si se busca "sex"
en Google proporciona en 0,11 segundos la friolera de 204 millones de resultados que contienen las escenas más horripilantes de sexo y degradación que hasta el momento los seres humanos han logrado imaginar. Las penosas escenas de la cárcel de Abu Ghraib ponen delante de nuestros ojos el estrecho ví­nculo que hay entre tortura y pornografí­a. Susan Sontag se preguntaba hace unos pocos dí­as en el New York Times cuántas de las torturas sexuales infligidas a los presos en Abu Ghraib habí­an sido inspiradas por el enorme repertorio de imágenes pornográficas disponibles en internet que los soldados trataban de emular ante las cámaras de sus compañeros.

¿Cómo influye la pornografí­a en la vida real de sus consumidores? Así­ como sabemos que el tabaco daña gravemente a la salud, ¿cómo afecta el consumo de pornografí­a a los seres humanos? Los estudios cientí­ficos disponibles no llegan todaví­a a un consenso total, pero las escenas de Abu Ghraib me parece que muestran de manera bien patente la capacidad que la pornografí­a tiene no solo de herir la sensibilidad del espectador, sino de dañar su conducta, de degradar su humanidad. Como decí­a el tí­tulo de un libro francés sobre esta materia: La marea negra de la pornografí­a. Una plaga de orí­genes y de consecuencias mal conocidos. El efecto más negativo de la pornografí­a es, muy probablemente, que afecta a la imaginación de sus consumidores hasta el punto de llegar a transformar reductivamente -esto es, a reducir a mera satisfacción sexual- las relaciones entre los seres humanos. Como las relaciones entre las personas están mediadas por su imaginación, la sistemática reducción de las relaciones entre mujeres y varones a su excitación sexual implica una degradación violenta de nuestra humana condición.

Las imágenes de la cárcel de Abu Ghraib han traí­do a mi memoria una anotación en su diario del reciente premio Nobel de Literatura Imre Kerstész, superviviente de Auschwitz y Buchenwald: "Las dos grandes metáforas del siglo XX: el campo de concentración y la pornografí­a -ambas bajo el punto de vista de la servidumbre total, de la esclavitud-. Como si la naturaleza mostrara ahora su lado funesto al hombre, a su nacimiento, desvelando radicalmente la naturaleza humana". La tortura y la pornografí­a son aspectos complementarios de la degradación de la naturaleza humana que ha caracterizado a nuestro tiempo. El NO rotundo a la tortura que atraviesa nuestra sociedad ha de ir acompañado de un NO igualmente rotundo a la pornografí­a que es su cara oculta o quizá más bien la forma mediáticamente correcta de su presentación.

En la medida en que aspiramos a forjar una sociedad democrática, plural y respetuosa de la igual dignidad y de las diferencias entre varones y mujeres, ha de afrontarse decididamente la eliminación de la excitación sexual en los medios de comunicación. La tolerancia ingenua de la pornografí­a en los medios de comunicación, incluido internet, so capa de libertad de expresión, conduce a la degradación de la condición humana que muestran las penosas imágenes de Abu Ghraib.



Ictí­neo

#20
Cita de: Tejemaneje en Septiembre 21, 2006, 07:24:12 PM
Un tipo muy reputado de cuyo nombre no me acuerdo hizo un estudio donde establecí­a un paralelismo entre el desarrollo de un paí­s y su pornografí­a.

Ese tipo estaba pensando en España.
*
Todos queremos ser Policarpo Dí­az.

Un análisis por si vais a cogerla al videoclus.

Por reputado+civilización+porno+pedante, en ese análisis tenemos recogida de dicha cinta esta frase no guionizada directamente descargada del cerebelo de nuestra estrella:
“No me toques el culo, me ‘cagí¼en’ mi puta madre, no me toques el culo…”

*Ojito que sale Nacho Vidal y el tema principal de la banda sonora es de... ¡Leonardo Dantés!.

Bambi

#21
Me hace gracia Ariete que pongas Escribá de Balaguer. Lo podrí­as haber puesto como era originalmente "Escribá Albás", antes de catalanizarlo y añadir "de Balaguer". O lo podrí­as haber puesto tal y como fue años después, donde José Marí­a pasó a ser Josemarí­a. O en ya lo de los años de éxito, en los sesenta, con la fiebre del rock -supongo- cuando se nos pone Josemarí­a Escrivá de Balaguer y Albás, Marqués de Peralta.

Aunque, de periodista a periodista, lo exacto a dí­a de hoy es:

San Josemarí­a Escrivá de Balaguer y Albás, Marqués de Peralta, hijo predilecto de Barcelona.

zruspa

Xavier, Xavier Puig. Qué tí­o más tonto, madre mí­a.

Dolordebarriga

#23
CitarTanto las europeas como las americanas eran semejantes en esos primeros momentos de la generalización del cine porno y antes de la época marcada por el sida. Se caracterizaban por la delgadez de los cuerpos (nada que ver, por supuesto, con la anorexia) y sobre todo porque los actores representaban las escenas con cierta ingenuidad y alegrí­a, como el alborozado australophitecus que llega al rí­o y ve en sus aguas a una insinuante caverní­cola que le dice yujuuuu. Todo se hací­a con naturalidad y cierta picaresca. Actores y actrices representaban a personajes aparentemente cándidos pero golfillos en el fondo. Recuerdan a adolescentes que se acuestan en casa de uno de ellos y los padres casi los pillan en la habitación, al abrir la puerta llegan a hacer de milagro como que estudian y cuando los padres se van se rí­en… me refiero a ese tipo de ingenuidad, para que se entienda. Ingenuidad porque, en el fondo, no existe la represión del pecado, como mucho el escándalo artificial de los padres.

Creo que este porno ingenuo (y que además muchas veces se desarrollaba en la naturaleza, haciendo hincapié en lo que comento) fue el que dio paso a la fantasí­a de silicona, por influencia del sida. La realidad “golfilla” se infectó con el virus, por lo que la pornografí­a se convirtió en un ideal fí­sico donde los personajes pecan. Y ahí­ está lo más importante del porno estadounidenese, no en los cuerpos perfectos, sino en que hay pecado, no hay inocencia. La chica de pechos de plástico y el tipo con los abdominales marcados hacen algo “malo”. La candidez, la naturaleza, quedaron arrasados por la enfermedad.

Creo que se te ha ido un poco la pinza con tu análisis metafilosófico del mundo del cine porno. Que si, que está muy bien y tal, pero que no debes de olvidar que la premisa fundamental del cine porno es que este te sirva para hacerte una paja.

Si nunca has visto una pelí­cula porno, te pongan lo que te pongan, te la 
vas a machacar con alegria. Pero cuando ya has visto noventa y nueve comienzas a buscar cosas diferentes. Antes se hací­a poco porno, pero ahora se ruedan miles de pelí­culas al año y eso hace que se busquen mercados nuevos para espectadores como usted.

Por otra parte, ¿Cuantos Peplum han hecho después de Gladiator? ¿Cúantos años llevaban antes de Gladiator sin hacer Peplum? Pues eso, que el cine, como el vestir, responde a unas modas, ciertas o inventadas, y los productores, guionistas y directores se adaptan a los gustos y modas imperantes. En los setenta funcionó el porno de corte intelectual, en los ochenta el porno divertido rodado en exteriores, y en los noventa el porno duro con profusión de primeros planos. 


En definitiva, que no creo que uno se deba hacer tantas pajas mentales sobre el cine pajero, que las cosas, casi siempre 
son más simplonas de lo que parecen.

Tú, la Mujer pantera me gusta un montón;

Dolordebarriga




"Yo siempre documento lo que digo"

Nicotin

"Gladiator"
no es un "peplum".

Tú no salgas de Jess Franco y basura putrefacta por el estilo, y el "peplum"
no se te ocurra mentarlo en balde, bastardo ignorante.
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.

Dolordebarriga

Gladiator es un peplum con í­nfulas.

Por muy histerí­ca que te pongas y arañazos que repartas no vas a cambiar las cosas.

Peplum: Género fí­lmico popular, que puede conceptualizarse como una pelí­cula de aventuras con forzudo, ambientada en la Antigí¼edad. El término fue acuñado por la crí­tica francesa en los años 60.

No veo yo que es lo que le falta.

Venga integrista de los cojones, suelta uno de tus ladrillos sobre el peplum y demuéstrale a esa gentuza que existe un Nicotí­n que se ha pasado la vida pegado a la pantalla del televisor atesorando conocimientos para luego poder disertar sobre ellos. Ahhh, y no me hables de que en los peplum deben salir seres mitológicos o tienen que estar rodados en Italia porque ambas son posibles caraterí­sticas, no axiomas.

Tú, vuelve a desenvainar mosquetero que los de Richelieu estamos prestos para ensartar a lo que haga falta;

Dolordebarriga





"Yo siempre documento lo que digo"

Nicotin

La crí­tica francesa de los años 60 me puede ir mamando el miembro.

Hay cosas que son rock'n'roll y cosas que no son rock'n'roll aunque lo quieran parecer.

Y hay cosas que son peplum, y cosas que no son peplum aunque lo digas tú.



Ahora me mamas el miembro tú, y me explicas por qué no has defendido al manazas de Jess Franco.
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.

Dolordebarriga

Es que las nueva actualización del barómetro Nicotí­n sobre lo que es y lo que deja de ser todaví­a no me ha llegado a casa y ando un poco perdido este mes.

Y bueno, a mi el tio Jess, me hace gracia, pero tampoco es que lo considere un genio del cine o algo así­, que eso es más bien cosa de los alemanes que de España adoran la sangria, al tio Jess y a los Heroes del Silencio.

Tú, yo soy más de Ilsa;

Dolordebarriga
"Yo siempre documento lo que digo"

Nicotin

Cita de: Dolordebarriga en Septiembre 28, 2006, 04:54:22 PM
Es que las nueva actualización del barómetro Nicotí­n sobre lo que es y lo que deja de ser todaví­a no me ha llegado a casa y ando un poco perdido este mes.

Llega el tercer domingo de cada mes, pero seguramente lo traspapelas entre tanto fascí­culo de "Being Gandhi"
y tanto ejemplar del "Boletí­n Semanal de las Conciencias Superiores".
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.

Oddball

Cita de: Dolordebarriga en Septiembre 28, 2006, 06:43:30 AM
En los setenta funcionó el porno de corte intelectual, en los ochenta el porno divertido rodado en exteriores

Estarí­a bien que pusieras un par de ejemplos de cada caso, porque del primero no conozco ninguno (lo de convertir Detrás de la puerta verde y Garganta profunda vino luego) y del segundo me temo que Savanna y Ron Jeremy pasaban mas tiempo en cuartos de estar pobremente iluminados que los Roper.