En tu mano, la abadí­a

[Sí­]

En tu mano, la abadí­a


Mar dorado de trigo, la vigilia en duermevela, embriagada de sabores, tus esencias me desvelan.

Sumergida en tu espumosa achampanada fluidez, vidriosos destellos, bombilla amarilla, néctar de miel.

Me haces sentir tan poeta y tan sesuda a la vez. El tiempo no pasa despacio, se ha parado a tu merced.



Cuando la lámpara derrama luces sobre tu cristalino cuerpo, en la madera dibujas trazos de mágicos bocetos. Mil formas de ondas, cien ondas de luz, diez luces acuosas, de luces de ondas de aguas de lí­quida virtud.

Embrujado el pensamiento, a voluntad de tus burbujas, cálido soma en fluí­do movimiento, música me susurras.

En un sorbo delicado de tu aúrea frescura me pierdo cándidamente, vago en lentas pisadas por tu exquisita textura, buscando nada. Perdida pero segura.