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Autocrí­tica

Iniciado por popotez, Octubre 06, 2006, 02:56:51 AM

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popotez

Voy a hacer como el clásico que le dijo al colega eso de, poniendo gesto humilde y algo perdonavidas, "te voy a hacer una autocrí­tica".
Hace unos dí­as, el periódico monárquico La Vanguardia publicó un original editorial llamando a la autocrí­tica a la sociedad catalana, y ofreciéndose a empezar esa autocrí­tica en LV hablando de frases desafortunadas y provocaciones innecesarias a "España".
lamentablemente, en el editorial no se citaba la infeliz frase del preboste de La Caixa, Salvador gabarró, ,hablando de inseminar a Endesa, una frase que levantó no pocas ampollas y oleadas de susceptibilidad.
Esperemos que la "autocrí­tica"
de LV llegue a esa frase, así­ como a la fallida operación de GN y Endesa, importante en el enfrentamiento entre catalunya y españa provocado por los malvados y radicales polí­ticos catalanes, en oposición a la ejejemplaridad de su empresariado.
Y es que después del ridí­culo que han hecho los muchachos de La Caixa mangoneando con el gobierno para fracasar como si fueran periquitos de mierda, uno se ha quedado con las ganas de ver su autocrí­tica por algún lado.
Apartado de consignas: ¡OPA a Gas Natural, ETA mátalos!
Firmado: Popota, a Proud Friend of Esquerra Republicana de Catalunya.
Dentro de un año estaremos mejor

Bonifacio

El historiador Enric Vila desmitifica a Companys

En su libro 'Lluí­s Companys. La veritat no necessita mí rtirs'
se detiene en las sombras del presidente de la Generalitat fusilado en 1940

LAVANGUARDIA.es / Viernes 6 de octubre 2006

Barcelona. (EFE).- El historiador nacionalista Enric Vila desmitifica en su libro 'Lluí­s Companys. La veritat no necessita mí rtirs'
al que fuera presidente de la Generalitat, de quien escribe que era depresivo, inculto, mujeriego e incluso que fue su escolta personal el que asesinó al jefe de la policí­a Andreu Rebertés.

Editado en catalán por Punt de Mira, Vila ha presentado hoy su obra reconociendo que no le cae bien el personaje y afirmando que ha escrito el libro "desde el catalanismo, desde el amor al paí­s, pero teniendo en cuenta la inteligencia".

Mantiene el también periodista que "la muerte de Companys no es suficiente para santificarlo, sobre todo si esto debe impedir analizar a fondo su vida y su actuación polí­tica, que resultarí­a más ejemplar y aleccionadora para los que todaví­a quieren al paí­s, vista sin las iluminadoras guirnaldas de la gloria".

Durante la rueda de prensa de hoy, en la que algún periodista le ha reprochado la negativa visión que ofrece del polí­tico catalán, Vila ha defendido que lo que en realidad refleja su obra es que "Companys era la máxima expresión de lo que era Catalunya, un paí­s de hipócritas que se acaba enredando en su propia mentira".

Asimismo, cree que ha acabado siendo un "mártir"
porque "en el fondo Companys es el mejor de todos los que gobernaban, aunque no hizo nada bien. Todas las apuestas le salieron mal, aunque sí­ consiguió, como querí­a, pasar a la historia".

A lo largo de las 430 páginas del libro, Vila estudia el personaje tanto como hijo, padre, esposo u amante e ilumina sobre sus lecturas, sus enemigos, sus esperanzas y sus miedos.

También revisa los últimos cien años de vida polí­tica catalana "para entender mejor dónde estamos ahora", incidiendo en "la dificultad de las izquierdas para articular un discurso autonómico, el nacimiento del catalanismo, la resistencia feroz de Castilla a perder la hegemoní­a en España o las dificultades que ha habido para absorber la inmigración".

A su juicio, gracias al trabajo, el lector podrá ver "cómo, en definitiva, se crea un magma, que explica el hecho de que Companys acabe ante un piquete de fusilamiento".

También considera que el presidente de la Generalitat representa "lo que nos hicieron a los catalanes, y que no hemos sabido reaccionar de otra manera que con el lloriqueo", aunque, ha agregado: "Catalunya no puede ser una fábrica de lagrimitas".

El editor de Punt de mira, Félix Riera, que cree que el libro está más a caballo del ensayo y la obra literaria que no de la historia.

Pornosawez

Cita de: Bonifacio en Octubre 06, 2006, 07:25:48 AM
El historiador Enric Vila desmitifica a Companys

En su libro 'Lluí­s Companys. La veritat no necessita mí rtirs'
se detiene en las sombras del presidente de la Generalitat fusilado en 1940

LAVANGUARDIA.es / Viernes 6 de octubre 2006

Barcelona. (EFE).- El historiador nacionalista Enric Vila desmitifica en su libro 'Lluí­s Companys. La veritat no necessita mí rtirs'
al que fuera presidente de la Generalitat, de quien escribe que era depresivo, inculto, mujeriego e incluso que fue su escolta personal el que asesinó al jefe de la policí­a Andreu Rebertés.

Editado en catalán por Punt de Mira, Vila ha presentado hoy su obra reconociendo que no le cae bien el personaje y afirmando que ha escrito el libro "desde el catalanismo, desde el amor al paí­s, pero teniendo en cuenta la inteligencia".

Mantiene el también periodista que "la muerte de Companys no es suficiente para santificarlo, sobre todo si esto debe impedir analizar a fondo su vida y su actuación polí­tica, que resultarí­a más ejemplar y aleccionadora para los que todaví­a quieren al paí­s, vista sin las iluminadoras guirnaldas de la gloria".

Durante la rueda de prensa de hoy, en la que algún periodista le ha reprochado la negativa visión que ofrece del polí­tico catalán, Vila ha defendido que lo que en realidad refleja su obra es que "Companys era la máxima expresión de lo que era Catalunya, un paí­s de hipócritas que se acaba enredando en su propia mentira".

Asimismo, cree que ha acabado siendo un "mártir"
porque "en el fondo Companys es el mejor de todos los que gobernaban, aunque no hizo nada bien. Todas las apuestas le salieron mal, aunque sí­ consiguió, como querí­a, pasar a la historia".

A lo largo de las 430 páginas del libro, Vila estudia el personaje tanto como hijo, padre, esposo u amante e ilumina sobre sus lecturas, sus enemigos, sus esperanzas y sus miedos.

También revisa los últimos cien años de vida polí­tica catalana "para entender mejor dónde estamos ahora", incidiendo en "la dificultad de las izquierdas para articular un discurso autonómico, el nacimiento del catalanismo, la resistencia feroz de Castilla a perder la hegemoní­a en España o las dificultades que ha habido para absorber la inmigración".

A su juicio, gracias al trabajo, el lector podrá ver "cómo, en definitiva, se crea un magma, que explica el hecho de que Companys acabe ante un piquete de fusilamiento".

También considera que el presidente de la Generalitat representa "lo que nos hicieron a los catalanes, y que no hemos sabido reaccionar de otra manera que con el lloriqueo", aunque, ha agregado: "Catalunya no puede ser una fábrica de lagrimitas".

El editor de Punt de mira, Félix Riera, que cree que el libro está más a caballo del ensayo y la obra literaria que no de la historia.

¡Qué clarividencia! Ayer, hoy y siempre.

Preguntar por el autor del mensaje.
"España es el paí­s donde más fácilmente se puede hacer uno rico"

Carlos Solchaga

popotez

Sí­. En Catalunya se puede criticar a todo el mundo. Es lo que tienen los paí­ses democráticos.

Por otro lado, aprovecho para realizar una nueva autocrí­tica, en esta ocasión al periodista-tertuliano-columnista-conferenciante Francesc-Marc ílvaro, quién afirma hoy en el periódico monárquico LV que flipaba con lo que le decí­an a él en los debates de la campaña estatutaria los partidarios del no soberanista.
Me parece extraño, porque justamente dos dí­as antes que ZP y Mas se cargaran el texto, ílvaro presentaba un libro en el colegi de periodistes de Catalunya, y allí­ afirmó que si el texto finalmente se recortaba no existí­a otra opción que votar que no.
Dentro de un año estaremos mejor

Gilles DeRais

Companys era un hijoputa de cuidao, ¿es cierto que ordeno matar a un supuesto amante de su mujer?

Dan

La guerra civil que perdió Bambi
 
   
 
   


En mi familia perdieron la guerra. Mi padre hizo poco para ganarla, pues la pasó en artillerí­a antiaérea, jugando al ajedrez entre bombardeo y bombardeo. Pero mi tí­o Lorenzo, que se alistó con dieciséis años y volvió de sargento y con agujero de bala a los diecinueve, se comió el Ebro y Belchite. Quiero decir con eso que, por nacer doce años después de la guerra, tuve información oral fresca: combates, represión, cárceles, paseos a manos de milicianos o falangistas, y cosas así­. Soy de Cartagena, donde la cosa estuvo cruda. Tuve además, como casi todos los españoles, a parientes en ambos bandos;
y allí­ lucharon y también fueron fusilados por unos y otros, en aquella macabra loterí­a que fue España.

Poseo, por tanto, elementos casi de primera mano sobre esa parte de la memoria que ahora tanto agitan. Y nunca me tragué lo de buenos y malos: ni cuando niño las hordas rojas, ni de mayor los fascistas de fijador, brillantina y correaje. Tuvimos de unos y otros, naturalmente. Y a la guerra siguió una dictadura infame, ajena a la caridad. Pero hay un par de puntualizaciones necesarias. Una es que, españoles todos, llenos de los rencores, las envidias y la mala baba de la estirpe, canallas y asesinos lo fuimos en los dos bandos. Otra, que casi todos se vieron envueltos en aquello muy a su pesar;
y que, entusiastas y héroes aparte â€"a ambos lados los hubo con igual coraje y motivosâ€", la mayor parte estuvo en las trincheras de modo aleatorio, según donde tocó. La prueba es que hubo más deserciones â€"pasarse, decí­anâ€" por volver al pueblo con la familia, que por ideologí­a nacional o republicana.

Por eso estoy hasta los cojones de que me vendan burros teñidos de azabache. Si de pequeño no creí­ lo de la Cruzada y la espada más limpia de Occidente, no pretenderán que me trague ahora lo del pueblo en armas en plan Bambi: aquí­ la buena gente proletaria, y allí­ espadones y señoritos. Mi padre y mi tí­o, verbigracia, eran chicos de buena familia, pero defendí­an a la República. Entre otras cosas, porque el pueblo eran muchos pueblos y muchos hijos de vecino, y cada cual, según le iba o donde caí­a, era de su padre y de su madre. Por mucho que, a falta de argumentos actuales, de inteligencia polí­tica, de cultura, de ideas claras y de otra cosa que no sea el hoy trinco votos y mañana veremos, ciertos habituales de los telediarios estén empeñados en ganar por la cara, setenta años después, las guerras que perdieron sus abuelos, o los mí­os. Y no sé hasta qué punto la demagogia y el fraude calarán en jóvenes a quienes eso queda muy lejos;
pero ya empiezo a estar harto de tanto bocazas y tanto cuento chino. Una cosa es que aquellos a cuyos parientes fusilaron por rojos puedan, al fin, hacer lo que hicieron otros en los años cuarenta: honrar los huesos de sus muertos. Otra, que se falsee la Historia para reventar al adversario polí­tico de ahora mismo, suplantando la realidad con camelos como aquel grotesco Libertarias que rodó hace años Vicente Aranda, poblado de angelicales milicianos. Por ejemplo.

Así­ que ya está bien de mezclar churras con merinas. Tengo verdaderas ganas de oí­r, en boca de estos cantamañanas aficionados no a desenterrar muertos, sino rencores, que el franquismo sometió a España a una represión brutal, cierto;
pero que, de haber ganado la República, sus fosas comunes también habrí­an sido numerosas. Que ya lo fueron, por cierto, aunque ahora se cargue todo en la ambigua cuenta de los incontrolados. Y no digamos si hubieran vencido los tipos duros del partido comunista, entonces férreamente sujeto al padrecito Stalin;
pregúntenselo a don Santiago Carrillo, que de ajustes de cuentas con derechas e izquierdas sabe un rato. Y en cuanto a los nacionalismos radicales â€"esos miserables paletos que tanta manteca han sacado de la guerra civil, y la siguen sacadoâ€", serí­a útil recordarles que al presidente Companys, por ejemplo, cualquier gobierno izquierdista fuerte y consecuente lo habrí­a fusilado también, acabada la guerra, por traidor a la República, a la Constitución y al Estatuto. Y del pueblo vasco que acudió a defender la libertad, curas incluidos, como un solo gudari y como una sola gudara, podemos hablar despacio otro dí­a, porque hoy se me acaba la página. Incluidos los tercios de requetés donde se alistaron de abuelos a nietos apellidados Iturriaga, Onaindí­a, Beascoechea, Elejabeitia, Orueta o Zubirí­a;
a quienes ni siquiera Javier Arzalluz â€"la jubilación más aplaudida de la historia reciente de Españaâ€" podrí­a llamar españoles maketos de mierda.

Casio

"la resistencia feroz de Castilla a perder la hegemoní­a en España"
qué certero. Ese es el origen del mal. Lo digo en serio.

Con respecto a la guerra civil, la equidistancia no, gracias. Yo sigo con mi idea. Los que la perdieron eran malos. Pero que la ganara quien lo ganó fue una catastrofe sin paliativos para este pais, y seguimos recogiendo cascotes.