Ensayo de Poesí­a para mantenerme deseable por las damas

Iniciado por a priori, Septiembre 07, 2006, 07:27:09 PM

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a priori

Amor, celos, desengaños y pasiones. Lo mejor de la poesí­a es que expresa de manera muy atractiva todos los sentimientos que se producen entre las personas que alguna vez hemos tenido un terremoto en nuestro interior. Las diferentes formas de transmitirlo tienen mucho que ver con el tiempo y sus modas. Para huir de la mediocre frivolidad que me persigue y con el ánimo de impactar en alguna dama que se aleja peligrosamente de mi voluntad, voy a realizar este brillante ensayo sobre los diferentes tipos de amante que podemos ser en función del estilo que manejemos.

MEDIEVAL. Hay que reconocer que las culturas de sotana suelen tener la manga ancha y la mente estrecha en asuntos de amor. En la literatura medieval pasa de todo, porque la tierra es una esfera de tentaciones variopintas, de pasiones que asaltan el alma y la reducen a la animalidad. El “Libro de buen amor” ofrece una suma de avisos y ejemplos para los enamorados que siguen considerando la vida como un destierro, un valle de lágrimas. El Arcipreste de Hita escandaliza, se rí­e, blasfema, pero lo hace para recordarnos que el pecado es un enemigo poderoso, y la sexualidad, su más firme aliada. Bajo los adornos y las pinturas, las mujeres esconden un corazón selvático. El Arcipreste, debo reconocer que perjudica con sus argumentos a la mayorí­a de foreras, ya que propone como remedio buscar el amor de mujeres menudas: “Siempre quise a la chica más que a grande o mayor;
/ ¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error!/ Del mal tomar lo menos, dí­celo el sabidor, / por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor!

RENACENTISTA. Garcilaso llevó la velocidad juguetona y cortesana de los cancioneros a la lentitud confidente del endecasí­labo. Dejó de ser fiel a una voluntad sobrenatural y se convirtió en siervo de sus propios sentimientos. Este clásico es un buen argumento para los enamorados vividores, porque aconseja aprovechar la primavera antes de la inevitable llegada del invierno. Hay que darse prisa en vivir, lo demás parece cuento. Ya sabemos que vividor viene de “vi” (he visto), “vi” (repito, he visto) y “dor” (una puerta por la que dejar entrar la vida). Con Garcilaso empezamos a sentirnos seguros de nuestros pasos en la tierra. “Yo no nací­ sino para quereros;
/ mi alma os ha cortado a su medida;
/ por hábito del mismo alma os quiero;
/ cuanto tengo confieso yo deberos;
/ por vos nací­, por vos tengo la vida, / por vos he de morir y por vos muero”.

BARROCO. Más que para amantes complicados, que encontrarán su calor en la poesí­a surrealista, el barroco es útil para enamorados indecisos, almas con mucho miedo al desengaño. Aunque Góngora sigue el camino de Garcilaso, aconsejando disfrutar del cuerpo antes de que la vida se convierta en sombra, lo normal es que los poetas barrocos avisen de las mentiras teatrales de la existencia. Quevedo escribió sonetos geniales para advertir que los amantes sólo viven las falsedades de un sueño. La batalla del cuerpo y del alma se asoma en unos versos que recuerdan el carácter orgánico del amor, su raí­z animal. Tal vez aquí­ radique uno de los elementos más sublimes del amor, esa mezcla de inteligencia humana y de instinto animal. El amor es una paradoja fascinante que permanece más allá de la muerte: “Alma a quien todo un dios prisión ha sido, / venas que humor a tanto fuego han dado, / médulas que han gloriosamente ardido, / su cuerpo dejará, no su cuidado;
/ serán ceniza, más tendrá sentido;
/ polvo serán, mas polvo enamorado”.

ILUSTRADO. Pese a su fama de frí­os razonadores, los ilustrados son también unos sentimentales. Jovellanos lloró amargamente la ausencia de Marina. Los poetas ilustrados ofrecen buena compañí­a a los amantes que quieran equilibrar el corazón y la razón. Si la sociedad hubiese seguido sus consejos, los abogados matrimonialistas tendrí­an hoy menos trabajo. Pero de aquella época todaví­a imprescindible, en la que se mezclan bondad y gozo, algo que yo jamás he sabido conjugar, lo más útil para nuestras mesillas de noche sigue siendo Cadalso y Meléndez Valdés. “Los besos de amor” de Meléndez, son un canto a la vida, una moral que intenta unir el sentido del bien con el placer: “Los lascivos besos / que entre blandas risas / me das amorosa / y Amor los envidia”.

ROMANTICO. Conviene saltarse las exclamaciones y lamentos de la poesí­a romántica superficial;
hay otro romanticismo menos exagerado, que tiene que ver con el corazón desgastado de Espronceda y con la ironí­a envenenada de Bécquer. 
La poesí­a empieza a debatir las contradicciones de la vida moderna. Las mujeres, por su parte, cansadas de ser simplemente poesí­a, exigen su derecho a ser también poetas. Aparecen, en escena Carolina Coronado y Rosalí­a de Castro. Debo confesaros que Rosalí­a me hizo descubrir que la melancolí­a es la expresión más dulce de lo inevitable. Decidme si no son sublimes estos versos de 
“Follas novas”: “No cuidaré los rosales / que dejó, ni sus palomos;/ que sequen, como yo seco,/ que mueran, como yo muero”.

REALISTA. Sin duda, Campoamor es su representante más brillante. Utilizaba piruetas como la duda, el cinismo y el humor para describir el valor de lo real. Hay que reí­rse de los ideales y acomodarse tranquilamente en el mundo establecido. De hecho, yo considero que usaba el humor como suavizante de la áspera realidad. Entre sus brillantes aciertos está su infinita gracia para afrontar los amores imposibles del romanticismo: “La que ama un ideal, y sube… y sube… / suele morir ahorcada de una nube”.

MODERNISTA. Siguiendo los caminos del romanticismo, los poetas asumen el papel de la rebeldí­a en la ciudad contemporánea. En el mundo hay mucho humo y poco calor. Frente a la realidad y a la mediocridad de la decencia, el verso busca los ámbitos del deseo, los amores escandalosos, los excesos. Rubén Darí­o se inventó paraí­sos artificiales, Juan Ramón buscó la melancolí­a del tiempo, la herida de los amores no ya perdidos, sino olvidados. Antonio Machado decidió abandonar el consuelo y quedarse con la realidad para convertirla en sí­mbolo. Discrepo de su 
resignación, pero a su vez, me siento muy identificado con su forma de asumir lo inevitable. Su manera de ser poeta fue no ir de poeta, su manera de amar fue no ir de donjuán: “Ni un seductor Mañara, ni un Bradomí­n he sido/ -ya conocéis mi torpe aliño indumentario-, / mas recibí­ la flecha que me asignó Cupido, / y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario”.

DEL 27. Salinas y Cernuda son los grandes poetas del amor en la “generación del 27”. Salinas lleva el pensamiento a la frontera de la sensualidad y convierte el impulso erótico en una pasión del conocimiento. Con Cernuda cobra protagonismo el deseo. Un deseo que si fuera eterno no habrí­a cuerpo que lo resistiera. En “Los placeres prohibidos”, si uno está verdaderamente enamorado, puede encontrar la ley de la entrega absoluta: “Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien / cuyo nombre no puedo oí­r sin escalofrí­o”.

ACTUAL. Hay para todos los gustos: familiar, nocturna, callejera, catastrófica, metafí­sica, rebelde. En cualquier caso para escribir poesí­a en esta época, conviene estar enamorado. Cuando se produce la fusión del cuerpo y el alma, y el amor inunda hasta el último poro de la piel, todo resulta mucho más fácil. Gil de Biedma nos pidió dedicación: “Para saber de amor, para aprenderle, / haber estado solo es necesario. / Y es necesario en cuatrocientas noches/ -con cuatrocientos cuerpos diferentes-/ haber hecho el amor. Que sus misterios, / como dijo el poeta, son del alma, / pero un cuerpo es el libro en que se leen”.



qaz

Campoamor... alguna página conoces con sus poes completas? Es q sólo pillo trozos

Barbie

No sé, quizás lo cuestionable sea mi condición de dama.

California

Cita de: qaz en Septiembre 08, 2006, 08:50:38 PM
Campoamor... alguna página conoces con sus poes completas? Es q sólo pillo trozos


Hace falta valor, por dios... Campoamor.

Va una mariposa bella
volando de rosa en rosa,
y de una en otra afanosa
corre una niña tras ella.

Su curso, alegre y festiva,
sigue con pueril afán,
y con airoso ademán
la mariposa se esquiva.

A veces con loco intento
quiere hacer presa en sus galas,
y, en vez de tocar sus alas,
toca las alas del viento.


Y todo así­...

Confiesa, qaz, qué vas a hacer con tas sublimes ripios?

qaz

Cita de: California en Septiembre 10, 2006, 05:25:27 AM
Y todo así­...

Confiesa, qaz, qué vas a hacer con tas sublimes ripios?

Nadie es tan lineal. Lo encuentro cí­nico (salvo si pones las tí­picas estrofas fejons). Por ejemplo:

es la constancia una estrella
que a otra luz más densa muere
y a quien más con ella quiere
menos le quieren con ella

en la guerra y el amor es lo primero
el dinero, el dinero y el dinero.

jamás mujer alguna
ha salido del todo de la cuna

a todo ser creado
le gusta, como a Dios, ser muy amado

yo conocí­ un labrador
que, celebrando mi gloria,
al borrico de su noria
le llamaba Campoamor

*****

Por eso no quiero ir a www.los-poetas.com/j/campoa.htm ya sé lo q puede encontrarse en tales sitios

California

Ah, vale.
Yo tení­a un colega que recitaba tan bien las poesias que hasta a Campoamor le sacaba jugo.
Reconozco que algunas se pueden soportar.

a priori

Yo poseo un librito de poemas de Campoamor publicado en 1877, perteneciente a una vieja editorial de la calle Tetuán de Sevilla: "Nuevos pequeños poemas y nuevas doloras". 
La lectura de esta pequeña joya harí­a que California olvidara sus prejuicios.

(Qaz, no te puedo ayudar)


Cita de: Barbie en Septiembre 09, 2006, 08:15:08 PM
No sé, quizás lo cuestionable sea mi condición de dama.

Pues algo habrá que hacer.

a priori

Cernuda resume perfectamente la intensa obsesión del Areópago:

“Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien / cuyo nombre no puedo oí­r sin escalofrí­o”.

Bambi

A mi eso me pasa con algunas mujeres malas malonas malévolas pinchudas, y lo que más temo y me estremece en esta vida es que deje de pasarme.