Sin miedo

Iniciado por Paloma, Noviembre 28, 2006, 10:14:50 PM

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Paloma

No se me da muy bien escribir, pero de veencuando hago algo similar a esto. Espero que no seáis mu crueles conmigo.

La Estación

Habí­an hecho muchos planes de futuro, hasta que un dí­a, él recibió una llamada telefónica. Se tení­a que marchar a su ciudad natal por temas familiares. Ella le acompañó hasta la estación de Tren de Atocha, de nuevo hicieron el recorrido que les llevaba desde el Jardí­n Botánico hasta la Estación, pero ese no era un recorrido igual que los anteriores, aquellos eran un hasta luego o un hasta el próximo viernes, éste serí­a algo más largo. Se acercaron al anden, tení­a la salida a las 19.00 horas, se besaron como nunca antes lo habí­an hecho, plasmaron sus besos como si de un sello se tratara, quedaba tan poco tiempo que quisieron devorarse.

El cogió el tren y ella sentada en un banco del anden vio como el tren avanzaba lentamente por la ví­a, luego algo más deprisa hasta que lo perdió de vista. Lloró como nunca antes habí­a hecho y se odió por haberle dejado marchar.

Como solí­a hacer cada viernes antes de vivir juntos, iba a la Estación a esperarle, llegaba en el tren de las 19.45 horas, siempre el mismo recorrido, de 6 a 7 de la tarde paseaba por el Jardí­n Botánico y desde allí­ andando hasta la Estación, hasta que llegara su amado.

En los dí­as siguientes ella, esperaba con ilusión su llegada, le hací­a llamadas a su móvil que no eran contestadas, le mandaba sms, correos electrónicos y nada nunca recibí­a contestación. Pasaban los dí­as y no tení­a noticias de él.

Siguió yendo a la Estación como hacia cada viernes durante dí­as, meses, con la esperanza de que algún dí­a el apareciera en ese tren de las 19.45h y con una sonrisa en los labios le dijera -"Hola putita, ya estoy aquí­" y un beso suave (así­ era como la llamaba cariñosamente). Pero nunca llegaba el tren que le traerí­a la felicidad.

Un viernes sentada en el anden, se le acercó un chico y le dijo -Hola, me llamo Abel, estás bien?- Sí­, le dijo ella tajantemente, luego se dio cuenta que igual habí­a sido un poco mal educada, entonces, le dijo -Disculpame, no tengo un buen dí­a, siento haberte contestado así­- él muy educadamente le dijo que no se preocupara. Parecí­a un chico risueño y amable, estuvieron allí­ charlando un rato, sobre como funcionaba de mal el tren y los servicios públicos...etc, entonces Abel le dijo -llevábamos aquí­ un rato y no sé cómo te llamas?- -oh, perdona es cierto me llamo Isa, bueno Isabel, pero todo el mundo me llama Isa- siguieron con la conversación y el le dijo -Isa, puedo hacerte una pregunta indiscreta- -Claro, dependiendo lo indiscreta que sea- Mira llevo más de un año cogiendo el tren de cercaní­as y siempre te veo aquí­ sentada como esperando algo, un poco languida, triste quizá?. Ella le contó su historia, a él casi le brillaban los ojos y le dijo -Pero...aún le esperas?- No le dio tiempo a contestarle, llego su tren y con un simple adiós salió corriendo.

Ya eran cerca de las 9 y decidió irse a casa, pero Abel le habí­a dejado pensando, le retumbaba en la cabeza "aun le esperas, aun le esperas, aun le esperas", aquella noche apenas durmió, pero se levanto como siendo una persona nueva.

Llegó de nuevo el viernes y allí­ estaba ella a las 19.30h, pero está vez no esperaba el tren de las 19.45 horas, esperaba a Abel, le habí­a causado un sensación extraña, pero a la vez le habí­a hecho despertar. La vio allí­ sentada y se acerco -Hola Isabel, perdona Isa, qué tal? esperando tu tren?- ella le contesto -creo que mi tren ya llegó-, estuvieron un rato charlando y ella le invitó a cenar en su casa para que se pudieran conocer mejor.

Se llevaban estupendamente, se querí­an, pero ella siempre supo que no era amor lo que sentí­a, ella le querí­a por como la trataba y como se portaba con ella, era como el amor de la soledad. Al cabo del tiempo ella se quedó embarazada y tendrí­a una preciosa niña, a la que llamarí­a Celia, como le habí­a prometido a su madre.

Al cabo de tres años las cosas empezaron a ir mal y pensaron en separarse, aquel dí­a ella pensaba en como hacerlo para que no fuera traumático para ninguno de los 3, como siempre acudió a su lugar "El Jardí­n Botánico", junto con Celia. Pasaron una tarde divertida, empezaba anochecer, así­ que fueron caminando por el Pso. del Prado, como tantas veces antes habí­a hecho, Celia, como todos los niños se quedaba atrás, ella siguió caminando. Un hombre se paró y se quedó mirándola y le pregunto - ¿Cómo te llamas?- ella con su vocecita contesto -Celia-, a él le dio un vuelco el corazón, era igual que ella, se llamaba como ellos siempre habí­an querido poner a su hija, Isa se dio la vuelta y le gritó -Celia, como no vengas mamá te dejará ahí­ solita- enseguida se percató de que estaba con un hombre, desde lejos no podí­a apreciar bien su figura ni su cara, pero según se fue acercando el corazón se le aceleraba. Era el, habí­a vuelto muy cambiado, envejecido pero igual de guapo que siempre, se miraron sin saber que decir durante unos minutos, cuando el le dijo -al fin te encontré, lo he pasado muy mal durante éste tiempo, tengo mucho que contarte, nos vamos a casa? ella asintió con la cabeza.

Paloma

coño, nicotin pensé que me ibas a soltar un montón de mierda....

Gracias

Paloma

Cita de: indómita en Noviembre 28, 2006, 11:34:10 PM
nicotin?  explí­came que aquí­ me pierdo.

no me vaciles anda jejeejejeje

Bic

Estoy de acuerdo con indómita (perdi, coño, apaga el detector de multinicks): es muy bonito pero da bastante rabia en nombre de todos los Abel del mundo.

Me gusta el tono con el que escribes, Isa, lo digo por este texto y sobretodo por el que leí­ de "la tarde de Celia".

P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

Bic

A todo esto, la escena del tren me ha recordado a una tira muy buena de Perry Bible Fellowship:



P & L
Los libros son finitos, los encuentros sexuales son finitos, pero el deseo de leer y de follar es infinito, sobrepasa nuestra propia muerte, nuestros miedos, nuestras esperanzas de paz.

Paloma

Cita de: Bic Cristal en Noviembre 29, 2006, 10:21:42 AM
Estoy de acuerdo con indómita (perdi, coño, apaga el detector de multinicks): es muy bonito pero da bastante rabia en nombre de todos los Abel del mundo.

Me gusta el tono con el que escribes, Isa, lo digo por este texto y sobretodo por el que leí­ de "la tarde de Celia".

P & L

Gracias Bic, pensé que escribí­a como el puto culo jajajajajaj

Venga vale, indómita te pido disculpas....

Lo sé, pero hay veces que crees enamorarte de alguién y realmente lo que necesitas es que te acompañe, pero eso no es amor

Nicotin

Cita de: Perdidiya en Noviembre 28, 2006, 11:36:04 PM
Cita de: indómita en Noviembre 28, 2006, 11:34:10 PM
nicotin?  explí­came que aquí­ me pierdo.

no me vaciles anda jejeejejeje

Jeeejejejejee

...hay que joderse.
CitarPitita Ridruejo dice:
el otro dí­a ví­ a un tipo con un perro, y lo vi 5 minutos escasos, y dijo lo mí­nimo, pero yo digo: chalao.