Para qué sirve esto.

Iniciado por Casio, Enero 05, 2007, 06:57:14 PM

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Casio

Si me lees estás ahí­, en algún sitio, sin rostro para mí­, yo sin rostro en tu mente. Todos los que por aquí­ andamos quizá nos hemos parado a pensar en lo absolutamente nuevo que es esto de las relaciones por internet. No sé si somos concientes que somos la primera generación humana que entra en  contacto con otros de esta forma tan...impredecible. Impredecible por que aún no sabemos las reglas ni  las consecuencias.  Pisamos terreno virgen. Cuando uno empeza a tontear con esto , al menos yo, la primera idea es que esto es el  reino de lo imaginario, de la pura máscara. Aquí­  se habla sin pagar las consecuencias del compromiso de la palabra dicha, del cuerpo reconocible. Uno puede ser un camionero de Alicante y  presentarse como una sí­lfide burguesa, quitarse 20 año o ponerse veinte personalidades. El reino perfecto para pequeñas trasgresiones, para los pequeños perversos que en la vida real ( ¿ es esto real?) tienen que reprimir sus deseos de jugar con el deseo de los demás. Pero según va evolucionando mi experiencia en esta mancha blanca del mapa, no estoy tan seguro, ¿es posible sostener la mentira incluso aquí­,  mucho tiempo? No sólo porque puedan descubrite por tus errores o por la astucia de los otros. Más bien porque paradójicamente te niegas a tí­ mismo lo que aquí­ puedes buscar. Qué buscamos. Un buen rato, amistad, sexo,  complicidades, aprecio.En definitica reconocimiento del valor de lo que eres por los otros. El falsario, el mascaritas o el que se crea un personaje rigido , como un personaje de marionetas se condena él mismo  a no ser reconocido más que por la máscara, y ni eso, por que llevar máscara no gusta a los desenmascarados. Se condena a ser una estatua, un icono.

Otra idea. Soy de la opinión que cuanto más endogámico es esto , más se parece a un iceberg, en el que lo que aflora en público es cada vez más reducido que la intrahistoria. Y  en esta intrahistoria se da el caso de entrar en contacto con gente que  bajo circunstancias de las relaciones social normales, jamás habriamos conocido. Lugar, edad, inquietudes. Gente con la que te habrias cruzado mil veces en cualquier sitio y que nunca habria suscitado ningun interés, o quizá si pero nada hubiera ocurrido aquí­ hablas.

No sólo eso , aquí­, y esto es un fenomeno tambien nuevo primero hemos conocido como piensa uno y otro, y despues, si es el caso, se puede saber de su imagen, de su cuerpo, su estilo personal. El hecho de saber antes como piensa alguien que como es, producen simpatias y antipatias basados en un conocimiento sorprendente, y nuevo. Se puede establecere una red basada en, curiosamente, algo menos imaginario que la imagen corporal, en gustos, afinidades, sensibilidades. La vuelta de la tortilla, allí­ donde parecia el reino de lo imaginarios, lo falsario, puede dar  lugar a un conocimiento más consistente que relaciones iniciadas mediante métodos  de toda la vida de dios.


A ver si tengo tiempo y ganas y sigo.....

Dan

Totalmente de acuerdo.
Ya he dicho muchas veces que mi traslado de ciudad, sin internet, me podrí­a haber llevado a la desesperación por aburrimiento.

Pero no, así­ que gracias a todos.

Scardanelli

Se dice que en Internet hay mucha gente que decide hacerse pasar por lo que no es.

Yo dirí­a que quien siempre se hace pasar por tonto es tonto, porque de tontos es tomar y retomar ese tipo de decisiones.
Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Carlo

Es la forma de seguir lo aprendido de oí­das, por parte del neófito. Más adelante se dará cuenta de que es fácil ser conocido, y que en ese momento, o se cubre de escudos, o de reproches. A partir de ahí­, una vez esté en el suelo la pesada carga del disfraz, comenzará la diversión.

Yo soy crédulo en este medio, y no por naturaleza -que en otras circunstancias es desconfiada-, sino por comodidad, y, sin embargo, he dado con pocas personas que no se correspondieran con la imagen que pretendí­an dar... o, quizás sea que no he aceptado esa imagen, y he tomado prestada una propia construida a través de pequeños detalles.

Ni siquiera ese estereotipo del camionero que se hace pasar por una exuberante rubia me lo he encontrado. Alguna que otra vez he cruzado privados con gays, y no lo han ocultado... hemos echado unas risas, sin que fuera necesario ningún disfraz, y, hasta la próxima.

Y guardo cientos de fotos... y he visto decenas de webcams... y generalmente nadie tiende a ocultarse, ni enví­an una imagen de la vecina. Como mucho dicen: "un momento, que me peino antes".

Es más gratificante no tener que mantener una pose... después de todo, ¿para qué?

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Me acabo de tragar tres chupitos de Bayleys... los Reyes Magos van a tener la culpa de que termine viendo doble.

Cerillita

Internet nos permite ser puramente tal como somos, sin las imposiciones sociales de tu entorno inmediato, o tal como nos gustarí­a ser, y así­ liberarnos de una existencia plúmbea o simplemente darle un punto divertido como si asistiéramos a un carnaval perenne.

Sea cual sea la opción elegida, su gran ventaja revolucionaria, sea a través de foros, blogs, chats o el Meetic, es la de ponernos en contacto con más y más variados seres humanos con menos inhibiciones que en condiciones normales. O, al menos, los obstáculos habituales que en una relación cuerpo a cuerpo serí­an inevitables; con el tiempo sabremos si a través del monitor surgen nuevas barreras sociales que al retraí­do de turno le impidan abrir su mente.

Vitesse

Hubo un tiempo en que me gustaba relacionarme por Internet: era cómodo, limpio, fácil, frágil en tanto que fácilmente rompible cuando quisiera, sin ataduras y me ayudaba a "engañar" a mi sociopatí­a y a sentirme menos sola en tanto que aquel engaño funcionaba. Y lo más importante: en cierto sentido, sentí­a que era todo lo que tení­a, todo lo que me quedaba. Encontré gente estupenda -todos han sido, excepto alguna contada excepción, estupendos-, gente con la que podí­a hablar y no sentirme del todo marciana, gente que a priori no tení­a nada que ver conmigo pero que luego resultaba que sí­, gente con la que jamás me habrí­a cruzado si no los hubiera conocido por Internet.

Recapitulando, rememorando, me doy cuenta de que Internet cambió mi vida en un momento en que no sabí­a qué hacer con ella -lógico, en aquel momento, yo solo era una adolescente. Relacionarme por Internet cambió aún más mi forma de ver el mundo, me hizo ver que habí­a vidas en las que la gente era protagonista de ella y no meros espectadores, me hizo comprender cosas que yo sólo habí­a leí­do en los libros, como si lo estuviera viendo en un simulador sin tantas consecuencias a medio o largo plazo como es vivir, en sí­, la vida. Internet me hizo conocer a las personas que más quiero, hoy por hoy. Todo estaba ahí­, Internet me lo ofrecí­a, y yo no dije que no... y a esto me ha llevado hoy; a una vida que más o menos me gusta, de la que más o menos estoy satisfecha.

No reniego hoy en dí­a de relacionarme por Internet, ni siquiera me disgusta... pero después de tanto tiempo necesito pieles, ojos, bocas, sonrisas, voces sin matices electrónicos. Quizá empecé la casa por el tejado porque la gran mayorí­a de la gente termina aquí­ huyendo de una vacuidad que no soportan ahí­ fuera, porque están cansados de vivir la vida que viven y no tienen fuerzas para cambiarla, no son todos, pero sí­ son muchos... en mi caso fue justo al revés: lo cyber me abrió los ojos en muchos sentidos y me hizo ver que, con sus más y sus menos, la vida adulta que ruge allá fuera merece la pena ser vivida, aunque luego resulte que te sale rana. Los hay que lo complementan y equilibran con su vida diaria y ahí­ están, quizá sea la opción más sensata, pienso... si sabes hacerlo.

¿Y hoy? Pues hay una pequeña relación amor-odio con este chisme, pero tampoco es tan grave.

Kamarasa GregorioSamsa

Es, fundamentalmente, un enorme capital cognitivo.




Rufo

También para tener menos libros en casa.
"Ser tonto, egoísta y tener buena salud, son las tres condiciones requeridas para ser feliz; más si la primera nos falta, todo está perdido"

Tejemaneje

La diferencia que hace Delta entre vida virtual y vida real la hace todaví­a mucha gente. Me recuerda a esas discusiones entre lo que es natural y lo que no, cuando la persona contrapone, por ejemplo, los bosques a las ciudades, como si las ciudades estuviesen en otro mundo y el ser humano se convierte en algo diferente en cuanto tiene un poco lejos a los matorrales y a los bichitos del señor.

Quizá eso sea debido a las múltiples posibilidades de un medio asombroso, internet, implantado a velocidad de vértigo en los paí­ses desarrollados. Ni tan siquiera los que tuvieron internet de adolescentes, o sea, más bien pronto, como confiesa Delta, pueden sobreponerse al impacto que ha supuesto la red.

Y así­ se toman este medio de comunicación como un apartado en la vida, como un rincón, unas veces transitorio, puesto que puede utilizarse para buscar pareja o trabajo, otras veces como una habitación para las frustraciones y neuras, pero siempre clasificado en la categorí­a de no-real, de engaño, palabra que también usa Delta.

Nada se dirá del que llega a su casa y se pone un dvd con una pelí­cula y después ver la tele un par de horas. Nada se dice del que pasa horas en un bareto hablando chorradas y bebiendo alcohol del malo. Sin embargo, si empleas el mismo tiempo en la red, viendo periódicos, chateando, participando en un foro... es la propia persona la que cree estar haciendo algo que está como al margen de la vida.

Con la extensión de internet eso cambiará poco a poco y tales distinciones se irán difuminando conforme su implantación y desarrollo, tanto técnico como en cuanto al número y "educación" de los usuarios, deriven hacia la perspectiva de considear a la red como lo único que es: un medio de comunicación muy completo y cuyas caracterí­sticas lo hacen revolucionario.

Casio apuntaba algo muy interesante sobre el conocimiento sorprendente que permite internet. En ese sentido, internet está claro que genera un nuevo modo de relacionarse que rompe cualquier cosa conocida, incluso barreras como el aspecto fí­sico (hasta cierto punto), la extracción social, el grado formativo o la edad. Pero con el cambio que se está produciendo en la familia tradicional vendrán nuevas aportaciones proporcionadas por internet, ya que la gente empezará a relacionarse por grupos de afinidades o intereses, pudiendo además estar en varios a la vez. Ya se hace así­ aunque de modo embrionario.

Pero ocurre que si eso está en desarrollo embrionario, lo que está en bragas, cosa curiosa, es la propia consideración de internet, que sigue siendo para muchos ese chisme que no está en la vida real. Tampoco se percibe una gran evolución en cuanto a, glup, la ética y educación internaúticas. Al considerarlo un chisme, ese usuario no considera persona al que hay al otro lado de la pantalla. Y digo que es curioso porque el uso y posibilidades de internet están más evolucionadas, como se puede ver en este foro, que la percepción de ese uso que hace el propio usuario, valgan las cuatro toneladas de redundancias.


Recolectando

Colándome de rondón y sin haber sido invitada, me lanzo a compartir opiniones sobre un tema que me interesa bastante como es el de la comunicación mediada por ordenador (COM).

Hace unas semanas leí­a en un dominical un artí­culo sobre este tema, era un estudio de cariz psicológico que acababa en los tópicos de siempre, maní­a que tienen los que trabajan en salud con recetar lo preventivo.  Sin embargo, aportaba una metáfora interesante, la de dos extraños que coinciden en el transiberiano procedentes de un mismo paí­s aunque de distintas ciudades, al poco de iniciar el viaje se inicia entre ellos una conversación en la que ninguno de los dos tiene reparos en comunicar sus apreciaciones más í­ntimas, eso no habrí­a ocurrido de haber coincidido en el metro a diario de camino al trabajo; ese efecto, "extraños en un tren", es el que se produce en la red, que ya ha definido perfectamente Casio y del que todos los internautas tenemos experiencia.  El uso lúdico de Internet lo llevamos a cabo, por regla general, desde nuestras propias casas, cómodamente sentados delante de nuestro PC, así­ charlamos con otros, sincrónicamente o no, que, estando a más o menos kilometros de nuestra residencia, a la vez están en nuestra misma habitación, unos a otros nos invitamos a nuestra intimidad, no es sólo, pues, la ausencia de referentes fí­sicos o sociales el que incide sobre nuestra dehinibición, sino el propio hecho de estar en nuestro espacio más recogido en el que nos mostramos más libremente a nosotros mismos.   Una pantalla no es un rostro, su respuesta contrafáctica es infinitamente menor, con lo cual nada entorpece la articulación de nuestro discurso y lo mismo les sucede a nuestros interlocutores, es por ello por lo que sabemos del pensar y del sentir de unos y otros de forma más inmediata que en cualquier otro ámbito comunicativo; ello facilita la empatí­a y, también, por qué no reconocerlo, las fobias vicerales que de haber mediado una mirada habrí­an sido mucho más matizadas, de darse.

El fenómeno de la identidad en Internet es digno de un estudio meticuloso, ¿verdaderamente se miente?    Imaginemos a un sesentón metido en carnes y calvo que adopta el rol de jovencita adolescente de buen ver cuando se conecta a cualquier chat o foro; aunque falseé su persona no deja por ello de mostrarse a sí­ mismo, al fin y al cabo su personaje estará impregnado de su manera de imaginar cómo es en verdad una adolescente, su yo, aunque sea veladamente, se pone de manifiesto.  Por otra parte su personaje no es falso, explicándolo mejor, ese personaje es real durante todo el tiempo en que permanece conectado a la red, es un yo con entidad más allá de que no pueda acudir como tal a una quedada.  Tal vez yo esté completamente tarada, pero para mí­ tiene más realidad el protagonista de El Hombre sin Atributos que mi vecina del quinto de la cual tengo muchas probabilidades de no llegar a saber nada.

Tejemaneje, como buen gato viejo en estos lares, afirma acertadamente que la red no es un en-sí­ sino un medio para la transmisión de información en el sentido más lato del término.    Recuerdo con añoranza y cariño a un caballero con el que coincidí­ en mis primeros escarceos, no, no hubo ningún rollo sentimental de por medio, si le menciono es porque él siempre sostuvo que no habí­a dos mundos, el virtual y el real, sino uno sólo.  Por aquel entonces su afirmación me resultaba extravagante, ahora, en cambio, es mi propio credo: no es que sea la misma aquí­ y allí­, es que soy una sola que usa diferentes vehí­culos para exponerse y entrar en contacto con otros.  Asumido esto, he dejado de vivir una relación amor-odio respecto a la red, simplemente uso de todas las ofertas que hay en ella sin tener finalidades a alcanzar más allá de su propio ámbito, la tengo tan integrada a mi propia rutina que ya no me intriga el rostro de Casio, sé quién es, es Casio una persona que escribe bien y a la que me agrada leer cuando ocasionalemnete me paseo por este foro.

Besos,

Mon

Lacenaire

No hay tantas razones para mentir por internet. De hecho , es casi más que probable que esta clase de foros reciban esa porción de nuestro ser í­ntimo que de ordinario y cara a cara nos guardamos entre bambalinas y fingimientos a cada cual más obtuso y falaz. Desde nuestra indumentaria hasta la selección que hacemos sobre los pronunciamientos públicos - la criba "lo que digo , lo que me callo"- nuestra vida es una constante pugna por la definición de un Yo externo. Personalmente no me siento particularmente angustiado por esta perspectiva , salvo cuando mi papel chirrí­a. No hay gente deshonesta , sólo malos actores. Y en cualquier caso , siempre nos queda la tranquilizadora idea de saber que , con el trabajo adecuado , hasta el escenario más barato puede ser descifrado por un ojo atento. Eso sí­ que merece la pena.


Scardanelli

Cita de: Recolectando en Enero 27, 2007, 06:36:19 PM
Colándome de rondón y sin haber sido invitada, me lanzo a compartir opiniones sobre un tema que me interesa bastante como es el de la comunicación mediada por ordenador (COM).

Hace unas semanas leí­a en un dominical un artí­culo sobre este tema, era un estudio de cariz psicológico que acababa en los tópicos de siempre, maní­a que tienen los que trabajan en salud con recetar lo preventivo.  Sin embargo, aportaba una metáfora interesante, la de dos extraños que coinciden en el transiberiano procedentes de un mismo paí­s aunque de distintas ciudades, al poco de iniciar el viaje se inicia entre ellos una conversación en la que ninguno de los dos tiene reparos en comunicar sus apreciaciones más í­ntimas, eso no habrí­a ocurrido de haber coincidido en el metro a diario de camino al trabajo; ese efecto, "extraños en un tren", es el que se produce en la red, que ya ha definido perfectamente Casio y del que todos los internautas tenemos experiencia.  El uso lúdico de Internet lo llevamos a cabo, por regla general, desde nuestras propias casas, cómodamente sentados delante de nuestro PC, así­ charlamos con otros, sincrónicamente o no, que, estando a más o menos kilometros de nuestra residencia, a la vez están en nuestra misma habitación, unos a otros nos invitamos a nuestra intimidad, no es sólo, pues, la ausencia de referentes fí­sicos o sociales el que incide sobre nuestra dehinibición, sino el propio hecho de estar en nuestro espacio más recogido en el que nos mostramos más libremente a nosotros mismos.   Una pantalla no es un rostro, su respuesta contrafáctica es infinitamente menor, con lo cual nada entorpece la articulación de nuestro discurso y lo mismo les sucede a nuestros interlocutores, es por ello por lo que sabemos del pensar y del sentir de unos y otros de forma más inmediata que en cualquier otro ámbito comunicativo; ello facilita la empatí­a y, también, por qué no reconocerlo, las fobias vicerales que de haber mediado una mirada habrí­an sido mucho más matizadas, de darse.

El fenómeno de la identidad en Internet es digno de un estudio meticuloso, ¿verdaderamente se miente?    Imaginemos a un sesentón metido en carnes y calvo que adopta el rol de jovencita adolescente de buen ver cuando se conecta a cualquier chat o foro; aunque falseé su persona no deja por ello de mostrarse a sí­ mismo, al fin y al cabo su personaje estará impregnado de su manera de imaginar cómo es en verdad una adolescente, su yo, aunque sea veladamente, se pone de manifiesto.  Por otra parte su personaje no es falso, explicándolo mejor, ese personaje es real durante todo el tiempo en que permanece conectado a la red, es un yo con entidad más allá de que no pueda acudir como tal a una quedada.  Tal vez yo esté completamente tarada, pero para mí­ tiene más realidad el protagonista de El Hombre sin Atributos que mi vecina del quinto de la cual tengo muchas probabilidades de no llegar a saber nada.

Tejemaneje, como buen gato viejo en estos lares, afirma acertadamente que la red no es un en-sí­ sino un medio para la transmisión de información en el sentido más lato del término.    Recuerdo con añoranza y cariño a un caballero con el que coincidí­ en mis primeros escarceos, no, no hubo ningún rollo sentimental de por medio, si le menciono es porque él siempre sostuvo que no habí­a dos mundos, el virtual y el real, sino uno sólo.  Por aquel entonces su afirmación me resultaba extravagante, ahora, en cambio, es mi propio credo: no es que sea la misma aquí­ y allí­, es que soy una sola que usa diferentes vehí­culos para exponerse y entrar en contacto con otros.  Asumido esto, he dejado de vivir una relación amor-odio respecto a la red, simplemente uso de todas las ofertas que hay en ella sin tener finalidades a alcanzar más allá de su propio ámbito, la tengo tan integrada a mi propia rutina que ya no me intriga el rostro de Casio, sé quién es, es Casio una persona que escribe bien y a la que me agrada leer cuando ocasionalemnete me paseo por este foro.

Besos,

Mon

¿Ramón?

Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenení§ia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Recolectando

Cita de: Scardanelli en Enero 27, 2007, 09:26:54 PM


¿Ramón?




Buen candidato, sí­.  Aunque no quiero ni pensar en cómo se imagina el bueno de Ramón cómo son en realidad las Lolitas.

Besos,

Mon

Basho

Tu escrito, Mon, me parece de los más lúcido que he leí­do últimamente sobre Internet. Me gusta tu forma de reflexionar.
Recuerdo ahora una pequeña anécdota. Escribí­ una historia en otro foro que no viene al caso. En ella mencionaba el nombre de un grupo musical, al tiempo que transcribí­a una de sus canciones.  Pasada ya la historia al foro, no tardaron en contestarme cinco minutos aclarándome que  dicho grupo no existí­a, así­ como tampoco su canción.   Lo habí­an mirado en Internet. Y era cierto, eran producto de mi invención. No obstante una pregunta se me gravó en la mente: ¿ Durante cuánto tiempo más seguiremos existiendo si nuestros datos no están metidos en Internet?

Basho

Jajajajajaj. Sí­, supongo que sí­.