Dios desembarca en el Pentadáctilo

Iniciado por Casio, Enero 16, 2007, 02:49:47 PM

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Kamarasa GregorioSamsa

A raí­z de este párrafo:

CitarCuando alguien dice que cree en la justicia, en la amistad, en el amor, en sí­ mismo, o que la vida sencillamente es el cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia, que no significa nada, no necesariamente está refiriéndose a entidades empí­ricas. Esto es, no tiene por qué creer que la justicia tenga una consistencia determinada, incluso puede reconocer cómo las ideas de justicia cambian brutalmente; lo que está es comunicando una experiencia que en un momento determinado le aporta sentido. Pero el esquema cultural que utiliza, inevitablemente es el de la creación de entidades metafí­sicas artificiales a través de la imaginación; los procesos mentales son idénticos.

Me ha surgido una cuestión. Al parecer, muchos tenemos experiencias religiosas (en el sentido profundo de re-ligare), como muchos tenemos experiencias de justicia; unos pocos, en cambio, no experimentan nada de eso. Por otro lado, algunos con experiencias religiosas o sin ellas (aporte cultural al canto, condicionamiento) transmiten una idea, un ideal religioso, como algunos transmiten un ideal de justicia. ¿Es esto el fondo de tu crí­tica, la del ideal, aceptando sin ningún género de dudas las experiencias no referidas a objetos empí­ricos?

Kamarasa GregorioSamsa

CitarLos mitos funcionan así­. Conforman la experiencia. El arte imita a la vida (el mito es una forma de expresar una experiencia) y al mismo tiempo, como decí­a Oscar Wilde, la vida imita al arte (la palabra se hace carne, el mito configura posibilidades para la experiencia). En nuestra sociedad secularizada, muchos hemos dejado de creer en la verdad literal de los mitos religiosos tradicionales. Pero los mitos siguen aleteando bajo las aguas, muchas veces donde no se los espera, muy fuera de lo que llamamos en nuestra cultura "religion".

Y tanto que pueden extrapolarse a otros campos. "Ondas gravitacionales", "variables ocultas", "orden implicado", "conciencia cósmica", etc.

Dionisio Aerofagita

Cita de: GregorioSamsa en Enero 17, 2007, 05:55:14 PM
Me ha surgido una cuestión. Al parecer, muchos tenemos experiencias religiosas (en el sentido profundo de re-ligare), como muchos tenemos experiencias de justicia; unos pocos, en cambio, no experimentan nada de eso. Por otro lado, algunos con experiencias religiosas o sin ellas (aporte cultural al canto, condicionamiento) transmiten una idea, un ideal religioso, como algunos transmiten un ideal de justicia. ¿Es esto el fondo de tu crí­tica, la del ideal, aceptando sin ningún género de dudas las experiencias no referidas a objetos empí­ricos?

Como proto-antropólogo, soy creyente en el paradigma de la unidad psí­quica. Esto quiere decir que pienso que las personas estamos hechas más o menos de la misma pasta, y que las experiencias no son tan diferentes como sugieren las fronteras culturales y lingí¼í­sticas (eso sí­, hay diferencias, el otro paradigma es el de la diversidad cultural).

Las similitudes derivadas de la unidad psí­quica se desenfocan por obra y gracia de las capacidades que tienen las palabras, las categorí­as para descomponer analí­ticamente la realidad y dividirla artificialmente en trozos. Claro, si decimos "experiencia religiosa", e inmediatamente habrá gente que de pronto no se sienta identificada. Sigue dando vueltas con el rótulo e incorporaremos a gente diversa.

Lo que critico es, efectivamente, la dictadura de las ideas; la tiraní­a de las palabras; la idolatrí­a de las categorí­as, en la medida en que traicionan la propia experiencia. No las experiencias mismas. Pero tampoco las ideas mismas. Porque con el noúmeno no vamos a ninguna parte. La experiencia no configurada de ninguna manera y ausente de toda referencia, en mi opinión, no es experiencia.

Yo lo veo como una gran batalla. Una batalla entre los titanes y los dioses:

http://www.areopago.eu/index.php?topic=3253.msg138220#msg138220

Los artificios literarios combaten la tiraní­a del lenguaje, pero utilizan el lenguaje; los misticismos combaten la tiraní­a del dogma, pero parten del dogma; en la distinción de Turner que puse en el hilo de multikulturalismo, los adalides de la communitas rompen con al estructura social caduca, pero reconstruyen otra. Marduk construye el mundo con el cadáver de Tiamat, pero lo delimita.

Ya lo decí­as tú en el otro hilo de Dios, respecto de Parmenides. Digamos que si Parménides sintonizaba con la unidad del ser, luego tení­a que regresar al mundo empí­rico donde la realidad está fraccionada y vivir con ello; pero su experiencia le permite trascender, en ocasiones, las categorí­as del lenguaje.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Kamarasa GregorioSamsa

Cita de: Dionisio en Enero 17, 2007, 09:33:57 PM
Como proto-antropólogo, soy creyente en el paradigma de la unidad psí­quica. Esto quiere decir que pienso que las personas estamos hechas más o menos de la misma pasta, y que las experiencias no son tan diferentes como sugieren las fronteras culturales y lingí¼í­sticas (eso sí­, hay diferencias, el otro paradigma es el de la diversidad cultural).

Las similitudes derivadas de la unidad psí­quica se desenfocan por obra y gracia de las capacidades que tienen las palabras, las categorí­as para descomponer analí­ticamente la realidad y dividirla artificialmente en trozos. Claro, si decimos "experiencia religiosa", e inmediatamente habrá gente que de pronto no se sienta identificada. Sigue dando vueltas con el rótulo e incorporaremos a gente diversa.

Paul Ekmann demostró, allá en los 70, que las expresiones faciales de las emociones eran universales. Tal vez eso refuerce tu creencia sobre el "fondo" común. La diversidad más acusada se darí­a en las diferentes manifestaciones. Así­ como los troncos de las mismas especies de árboles se asemejan bastante, sin ser iguales, sus ramificaciones los diferencian bastante, siendo grosso modo similares.

CitarLo que critico es, efectivamente, la dictadura de las ideas; la tiraní­a de las palabras; la idolatrí­a de las categorí­as, en la medida en que traicionan la propia experiencia. No las experiencias mismas. Pero tampoco las ideas mismas. Porque con el noúmeno no vamos a ninguna parte. La experiencia no configurada de ninguna manera y ausente de toda referencia, en mi opinión, no es experiencia.

Igual te sirve esta referencia: experiencias preñadas de conocimiento. Me la "prestó" Mónica Cavallé y es una buena etiqueta identificativa.

CitarYo lo veo como una gran batalla. Una batalla entre los titanes y los dioses:

http://www.areopago.eu/index.php?topic=3253.msg138220#msg138220

Los artificios literarios combaten la tiraní­a del lenguaje, pero utilizan el lenguaje; los misticismos combaten la tiraní­a del dogma, pero parten del dogma; en la distinción de Turner que puse en el hilo de multikulturalismo, los adalides de la communitas rompen con al estructura social caduca, pero reconstruyen otra. Marduk construye el mundo con el cadáver de Tiamat, pero lo delimita.

Ya lo decí­as tú en el otro hilo de Dios, respecto de Parmenides. Digamos que si Parménides sintonizaba con la unidad del ser, luego tení­a que regresar al mundo empí­rico donde la realidad está fraccionada y vivir con ello; pero su experiencia le permite trascender, en ocasiones, las categorí­as del lenguaje.


Tendemos a generar patrones si no hay disponibles o si los que están "en el mercado" no nos satisfacen. Pero siempre andamos en esa construcción de modelos.

Cuando uno realmente sintoniza con esa unidad no tiene problemas para vivir en un lugar fragmentado. La comprensión se agranda y no se producen las tí­picas filias y fobias por razón de sexo, ideologí­a, raza o cualquier otro referente fragmentado. El paradigma materialista en el que nos hayamos inmersos no entiende esto. Cree erróneamente que sus propuestas ayudarán a vivir mejor, cuando la realidad es otra muy diferente. Tenemos más, peno no somos más felices.

Dionisio Aerofagita

Un ejemplo que me parece muy significativo de que los dogmas verdaderos en sentido poético operan fuera de la religión es la concepción del libre albedrí­o (que también es un dogma teológico, claro). La experiencia básica de la libertad es común -creo- a toda la Humanidad, si bien sus manifestaciones culturales divergen.

Como decí­a, creo que Casio, por ahí­, toda intuición o conciencia moral parte de la premisa de que la libertad existe; todo sentido de culpa o responsabilidad, propia o ajena, toda valoración moral (o jurí­dica) de la conducta de las personas y de uno mismo parten de la experiencia de la libertad. Se lo decí­a a Didius en otro sitio, cuando él acertadamente criticaba la consistencia empí­rica del libre albedrí­o; el caso es que es verdadero porque tiene sentido. Desde luego, más que la idea de Dios, me parece. Elimina la noción de libertad, no como un juego intelectual, sino elimí­nala completamente de tu experiencia y seguramente todo tu mundo se haga pedazos. Por eso es "verdad" que somos libres.

Pero si pretendemos dar consistencia empí­rica a esa experiencia, se nos escapa de las manos. Desde luego, un mal uso del dogma de la libertad en las ciencias sociales puede ser (y quizás ha sido) tan oscurantista como un mal uso de los dogmas divinos en las ciencias naturales; Dios y la Libertad, dos buenas "cajas negras" para encerrar lo que no conocemos. Que no me toquen la libertad, no quiero saber qué factores (biológicos, sociales, culturales, psicológicos si no es redundante) están determinando mi conducta. Así­, los primeros teóricos de la Acción Racional decí­an que el ser humano maximizaba preferencias pero no decí­an cómo se determinaban esas preferencias. Huyendo de los determinismos, al final podemos terminar refugiándonos en una entidad metafí­sica, numinosa, que es la conciencia (la experiencia) de uno mismo como una entidad separada del mundo, de voluntad pura y arbitraria, indeterminada. Dios, en suma. Alguien que decide libremente sus preferencias por encima de las regularidades que se observan en la realidad.

Desde luego, podemos construir definiciones operativas de libertad (por ejemplo, en Derecho Penal) y muchas veces será incluso necesario para funcionar. No se puede negar todo al mismo tiempo. Pero me parece que de manera inevitable, las definiciones verificables de libertad suponen una cierta traición a nuestra experiencia de libertad, de la misma manera a como los dioses se van con la música a otra parte cuando tratamos de cerrar la portezuela de la caja donde los habí­amos metido para poder mirarlos a los ojos. Deja la puerta abierta, para que no se escape.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.