"Eran casi todos ellos de malos instintos y de aviesa intención. Sentían la necesidad de hablar mal unos de otros, de injuriarse, de perjudicarse con sus maquinaciones y sus perfidias, y al mismo tiempo necesitaban verse y hablarse. Tenían, como las mujeres, el afán de complicar la vida con miserias y pequeñeces, la necesidad de vivir y desenvolverse en un ambiente de murmuraciones e intrigas".
Pío Baroja, “Mala hierbaâ€
Comentario: cita demasiado larga para ser citable en estado de plétora alcohólica, mientras se cuelga del puente que pasa sobre la autopista y se farfulla a grito pelao al aturdido y/o drogado amigo que tenemos al lado "dranquilo, macho, que gondrolo de puta madre. ¡Qué flipe las luces de colores que pasan allí abajo! Oye, ¿tú estás oyendo lo que dice el risueño duendecillo que tienes en el hombro? Vale, está bien, verde amiguito, voy a ayudar al colega a alcanzarlas para que se acerque a la infinita Gloria del Verbo tunear". Pero invita a la reflexión, como el arte moderno, cuya esencia puede resumirse en la frase "que se lo curre el que paga la entrada, que hoy no estoy yo pa muchos pensamientos".