La madre bien, bien. Un tanto afectada por el glaciar de hormonas, pero bueno.
Veo que este año (voy a ser tricabrón) tampoco tenemos foto de la VELA...
Ah, no lo dije: al final se me puso camboyano de verdad, usea, amarillo fruiti, y hemos pasado dos días en el hospital, colocándolo bajo lámparas de sol envasado, o algo así. Lo cachondo es que con un día bastó, pero después unos esperaban al alta de la madre, y los de abajo, a la del hijo. Ésta no me ha hecho caso, pero confiando en la burocracia hospitalaria tenía yo ya un plan desarrollado y que no podía fallar mediante el cual la SS nos lo iba a criar (y a mí, de paso, que dormía enroscado en una butaca cual gato shizukiano) hasta los dieciocho, y más allá sólo si me daban pena.
Pero estas mujeres no saben interpretar las ideas geniales. Son unas románticas.