El idiota y otros cuentos, si alguien los pone, y si no, simplemente, el idiota

Iniciado por Dionisio Aerofagita, Junio 05, 2007, 09:48:13 PM

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Dionisio Aerofagita

Acabo de "gomitar" esto, que no sé a qué viene. No me hago responsable.

EL IDIOTA

Yo en mi infancia era el idiota que narra el cuento irrazonable de la vida, lleno de ruido y furia que no significa nada. Gobernaba con poder omní­modo sobre centollos de universos. Leí­a sobre cosas que nunca existieron, el caballo de ocho patas de Odí­n, los Inhumanos de la Luna y el cántico de los Ainur y me asqueaba con lagartos disfrazados de humanos comiendo gusanos y otros bichos; fascinado por las luces y las sombras de hadas, espectros y extraterrestres pasaba los dí­as, pero algo me hastiaba de todos ellos y también fabricaba islas pobladas de animales imposibles que se lo comí­an todo en medio de océanos ocupados por leviatanes grandes como continentes y guerras galácticas entre razas aliení­genas fuertemente imperialistas. Creaba dioses, y aún superhéroes que viví­an historias dramáticas y muy importantes, verdaderamente importantes pero en definitiva absurdas. Los adultos no podí­an seguir el frenético ritmo de mi furia enloquecida, pero algunos niños o incluso hermanos podí­an ser compinches y entonces los arrastraba a inventar superpoderes, a escribir novelas de verano o a fabricar disfraces y ensayar improvisadas obras de teatro. Intentaba gobernar yo siempre mis terrenos celestiales, pero a veces habí­a que negociar un apaño y ceder terreno a los visitantes. Luego, pasaron muchas cosas, entre otras: las luces se apagaron, las sombras se escondieron, dejando de bailar en el techo de mi cuarto, y los elfos se hicieron rí­gidas estatuillas de cristal en vez de gotas de agua; en sus entresijos veo a veces chispas del érase una vez que me salpican y entonces las atrapo en una lata de sardinas y el dí­a menos pensado abro la lata y cuento un cuento. Un cuento verdaderamente irrazonable, lleno de blablabla, que no significa nada. Se trata de una especie de consuelo imaginario, como el que tiene un amigo imaginario, porque en el fondo de la lata de sardinas sé que, aunque no me cabe duda de que soy un idiota, me he convertido en un idiota de otra clase.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

debari

 ;D Hola es la primera vez que entro, nadie me trajo, pero digamos que la vida por estos lares se reduce a un link o a un "googlear".
Primero pensé que serí­a bueno presentarme, pero me pareció una idiotez:
"hola me llamo debari, tal ,tal" .Sonaba a colegio o parvulario, algo así­ como el murmullo de los colegiales diciendo : " juas, juas,juas la nueva Pepito juas; así­ que lo descarté.
La segunda fase vino después, ¿que tal dejar un escrito en "Déjame que te escriba", y a quien porras le escribo si no soy nadie, ni se de que va el foro. Otra tonterí­a sin pies ni cabeza, algo así­ como dejar tu cagadita de pajarito travieso que sin querer comió, bebió y se le escapó...Sin sentido.
Me convencí­ que mejor, ¡ mucho mejor leer!, y fí­jate por donde leo tu escrito, y no solo es que me gusta, es que me encanta:
...Yo en mi infancia era el idiota que narra el cuento irrazonable de la vida...

...Se trata de una especie de consuelo imaginario, como el que tiene un amigo imaginario, porque en el fondo de la lata de sardinas sé que, aunque no me cabe duda de que soy un idiota, me he convertido en un idiota de otra clase...

Quitando la reiteración de la ultima frase, permiteme decirte nuevamente lo que me ha gustado, y no es que pretenda hacerte el cinquillo ( "me ha gustado mucho, muy bonito), entre otras cosas porque el contenido no se ajusta a la palabra bonito, si no a reflexivo, a expresión, a pensamiento ,a fluidez.
Creo que yo también pienso en lo idiota que he sido siempre, con las botas de siete leguas caminando por el mundo buscando el final del arco-iris ( que idiotez). A mi tampoco me cabe duda que soy un poco inocente, usando amablemente la  palabra ingenuidad, como el retraso consentido de tropezar reiteradamente mil vez sobre el mismo sueño,  como es escribir sin sentido, por el mero hecho de vivir de una ilusión.
Mis quimeras, acompañan mis inquietudes y a veces encuentro vestigios de que no estoy sola en ese sueño, cuando encuentro escritos como el tuyo, un amigo imaginario que de algún modo me contó un cuento de esos que te dejan pensando, que merece la pena seguir buscando el final del arco-iris aunque sepa que no tiene sentido y es una idiotez.

Recibe un beso de una desconocida, una idiota más que "gomita" lo que le place y quiere.


Dionisio Aerofagita

Gracias muchas. Respecto a la imaginaria repetición, sólo puedo decir que fue emprendida con premeditación, lo que en antiguos códigos penales era más bien un agravante de la culpabilidad.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

debari

 :Dpues si es así­ genial, por cierto que "agquito" les tengo a los sonetos, no me pegan con este escrito. Espero que no seas abducidos por los fósiles endecasí­labos... ;D
Saludillos.

Dionisio Aerofagita

De repente, he "gomitado" otra idiotez encadenada al relato del idiota:

TRES TÓPICOS ENCADENADOS SOBRE TIENDAS DE JUGUETES

A) Sé que es un tópico, pero cuando era así­ de pequeñito, cada vez que visitaba la lejana ciudad que me empeñaba en hacer patria, me asomaba al escaparate de la vieja tienda de juguetes, lámparas, artilugios y cachivaches con los ojos como platos y encontraba entre másteres del universo y objetos de utilidad desconocida el sentido oculto de las cosas, que los sabios ignoran y sólo los idiotas conocí­amos.

B) Sé que es un tópico, pero, cuando era así­, un poco más grande, cada vez que visitaba la ciudad que ya no era mi patria porque estaba más cerca, pasaba por delante del escaparate de la vieja tienda de juguetes, lámparas, artilugios y cachivaches, me detení­a como golpeado por el puño de un dios olvidado y me asomaba al escaparate con los ojos como platos como buscando un sentido oculto que ya no se me mostraba, porque nada de allí­ dentro me interesaba. Quizás no era ningún dios olvidado, sino la simple  inercia de salir a buscar misterios a aquel espejo travestido de jeroglí­fico “inexpugnable”.

C) Sé que es un tópico, pero cuando era así­, grande del todo y me habí­a convertido por fin en un idiota de otra clase, de los que ya no se inmutan cuando pasan por delante del escaparate de una tienda de juguetes, terminé yendo a vivir a la ciudad que ya no era mi patria, justamente a la calle donde permanecí­a aquella vieja tienda de juguetes, lámparas, artilugios y cachivaches, que hasta el nombre era duradero. Siguiendo con el tópico, en la misma calle habí­an puesto una tienda maravillosa de juguetes educativos, franquicia de una importante red internacional. Esclavo de los mitos urbanos como un héroe de tragedia, decidí­ que aquel año comprarí­a el regalo para el pequeñito en la nueva tienda, mucho más moderna y funcional; allí­ naufragaba en un mar lúdico cuando una bella señorita uniformada me preguntó si me ayudaba. Esclavo de los mitos urbanos como un héroe de tragedia me negué educadamente a recibir su ayuda y casi salí­ huyendo hacia la la vieja tienda de juguetes, lámparas, artilugios y cachivaches donde la misma pareja de viejos de siempre, casi tan viejos como cuando yo era así­ de pequeñito desmontó mi coche amarillo para ver si andaba y al final me dieron uno negro, para el idiota del pequeñito.

D) Es lo que tienen los tópicos. Que son verdad. Y es lo que tienen las verdades, que son tópicas. Tanto, que a fuerza de repetirlas en relatos como este, ya casi ni parecen verdades.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.