Hilo para escritos azotados por el estí­o.

Iniciado por malika, Junio 28, 2007, 07:23:48 PM

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Rednuts

Paso de alimentos proteí­nicos raros para muscularme, gracias.
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

grsd

Haces bien, los huevos y el pavo son tan raros que a veces he tenido que ir al supermercado a por ellos.

Rednuts

Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

grsd


Rednuts

Momento de salir del hilo sin girar y con el culo pegado a la pared.
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

Dionisio Aerofagita

#50
Inauguro la temporada de verano 2008:

TÚNELES DE AUSENCIA

No estoy del todo contento aunque la arena que me rodea haya sido ocupada por una razonable selección de mis seres queridos, algunos profusamente fileteados sobre la plancha de la playa, (vuelta y vuelta) y otros pequeños trasgos haciendo agujeros sobre la arena que son túneles hacia el centro del mundo, aunque eso no lo dicen los pequeños horadadores, enterradores de secretos. Es cierto que, dicho así queda un poco siniestro, como si hablara de cosas tenebrosas y no de mis afectos: filetes humanos, túneles y diminutos enterradores, pero no es el compadreo que tengo a estas alturas con la muerte lo que provoca mi incomodidad, que a eso se acostumbra uno. Es más bien lo de siempre, que no soporto que me sulfure el sol con sus cariños pegajosos, que el agua está fría de cojones y que un caballero como yo no debe refugiarse demasiado en la sombrilla habiendo alrededor mujeres y niños desvalidos. Me voy entonces de paseo, que andando me cuido esos infartos, pienso mejor en mis vaguedades y acaso le echo un ojo a las mozuelas al amparo de las gafas de sol graduadas y el gorro hortera, que Dios perdona a los viejos los sombreros y los pensamientos impuros y mi difunta sabe que ambas cosas curan un poco del paso de las horas.

Las playas se extienden una detrás de la otra sin ruptura, pero cambian caprichosamente de nombre a cada tramo. Benzorzal se llama, a saber por qué, el trecho donde nos ponemos siempre, un poco más tranquila porque hay que aparcar los coches en un camino de tierra y bajar luego campo a través. Y luego, hacia la izquierda el Robledillo con sus apartamentos rojos y hacia la derecha, Fuentehucha con su escabroso sendero de piedras negras y el Palomar cerca de la urbanización del mismo nombre. Esta vez elijo derecha y miro si hay cangrejos entre las rocas de Fuentehucha mientras con el rabillo del ojo, para no molestar, me entretengo en los pechos descubiertos de las jipis más desvergonzadas. Luego, en el Palomar, me detengo un rato para contemplar el partido de volley-playa, apostando mentalmente por los malos y cuando llego al final del tramo me doy la vuelta dignamente como quien lleva una antorcha olímpica pero se ha equivocado de sentido. Y otra vez Fuentehucha, donde atravieso el camino negro de las piedras riéndome de las quejas apacibles de mis pies descalzos y llego al fin al Robledillo. Espera. Me he saltado Benzorzal. Benzorzal, donde se extienden mis parientes y amigos, que me deben estar esperando para sacar el vino dulce y los nísperos (ya es la hora). Cada día soy más despistado, me olvidé de ellos perdido en mis vaguedades.

Me revuelvo de nuevo, ahora en dirección Palomar, dirigiendo ahora el esfuerzo de las gafas de sol graduadas a la búsqueda de la torre blanca del socorrista que a menudo me sirve de faro entre las vaguedades que me despistan, hasta que casi me tropiezo con las rocas de Fuentehucha sin que el faro se haya manifestado. ¿Cómo me he podido pasar otra vez Benzorzal? Siempre he andado un poco desorientado, pero aquí he estado miles de veces y no tiene pérdida, siempre una playa detrás de otra, la torre blanca que me socorre y luego el guiño de la sombrilla donde se refugian los desvalidos y un agitar de manos que me saludan y me ofrecen vino dulce y nísperos, que ya es la hora. Pero nada. Al quinto intento me siento a pensar en la orilla. No puede ser que me haya entrado de pronto el Alzheimer y me haya olvidado de las cosas, ni que me haya hecho incapaz de entrar en la playa. Qué vergüenza me da, pero le pregunto a un señor que veo todos los días y que debe ser de aquí. Más allá de su bigote, me responde con evasivas y con una insultante mirada de compasión, como si sospechara que verdaderamente me ha dado un arranque de demencia senil, aunque yo sé que no es cierto; pero insiste educadamente en que no hay tal playa, que me he debido de equivocar. Me cago en sus muertos, pero sigo preguntando a la gente y nadie encuentra mi playa, la playa tranquila de la que me levanté para huir del sol y navegar entre tetas, rocas y vaguedades confiando en el faro de la torre blanca.

No merece la pena volver a casa, porque ahora entiendo lo que ha sucedido. Me han quitado la playa; ha sido escamoteada completamente con todo lo que contiene, la arena y los agujeros y una razonable selección de mis seres queridos, que han dejado de existir conmigo y de los que sólo queda su ausencia. No me resta sino extenderme sobre la arena como un filete, cavar un agujero como hacen los duendecillos de mis nietos y enterrarme para aceptar la calidez pegajosa del sol que me abraza ahora que se ha terminado por fin el compadreo con la muerte y de las cosas sólo quedan túneles de ausencia que me llevan hasta el centro del mundo.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

FranciscoFrancoBahamonde

Cita de: Dionisio Aerofagita en Julio 08, 2008, 12:48:33 PM
... y enterrarme para aceptar la calidez pegajosa del sol ...

¿Calidez pegajosa del sol es como que te lefe un actor famoso en la cara?.
¿No?.
Pues, si es "no", es una tropo denunciable ante la Haya.
Pero si la respuesta es "qui lo sá". Trucha.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Extí­neo en Julio 10, 2008, 07:22:23 AM
Cita de: Dionisio Aerofagita en Julio 08, 2008, 12:48:33 PM
... y enterrarme para aceptar la calidez pegajosa del sol ...

¿Calidez pegajosa del sol es como que te lefe un actor famoso en la cara?.
¿No?.
Pues, si es "no", es una tropo denunciable ante la Haya.
Pero si la respuesta es "qui lo sá". Trucha.

¿En cambio lo de los "cariños pegajosos" sí­ que te ha gustado, pillí­n?  ;D
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

FranciscoFrancoBahamonde

Cita de: Dionisio Aerofagita en Julio 10, 2008, 12:08:34 PM
....

¿En cambio lo de los "cariños pegajosos" sí­ que te ha gustado, pillí­n?  ;D

Cariños pegajosos no es un tropo.
Fijate en Pozí­ persiguiendo a Don Pésimo.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Extí­neo en Julio 10, 2008, 12:39:25 PM
Cariños pegajosos no es un tropo.

Yo no le deseo a nadie que se quede pegado al sol.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Barbie

Cita de: Barbie en Julio 01, 2007, 06:58:44 PM
Cita de: malika en Junio 28, 2007, 07:23:48 PM

A estas alturas, se podrí­a decir que habitamos un frí­o verano donde la memoria es una escoba de cerdas sintéticas deshilachadas por el olvido; que las caricias de cada dí­a son una broma inventada por ese casero despiadado que nos permite arruinar su casa porque siempre nos quedaremos más acá de nuestro propio exterminio.


(Bueno, que es el tiempo de las sandí­as)




¿Tú las sandí­as te las fumas?

Anda, un año después y antes de leerme, he vuelto a pensar lo mismo.


Dolordebarriga

Como agua de mayo, así­ apareció Rosa aquel, hasta entonces, aburrido verano en mi vida. Me hizo vibrar, saltar, enojarme, reí­r, vivir como si cada dí­a fuera el último  durante dos meses. Luego, una mañana, antes de que pudiera darme cuenta de que estaba extasiado y agotado a la vez, anunció, mientras me tení­a de espaldas en la cama, su marcha. Yo reaccioné con la falsa naturalidad que fabrica el orgullo herido y me hice el desprendido, el hombre de mundo que acepta sin pestañear el destino.

   Sigo anhelando otro verano como ese, un lapso en el tiempo, un no tiempo, donde todo lo que ocurre, menos la felicidad propia, es indiferente.

Vuestro, azotando al estí­o;

Dolordebarriga
"Yo siempre documento lo que digo"

Porfirio

Nuestros pasos no hacen ruido en la calle del mundo porque el corazón es tan solo un prototipo inútil desterrado de su hogar como un sapo biológicamente rana.

Al descubrir como ciertas cosas producen acidez a mi dilatado estómago y cuantas pasiones nihilistas se asemejan ya al pudrimiento continuo de un pantano, llego a la conclusión de que mi conciencia no existe, de que todo fue un juego de máscaras, un monólogo, es decir, la más humana voz sonando por sí­ misma, frente a los vocablos penetrantes de un vací­o verano, porque "el ser humano es el animal que pregunta", a veces palabras incoherentes para seguir creyendo que hay ciertas cosas reales todaví­a, aunque la amargura sea un tic-tac nocturno, un suplicio continuo que penetra en el alma y como consecuencia te hace renegar de ti misma.

Es preciso tener valor y abrir los ojos y asfixiarse, es inevitable arder en el fuego sin dolor, tener sed de lo absoluto, corear el nombre que produce el acceso de una cierta amargura respecto a la parálisis labial que en suma empobrece.

El corazón murió de un sí­ncope al abrir la ventana y oir que todo se vuelve azul y la vida es bella y acaricia la luna los muslos sudorosos.

El corazón murió impresionado por la angustia de saber que esto no es más que escritura, que hay muchas cosas con cierto sabor amargo y que hace demasiado calor.