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III REPUBLICA

Iniciado por Kamarasa GregorioSamsa, Septiembre 27, 2007, 07:16:25 PM

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Greñas

#135
en una sola palabra, ¿como llamarí­amos en castellano al reconocimiento y constancia de la existencia de una cosa o mensaje? en inglés eso se llama "acknowledgement"

mas que en el tema de la diversidad, necesitamos clases de "acknowledgement" de los otros, y aprender a comunicarnos con ellos.

Sean diversos a nosotros o no.





Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

El Miserable

Humilladero está a tres kilómetros de Mollina.

En Mollina gobierna una coalición IU-PP. El partido más votado es el PSOE.

En Humilladero hay un mamoneo polí­tico muy importante.

En estos pueblos la peña se paga la letra del coche con el PER previamente obtenido de manera irregular.

Por aquí­ la gente se ha hecho millonaria perdida con el pelotazo inmobiliario y el advenimiento anglo-comprador. Hay un alto porcentaje de millonarios perdidos desconocedores del arte de escribir ciertas vocales con canutos.

Y ahora en Humilladero se declaran partidarios de la República.

¡AMOS, ANDA, NO ME JODAS!

E.M.

Recolectando

Cita de: Mister Monster en Septiembre 30, 2007, 02:02:08 PM
en una sola palabra, ¿como llamarí­amos en castellano al reconocimiento y constancia de la existencia de una cosa o mensaje? en inglés eso se llama "acknowledgement"

mas que en el tema de la diversidad, necesitamos clases de "acknowledgement" de los otros, y aprender a comunicarnos con ellos.

Sean diversos a nosotros o no.







En una sola palabra no lo sé, pero se deja traducir como, acuse de recibo:

acknowledgement (acuse de recibo)
Un tipo de mensaje que se enví­a para indicar que un bloque de datos ha llegado a su destino sin errores. Un acuse de recibo puede también ser negativo (no acknowledgement--NOACK), es decir, indicar que un bloque de datos no ha llegado a su destino.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Mister Monster en Septiembre 29, 2007, 06:43:01 PM
yo sigo sin entender la diversidad como valor.

Como siempre, depende del concepto de "valor" (y del de "diversidad"), claro.

Un minuto para la publicidad. Aquí­ está mi perspectiva, usando el término "interculturalidad" (como hecho, como valor, como mito).

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2006/12/interculturalidad-entonces.html

Aquí­ he añadido últimamente, la interculturalidad como estrategia (aquí­ ya no pegarí­a sustituirla por "diversidad"), que creo que se parece a lo que llamabas aknowledgement o así­n: reconocimiento del otro, con independencia de si es diferente o no (mejor dicho, con independencia de los grados de diferencia).

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2007/09/cara-cara-la-interculturalidad-como.html
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Bambi

#139
Cita de: Mon en Septiembre 30, 2007, 12:01:06 AM

Tus hijos se convertirán en adictos a la Nintendo, redactores compulsivos de SMSs, artistas del escaqueo y borregos adocenados porque nadie les habrá dado responsabilidad alguna sobre ellos mismos, ni en casa, ni en el parking que es la escuela. 

No sé si fue Andrés quien dijo que el porcentaje de estudiantes que no son gilipollas es el mismo pequeño número antes, ahora, mañana y siempre. Y que lo que ocurrí­a es que la gilipollez se transforma en diferentes formas. Por ejemplo, yo, que siempre he estado con los gilipollas, no era un adicto a la Nintendo, pero sí­ era un borrego irresponsable adicto a la televisión y las recreativas que en el colegio, por puro instinto automático, pasaba de todo y me dedicaba a joder en clase.

Lo de la educación para la ciudadaní­a, originalmente, no pretendí­a otra cosa que dar cuatro pautas sobre en qué mundo se vive actualmente e inculcar el conocimiento y asunción de los propios derechos y obligaciones de los ciudadanos. Ahora no sé a ciencia cierta qué se va a enseñar. Que yo sepa, no excluye a la religión, que pasa a ser voluntaria. Cosa que está muy mal, porque hay que conocer la reiligión mí­nimamente para entender la historia de nuestro, perdón, paí­s, lo siento mucho popota. En cualquier caso era sólo un anteproyecto en la parte del temario referente a lo emoshional para, a mi juicio, tratar de cargarse los mecanismos por los cuales esquivamos o toreamos el sentimiento humano de empatí­a con las emociones ajenas. Como no soy pedagogo ni nada semejante no tengo ni idea de las posibilidades del proyecto. Aunque me mola. Pese a todo, ya ha nacido póstumo por las noticias que he podido leer y la ausencia de un Gobierno central autoritario con los abertzales del PP, que sólo respetan la autoridad si les golpea en la cabeza. Malditos nacionalistas, les das cuatro competencias y se creen Emperadores del Japón. Fuera de coñas, abordar por ahí­ el asunto de la "diversidad" me parece perfecto. Toda vez se ejecute, y a lo bestia, lo de repartir por ley a los alumnos inmigrantes de modo que haya el mismo porcentaje en cada clase y no unos colegios petados y otros arios y puros.

PD: y nacionalizar la enseñanza, y crear una policí­a paramilitar del partido, campamentos de verano para crios con disciplina castrense y (risas enlatadas)

Greñas

Cita de: Dionisio Areopagitez en Septiembre 30, 2007, 02:31:44 PM
Cita de: Mister Monster en Septiembre 29, 2007, 06:43:01 PM
yo sigo sin entender la diversidad como valor.

Como siempre, depende del concepto de "valor" (y del de "diversidad"), claro.

Un minuto para la publicidad. Aquí­ está mi perspectiva, usando el término "interculturalidad" (como hecho, como valor, como mito).

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2006/12/interculturalidad-entonces.html

extraido del mismo:

La "interculturalidad" o la "convivencia intercultural" como valor.- La segunda dimensión de la interculturalidad es valorativa y no se desprende automáticamente de la realidad, sino que es un juicio de "valor": la interculturalidad es un factor positivo. Aún siendo una experiencia no verificable, no está del todo desconectada de los hechos: en primer lugar, porque una perspectiva optimista -siempre que no sea ingenua- puede ser una estrategia inteligente para adaptarse a la interculturalidad como hecho; en segundo lugar, porque desde el punto de vista del individualismo y de la racionalidad moderna en los que estamos imbuidos, la diversidad de pautas amplifica nuestras posibilidades de actuación; nos proporciona más instrumentos para elegir, nos proporciona un mayor conocimiento social; nos permite cuestionar nuestros propios valores para reafirmarnos en ellos si funcionan o abandonarlos cuando dejan de tener sentido... Pero, todo esto ¿para qué?. Si la interculturalidad se erige como valor absoluto, entonces empezamos a encontrarnos con problemas éticos similares a los del "relativismo absoluto" y a los del "multiculturalismo". ¿Interculturalidad para qué? ¿Interculturalidad hasta dónde? ¿Interculturalidad hacia donde? No creo que casi nadie esté dispuesto a firmar la interculturalidad como un contrato en blanco. Así­ pues, necesitamos algún otro criterio -aunque sea necesariamente abstracto y problemático- para enjuiciar a la propia interculturalidad.



mmmmm vale. la multiculturalidad implica la mayor posibilidad de contraste entre factores: a mayor cantidad de fuentes, mayor posibilidad de comparación. Eso puede ser positivo o negativo, según. Mayor posibilidad de riqueza no significa más riqueza... ¿o si?. 

Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

Lacenaire

Casi siempre el análisis comparativo ante un primer contacto con el otro es lo que posibilita la toma de consciencia de la propia cultura. Miren si no me creen cómo nos estamos rebozando lo que Occidente es o deja de ser gracias a los turbantófilas .

antibalas

#142
Cita de: Lacenaire en Septiembre 30, 2007, 05:20:28 PM
Casi siempre el análisis comparativo ante un primer contacto con el otro es lo que posibilita la toma de consciencia de la propia cultura. Miren si no me creen cómo nos estamos rebozando lo que Occidente es o deja de ser gracias a los turbantófilas .

Por eso me parece que la palabra inglesa para la que Mister Monster buscaba equivalente, sobre todo teniendo en cuenta el ejemplo que daba en su segundo párrafo, serí­a más bien "awareness".

El primer paso es la awareness, adquirir conocimiento, tener constancia de la existencia del Otro.

El acknowledgement serí­a un segundo paso, y tiene como un matiz más moral, no puramente cognitivo: la admisión, el reconocimiento, siquiera mal de nuestro grado, de la existencia del otro.


*edit (sobra la segunda e)

Lacenaire

No lo capto. La opción B serí­a la técnica del avestruz o directamente declarar una guerra y matarl... ah , claro.

Recolectando

Cita de: Bambi en Septiembre 30, 2007, 03:19:42 PM

No sé si fue Andrés quien dijo que el porcentaje de estudiantes que no son gilipollas es el mismo pequeño número antes, ahora, mañana y siempre. Y que lo que ocurrí­a es que la gilipollez se transforma en diferentes formas. Por ejemplo, yo, que siempre he estado con los gilipollas, no era un adicto a la Nintendo, pero sí­ era un borrego irresponsable adicto a la televisión y las recreativas que en el colegio, por puro instinto automático, pasaba de todo y me dedicaba a joder en clase.


El número de alumnos que no son gilipollas no es pequeño, ni siquiera ahora, lo único que se ha hecho más gilipollas es el sistema educativo.  No es ya sólo que en cada CA administren la LOE como les sale, es que habrá difrerencias entre el IES de tu barrio y el del barrio de al lado, porque cada uno tendrá un proyecto de centro distinto y decidirá uno u otro despliegue del segundo nivel de concreción.  Cuanto más estable sea la plantilla, más coherente será la organización, porque el grado de compromiso es distinto si estás ocupando una plaza ya de por vida o eres ave de paso que a saber dónde darás con tus huesos en el próximo curso; y las "vacas sagradas" están en los IES de los mejores barrios porque para eso han coleccionado más puntos del ahorro del hogar, para sentar sus posaderas en los mejores destinos.  A mí­ poco me ha tocado sufrir la ESO, soy una privilegiada de la vida, pero me costará olvidar como, esos alumnos que no eran gilipollas, te pedí­an cuentas por el enorme engaño que habí­a sido la secundaria obligatoria, una vez habí­an comprobado que, con el triple de esfuerzo que en los cuatro años precedentes, habí­an pasado de obtener una media de notable a suspender siete asignatursa en la primera evaluación de primero de Bachillerato.  Eso ya lo ha "solucionado" el gobierno con sus rebajas del tí­o Paco y la posibilidad de no perder curso suspendiendo cuatro asignaturas.  La pelota caerá ahora en el tejado de los colegas universitarios, caerá más, quiero decir, porque ya ahora, por ejemplo, el nivel del latí­n obligatorio del primer ciclo de filologí­a equivale al que correspondí­a al viejo segundo de BUP.  Hasta que también lleguen las rebajas del tí­o Paco a la Universidad y el mercado laboral se lo coman los niños de papá que se puedan pagar buenos másters.  Pero es que eso supone mucho menos gasto público que habilitar una formación profesional (ciclos formativos, ahora) de calidad, y así­ nos luce el pelo.


Cita de: Bambi en Septiembre 30, 2007, 03:19:42 PM



Que yo sepa, no excluye a la religión, que pasa a ser voluntaria. Cosa que está muy mal, porque hay que conocer la reiligión mí­nimamente para entender la historia de nuestro, perdón, paí­s, lo siento mucho popota.

La asignatura de religión es voluntaria desde 1980.  No somos pocos los que hemos reclamado la incorporación al curriculo de una asignatura de Cultura Religiosa por los motivos que tú esgrimes, pero esa sí­ es una batalla definitivamente perdida.


Pd.: No me habrí­as reventado ni una sola clase, pequeño.  Los bad boys inteligentes siempre fueron mi debilidad.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Mister Monster en Septiembre 30, 2007, 05:10:27 PM
mmmmm vale. la multiculturalidad implica la mayor posibilidad de contraste entre factores: a mayor cantidad de fuentes, mayor posibilidad de comparación. Eso puede ser positivo o negativo, según. Mayor posibilidad de riqueza no significa más riqueza... ¿o si?. 

Sí­. Lo que trato de decir es que la diversidad cultural (tema mucho más amplio que el de la migración en nuestras sociedades complejas si se parte de una noción no esencialista de la cultura) en sí­ misma puede ser un valor en la medida en que incluye bastantes aspectos "positivos".

Desde el punto de vista de la racionalidad, la experiencia del "extrañamiento", amplifica nuestro conocimiento y nuestra perspectiva de las cosas; nos ofrece posibilidades nuevas, de manera que se amplifican posibilidades de elección, comprendemos mejor cómo funcionan los demás y cómo funcionamos nosotros mismos al librarnos del automatismo perceptivo (aquello que damos por natural, por dado, no lo percibimos sino a través del contraste), digamos que vivimos lo que pensamos y lo que hacemos de manera más consciente; somos capaces de cuestionarnos nuestras propias pautas y abandonarlas si no nos sirven (no necesariamente para adoptar las que nos produjeron el shock del extrañamiento). En gran medida se basa en eso la antropologí­a: el contraste, el choque, el shock cultural, nos proporcionan conocimiento sobre el ser humano. Piensa por ejemplo en la polí­tica: un "socialdemócrata" (y eso es "cultura") que sólo trata con "socialdemócratas" habrá perfilado mucho menos su ideologí­a que uno que discute continuamente con liberales, conservadores o lo que sea; discutiendo con ellos te has dado cuenta de las razones que habí­a detrás de muchas cosas que defendí­as intuitivamente; en algunas cosas incluso puede que les hayas dado la razón (al menos parcialmente y en privado, o al menos hayas matizado tu postura); en otras cosas, has visto los puntos débiles de tus principios, aunque sigas creyendo en ellos. Eres como menos inconsciente y por tanto más efectivo.

Ahora bien, como bien te planteas ¿eso es bueno o malo? Pues depende, claro. Pero defiendo que puede ser "bueno" por dos razones: en primer lugar, porque el conocimiento y la eficacia son valores transculturales; dado que la cultura es (entre otras cosas) una forma de adaptación al medio, aquello que se adapta mejor termina triunfando y todos, con independencia de quienes seamos, queremos adaptarnos mejor y que nos vaya "bien". Puesto que todos necesitamos adaptarnos, sobrevivir y prosperar, en abstracto siempre vamos a reconocer como valor aquello que nos permite una mejor adaptación. El conocimiento de la realidad es fundamental para la adaptación a ella. Ahora bien, ni la racionalidad ni la eficacia ni el conocimiento son valores absolutos, porque en último término no son capaces de determinar los fines. Sólo nos dicen la forma mejor de llegar a ellos (no hay nada peor que un terrorista eficaz racional y adaptado a su medio). Pero sí­ que pueden ser valores, parece bastante claro.

En segundo lugar y ya desde una perspectiva etnocentrada, en la sociedad moderna, invariablemente "individualista", la mayor amplitud de opciones y perspectivas para nuestra presunta "libertad" es un valor en sí­ mismo. Aunque a veces pensamos en la libertad como la mera indeterminación del arbitrio, esa "libertad" se amplifica cuantas más opciones se nos muestren y eso lo tomamos como un valor. De hecho, la sociedad es más intercultural cuanto más elevado sea el estadí­o evolutivo o el grado de "modernidad", de "individualismo" (son muchas comillas, pero quiero remarcar el hecho de que estas palabras no siempre tienen el mismo significado) y, de hecho, el individualismo que configura nuestros valores actuales sólo tiene sentido en el marco de una cierta interculturalidad. Por decirlo de una manera un poco burda: un campesino medieval puede percibir sus roles sociales hasta cierto punto como algo inherente a su "persona", algo natural, algo que es así­ por narices; en cambio, en una sociedad moderna, funcionalmente especializada, nos quitamos y ponemos tantas veces la máscara, nos cambiamos tanto de careta en el dí­a a dí­a, que llegamos a percibirnos como "individuos" disociados en abstracto (mitológicamente, ideológicamente) de nuestros trajes sociales. Pensamos en nosotros como entidades separadas, que ejercen una "libertad" de decisión. Las caretas son parte de nosotros, pero son relativamente contingentes. Así­ pues, desde nuestra perspectiva moderna, individualista, esa misma diversidad que nos hace "individuos" puede ser claramente percibida como un valor.

Ahora bien, que la interculturalidad sea un "valor" ¿significa que lo es siempre? No necesariamente y en parte a eso me refiero cuando añado más adelante que la interculturalidad no es el máximo criterio sino que hacen falta valores superiores que nos permitan enjuiciar cuando es "buena" y cuando no. Cuestión distinta es que sea conveniente verla generalmente como un valor (porque es un hecho), pero ahí­ entramos ya en la interculturalidad como mito, que no es "mala" mientras no la confundamos con la realidad empí­rica (el literalismo es lo que mata a los mitos).

En todo caso, es absurdo plantearse que las cosas sean radicalmente buenas o malas, en el mundo de las Ideas de Platón y al margen de todo contexto. Precisamente en la última entrada me ocupo de eso, en relación con las migraciones, no con la interculturalidad pero vuelvo a mencionarla:

http://tiempos-interesantes.blogspot.com/2007/09/la-caja-de-pandora.html
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Greñas

chicos, este hilo deberí­a devolver la fe en el areopago a gente como frontovik, mise y demás.
Las abejas no pierden un segundo de su existencia mostrando a las moscas que la miel es mejor que la mierda.

Ignacio

Dionisio.

Te veo en la duda.

Muy interesante todo lo que cuentas (en serio ) pero, o te he leí­do mal, o pasas del relativismo al dogmatismo en una especie de montaña rusa un tanto desnortada.


No me parece que tengas muy claro que es lo que quieres.


Pero no te preocupes, yo tampoco...y así­ un montón de gente que vamos vagando por esta vida tratando de elegir y procurando no equivocarnos ( quizá con miedo al error), en fin. Creo que estoy derivando el tema...lo siento.

Bambi

Mon, el ejemplo de la religión escenifica muy bien lo que es este paí­s en todos los aspectos, una cosa contrahecha y deforme que se arrastra como puede. No sé en qué cabeza cabe separar el laicismo del conocimiento de la religión católica y cristiana. Pero aquí­ no se puede hacer ni una cosa ni otra. Yo creo, en cualquier caso -lamento no ser equidistante- que a quien más le molesta y más ruido hace con el sentido común en este caso es la Iglesia y la Reacción. Son ellos principalmente quienes son incapaces de separar religión de catequesis. En mi caso personal, mis padres son quemacuras y en mi familia, curiosamente, hay curas. Pero nunca he sentido ni la presión de lo uno ni de lo otro. Simplemente una sana despreocupación en todos los sentidos. Eso sí­, me han abofeteado una vez, tiempo ha, por cagarme en Dios, por cosa "asquerosa y desagradable". También fui a un colegio religioso y al cura debieron gustarle los bad boys porque fue mi apoyo en muchos sentidos mientras yo estuve en el colegio y después. Quiero decir, yo no nunca he tenido ni el más mí­nimo choque con la religión católica. Otra gente de mi entorno, sí­. Por eso sé lo que es, pero en mi no hay estigmas, así­ que mi postura nace más del desenfado que de la meditación heroí­ca -que es lo que le exigimos injustamente a mucha gente a veces.

A lo que ha dicho Dionisio y enlazado de su blog no hay que ponerle ningún pero. Simplemente agradecerle que exponga lo que otros no sabemos estructurar con palabras. Por otro lado, yo sí­ creo que es bueno todo este "desparrame". Tener más (y no hablo de vajillas, redios) es enriquecerse, y de todos estos cambios se enriquece todo el mundo. Lo gracioso de la globalización y el nowadays este es que mucha doctrina teórica comunista, socialista utóplica u origen de la civilización moderna se convierte en realidad gracias a cambios desencadenados por Reagan, por ejemplo.

Por último, todas las cochambres que cuentas del sistema educativo me temo que se deben -en teroí­a- a un sistema ambicioso infra financiado por el PSOE y cuestionado por el PP durante ocho años. Ahora las quejas al maestro armero.

Dionisio Aerofagita

Cita de: Ignacio en Septiembre 30, 2007, 10:08:08 PM
Muy interesante todo lo que cuentas (en serio ) pero, o te he leí­do mal, o pasas del relativismo al dogmatismo en una especie de montaña rusa un tanto desnortada.

Es lo que tenemos los postmodernos, pero, como dices, en eso no nos distinguimos del resto de los mortales. De todas maneras, no sé muy bien a qué te refieres, si quieres te aclaro lo que te parezca más raro ¿dónde ves el desnorte más descontrolado?

Yo creo que la cuestión no es ponerse una etiqueta, ser relativista o dogmático,como si hubiera que elegir bando entre las categorí­as dicotómicas con las que tratamos de ordenar la realidad. Estas categorí­as nos sirven para orientarnos a condición de que no nos las creamos demasiado. Si mis mensajes son muy ladrillosos es en gran medida y paradójicamente por el miedo que he desarrollado a la esclavitud del lenguaje; eso me obliga a estar matizándolo todo continuamente, pero no sé si al final eso lo deja todo hueco como en los postmodernos reales imaginados por Gonzemada.

Respecto al relativismo, es una palabra muy traicionera, con muchos significados, que solemos cargar del que más nos conviene en un momento determinado; aclaro un poco, aunque ya lo he hecho otras veces y seguramente no cuente nada nuevo para quien lo leyera antes. En lo que refiere a la ética, distingo tres grados de relativismo. Los dos primeros son juicios de hecho y los puedo asumir tranquilamente; el tercero es un juicio de valor y me parece tramposo y engañoso para el que lo profesa.

El relativismo metodológico (lo que en antropologí­a llaman "relativismo cultural") serí­a el primer grado. Deriva de un juicio de hecho (aunque formulado en plan máxima general), pero en realidad no es más que una herramienta para obtener conocimiento. Consiste simplemente en reconocer que los seres humanos ordenamos nuestros "mundos de vida" en torno a pautas socioculturales y que estas pautas presentan diferencias; las semejanzas y las diferencias pueden explicarse en base a diversos factores socioculturales (para que no se enfade Pinker, metemos también nuestros genes). Creo que es muy difí­cil negar esto, que en cualquier caso es fundamental para quien trata de comprender el comportamiento humano. Ciertamente, si este procedimiento se lleva a cabo de manera honesta es bastante "peligroso" o "contaminante" para nuestras conciencias dogmáticas; porque implica aplicarnos la misma reflexividad que aplicamos al mundo social: esto es, mis creencias, mis valores, mis pensamientos están determinados por mi historia personal, por la gente que he conocido, por las discusiones que he tenido, por los libros que he leí­do, por mi familia, por el mundo sociocultural en el que me he visto envuelto, por mis intereses, por mis percepciones; de la misma manera, podemos entender (no necesariamente legitimar) el comportamiento de otras personas en función de su contexto. Esto me parece bastante evidente y no creo que nadie lo discuta, pero sin embargo a menudo no lo tenemos interiorizado cuando dogmatizamos.

El segundo nivel serí­a un relativismo moral débil. O simplemente un relativismo moral como hecho. Consiste más o menos en creer que los valores, los principios morales, el bien y el mal no tienen una existencia objetiva, esto es, separada de las prácticas y las representaciones humanas, no "existen" separados de las redes socioculturales en las que se reproducen, no viven en el mundo de las ideas platónicas, aislados y claramente perceptibles por el filósofo iluminado después de un buen empacho de peyote, o si existen no hay manera de asegurarse de ello. Me parece una creencia razonable, aunque seguramente más discutible que la anterior, y la puedo suscribir tranquilamente. En cualquier caso, si creyéramos en la existencia, digamos ontológica, de unas leyes morales inscritas a fuego en la piel de la realidad, esto tampoco es relevante en la medida en que (según este relativismo, que suscribo), no hay ningún método objetivo de alcanzar este hipotético mundo de las Ideas, un método que pueda reproducirse llegando al mismo resultado invariablemente en cualquier contexto sociocultural. Si alcanzas un entendimiento de los valores, es porque has tenido una EXPERIENCIA. El hecho de que a la hora de verbalizar esa experiencia utilices el lenguaje de las categorí­as universales no implica que, desde el punto de vista de los hechos objetivos, tu experiencia sea la universal representación de la naturaleza profunda de la realidad. Como dices, en nuestras "intuiciones morales" hacemos simplemente lo que podemos, no tenemos certezas de ser más gí¼enos que nadie. ¿Eso es relativista? Pues sí­. También es honesto.

El tercer nivel serí­a el relativismo moral fuerte, que es el que se atreven a atacar la mayorí­a de los crí­ticos al relativismo (tomando la parte por el todo, como conviene a sus argumentos). Se atreven a atacarlo porque es una falsedad, o mejor dicho, un autoengaño. La trampa es la que os resalto siempre: conviertes un juicio de hecho en un juicio de valor de manera automática, como si fuera el resultado de una mera operación lógica. Gráficamente expresa este error la famosa frase de Dostoievski: "Si Dios no existe, todo está permitido". O sea, como nuestros principios morales pueden explicarse por factores socioeconómicos y biológicos, como las leyes naturales no están escritas por los dioses babilónicos en las estrellas, entonces "yo" no tengo principios, valores ni creencias morales. Nada me importa, todo es lo mismo. O sea, que construyes todo un silogismo para llegar a una conclusión que sabes de antemano que es falsa, porque habla de tu experiencia, que conoces tú mejor que nadie. Es imposible que no tengas principios, que no tengas valores, que no tengas creencias morales, que no te importe nada, que todo te parezca igual, que no haya cosas que te produzcan repugnancia moral, que te hagan hervir la sangre, que EXPERIMENTES como burradas universales, como desmanes cósmicos, que no haya cosas que te emocionen, que te admiren, que te impresionen; que no tengas sueños, anhelos, intereses, que no te justifiques ni busques autolegitimarte en lo que haces o adaptes tu ideologí­a a tus intereses. Estarí­as negándote a ti mismo; negando tu propia experiencia, porque el ser humano no puede dejar de tener cultura ni moral ni dejar de valorar la realidad a su alrededor. Y no es una experiencia subjetiva, como creí­an los sofistas, sino que es una experiencia compartida intersubjetivamente en diversas gradaciones porque los seres humanos son animales sociales que interaccionan entre sí­ y en último término porque estamos hechos de la misma pasta. Comprender los hechos mediante las dos formas anteriores de relativismo no te permite evadir de tu propia experiencia: que un padre entienda que quiere a su hijo por toda una serie de factores y no porque objetivamente su hijo posea unas cualidades especiales que lo hacen el mejor del mundo y el más digno de afecto no impide que siga queriéndole. Al revés, lo querrá de manera más madura, más consciente.

Ese relativismo moral en grado máximo me parece en general nefasto porque precisamente impide la "reflexividad" de la que hablaba en el primer grado. Nos convierte en personas que observan por encima del hombro y tras el cristal de nuestra autosuficiencia a los especí­menes de homo sapiens hacer el loco por ahí­ sin advertir que ellos también nos están mirando a nosotros. Es decir, nos hace sentir por encima del bien y del mal, ocultando que nuestros discursos también están teñidos de intereses, de impulsos, de valoraciones, de creencias y también están determinados por nuestro contexto. Para empezar, el propio relativismo como juicio de valor debe ser también relativizable y relativo. No hay ninguna verdad absoluta y eso es absolutamente cierto.

Así­ que yo no pretendo no tener moral, ni valores, ni emociones. Tengo percepciones morales y, como los demás, pretendo que se extiendan y se apliquen; la diversidad, el pluralismo puede ser precisamente uno de esos valores y es por eso por los que lo admito, derivan precisamente de mi experiencia de valoración moral, no están fuera de ella; pero no están arriba del todo. Yo no creo que me contradiga si afirmo que la diversidad es un valor, pero no es el valor definitivo ¿te parece eso confuso? De la misma manera, tú puedes dar valor a la verdad, pero entender que en ocasiones está justificado o es incluso obligado mentir. La moral es casuí­stica.

Eso sí­, la metodologí­a del primer grado, aplicada a todo, me lleva a leer los condicionamientos y los intereses de todos los discursos, vengan de quien vengan, y eso me ha ido llevando por la ví­a del escepticismo. Un amigo me dijo una vez que si le seguí­a dando a la ciencia social me convertirí­a en un misántropo: yo le contesté que al contrario, me vuelve antropófilo, porque me descubre al ser humano también en su debilidad. Ciertamente, a veces me parece envidiable la posición de algunas personas con convicciones más firmes, que no intentan entender tanto las cosas y quizás están más inmersos en el caos y la locura de la vida. Aunque esas inmersiones a mí­ me resultan muy saludables y convenientes, tampoco puedo negarme globalmente a mí­ mismo, a mi propia experiencia. Si lo que yo puedo aportar es empanada de escepticismo y tortilla relativismo, sea, que ya otros traerán otros manjares al picnic.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.