Hilo apasionante sobre serpientes y dragones mitológicos

Iniciado por Dionisio Aerofagita, Octubre 08, 2007, 09:25:00 PM

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Dionisio Aerofagita

Cita de: Bilán en Octubre 10, 2007, 12:58:54 PM
Dionisio, sobre el caracter compuesto o no del dragón medieval, claro si aplicas el cuchillo adecuadamente siempre puedes descomponer lo que quieras.  Yo estoy convencido de que el rinoceronte es un animal compuesto, no hay más que verlo.  Por no hablar del ornitorrinco,  el okapi o el oso hormiguero.

Podrí­an serlo, en tanto representaciones. Pero el caso es que el dragón es un animal imaginario que puede llevar o no cuernos de ciervo o alas de murciélago. Ya explicaré una hipótesis sobre los animales compuestos.

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"Ahí­ caes ví­ctima del esencialismo del lenguaje" me dices. En la medida en que estamos hablando de animales miticos y por tanto de constructos y no de entidades reales caer en el esencialismo del lenguaje es tan pecaminoso , en el peor de los casos, como caer en el relativismo de conectar todo con todo. Todo elemento cultural se mezcla inextricablemente con elementos antecedentes, consecuentes, paralelos y tangentes.  Podemos discutir eternamente hasta qué punto una dragon es una serpiente gorda o no.  Porque a veces lo habra sido , y otras, pues no.

Muy cierto. Efectivamente. Esa es la historia, dado que un "dragón" no es "nada" en el mundo empí­rico (una serpiente sí­), lo que voy a intentar hacer es dar un paseo por la simbologí­a del dragón mostrando como en gran medida se enraiza en la simbologí­a cuasiuniversal de las serpientes, no nos perdamos. Eso no quiere decir que un dragón sea o signifique siempre lo mismo en todas las partes y en todos los contextos. Para eso viene bien que nos demos cuenta de que básicamente los pre-medievales veí­an los dragones como enormes serpientes y por eso drakon significaba serpiente, rompiendo con nuestra imagen actual, no sé si me estoy explicando o no.

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Pero la esfinge que nos importa es la egipcia, y el minotauro el cretense por que son los que tienen peso en nuestra cultura y van asociados a una serie de contenidos ( en el caso del minotauro; el laberinto, el heroe,  el rey arquitecto etc, en la esfinge, devoradora de hombres, el enigma a Edipo etc. )  a los que no van asociados  la esfinge sudanesa o el minotauro mauritano.

Pero hay otros que a lo mejor sí­. Desde la antropologí­a hay dos paradigmas: diversidad cultural y unidad psí­quica de la Humanidad. Es una de esas falsas dicotomí­as por las que aparentemente hay que tomar partido, cuando lo cierto es que comprendemos mejor lo que pasa si enmarcamos la diversidad cultural en la unidad psí­quica y asumimos como ciertos los dos paradigmas. Aquí­ procuraré seguir la lí­nea de marcar semejanzas, algunas casi inexplicables, subrayando al mismo tiempo diferencias, añadidos, cambios, etc. De eso se trata.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Bilán

#16
Pues daaale, manitooo





Dionisio Aerofagita

(En el episodio anterior de esta apasionante telenovela, descubrimos que la muy zorra de la serpiente dragontina estaba liada con el Caos Primordial del que surgió el mundo y que continuamente amenaza con destruir el orden cósmico; ahora veremos como el dios que funda el orden cósmico lo hace por encima de su cadáver)

LADRILLO 2: ARANDO CAMPOS DE SERPIENTES



Fibula de Braganza, siglo III a.c, Iberia: "La escena que nos presenta es la lucha heroica entre un joven guerrero desnudo, armado con sus atributos -casco, espada y escudo- y un monstruo. El escenario es un microcosmos en el que se simboliza la tierra, a través del lobo de doble cabeza; el océano, a través de un monstruo marino; y el inframundo, a través de un jabalí­. El joven domestica el espacio, librando al ser humano de los peligros de lo salvaje."
El texto es el de la exposición en el arqueológico nacional.

Por si no lo sabí­an, se lo confirmo: ese mundo informe, acuático y pantagruélico de los Titanes, los asuras, los mí­sticos y los soñadores, donde todos somos hermanos y no hay distinciones entre las cosas, no da para pagar el alquiler, ni para pipas. Es menester entonces que llegue un dios civilizador y ponga un poco de orden totalitario en el caos primordial, que separe unas cosas de las otras del cuerpo del dragón y aparezca del acto de separación el mundo estructurado. Si alguien quiere peces, que se moje el culo, como el herrero finlandés Ilmarinen en el Kalevala, que tuvo que “arar campos de serpientes venenosas” como primera prueba para conseguir a la chica, pero claro, antes tuvo que preguntarle a la chica cómo demonios se hací­a; no nos cuentan si en vez de comer perdices comieron la cosecha del arado. Mientras tanto, lejos de allí­ (Salmo 74, 13-14), entra nuestro viejo amigo Yahvé en escena, que ya saben que es experto en separar las cosas: “Deshiciste el Mar con tu poder y quebraste las cabezas del dragón marino; aplastaste las cabezas del Leviatán [con tí­tulos serpénteos en Isaí­as 27,1] y lo diste como alimento a las fieras del desierto”. Ya tenemos al menos para comer.

Amigos, os presento a Tiamat, que algunos frikis prematuros conocimos como un dragón de cinco cabezas en los dibujitos animados de Dragones y Mazmorras; el dibujito vení­a en realidad del juego de rol del mismo nombre; pero la bicha del juego vení­a de la mitologí­a babilónica. En realidad en la versión original babilónica no la describen, aunque sí­ que es un monstruo marino y de su caos primordial engendra serpientes, entre otras cosas asquerosas del abismo. Tiamat es una especie de Godzilla, que no deja “de vivir” a los dioses y al final tuvo que llegar el bueno de la pelí­cula, que esta vez se llamaba Marduk para matar al monstruo. Marduk construye el mundo con los cachos de la bicha, un cachito para cada cosa. El mundo se cocina con carne de serpiente.

En aquel tiempo, no habí­a propiedad intelectual por la matanza de dragones y otros dioses se habí­an animado a ese hobby. Así­ que entre los hititas, el dios de la tormenta también va a matar al dragón Illuyanka (que parece que significa “serpiente”), pero éste le pega una paliza y le roba sus órganos vitales; como decí­amos de “El Principito”, el protagonista tiene que morir un poco para poder pasar. Pero a la segunda, “cerca del mar”, gana el bueno. Algunos dicen que éste también tuvo que preguntarle a una chica para vencer a la serpiente, igual que habí­an hecho el finlandés Ilmarinen o que el griego Jasón. En este caso, la diosa en cuestión sabí­a que los titanes, los gigantes, los dragones y todas esas criaturas de antes del Tiempo son siempre inmensamente voraces o avariciosas: “me lo como to”; son puro exceso, así­ que basta con jartarlo de comer, como hacen a menudo los héroes con gigantes y dragones. En Canaan, otro dios de la tormenta, llamado Baal decide por su cuenta y riesgo matar a otro dragón, esta vez una serpiente marina de siete cabezas que se llama Mar (Yam). Nada nuevo bajo el sol, contesta Ra, dios del sol egipcio, yo lo hago todos los dí­as: cada noche, baja el sol a los infiernos en su barca y allí­ se enfrenta en el abismo a la serpiente Apep (Apophis), de manera que el dí­a puede comenzar y tus cosechas pueden prosperar.

No se libra del asunto otro dios de la tormenta, ya lo hemos dicho: aunque los nórdicos sabí­an que el mundo no se hizo con cachitos de Tiamat sino del gigante Ymir, está claro que el archienemigo de Thor es la serpiente marina Jomungandr, enroscada sobre el mundo: de hecho, como Tiamat se confunde con el propio mundo, pues es también la serpiente Midgard (la “tierra media”, es decir, el mundo normal). Ya sabemos el final: mueren los dos; nuevo principio. En otro sitio, un joven dios llamado Zeus que luego saltarí­a a la fama, salva el mundo de un nuevo Godzilla que amenaza con cargárselo todo: se llama Tifón y más bien tiene cara de burro, pero le salen serpientes por todas partes y escupe fuego, como los dragones de toda la vida. No vive en el mar, sino en otro abismo del que ya hablaremos: la cueva. Zeus se adentra en la cueva para matar al bicho escupefuego (dragones y mazmorras otra vez, está claro que Zeus era friki de nivel alto) pero igual que su compadre hitita, recibe una brutal paliza donde pierde hasta los tendones. Más tarde el muy jodí­o también vuelve y gana a la segunda, era necesario que el dios muriera un poco y el que la sigue la consigue.

Estos mitos no se quedaban en cuentos de viejas. Resultaba que los antiguos creí­an que el mundo se gastaba y la comunidad tení­a que renovarlo cí­clicamente, normalmente en la fiesta de Año Nuevo, o si no se echaba a perder el campo (“arado sobre serpientes” dirí­a el Finlandés). Es entonces todo el Orden Cósmico y el paí­s entero el que se enfrenta a la serpiente y tal vez pierde cachos, pero regresa con energí­as renovadas. Ya hemos hablado de los ritos de paso colectivo: paso de las estaciones y de los años, transformación. En los pueblos de oriente medio y en Egipto, este papel correspondí­a en gran medida al Rey. El Rey es la encarnación de la comunidad y también puede ser la encarnación del dios civilizador que construye la estructura sobre el caos informe que a menudo se representa con serpientes: el Faraón es eternamente Ra que eternamente derrota a las serpientes del desierto y el abismo. Parece que en Babilonia se conmemoraba la eterna victoria de Marduk contra Tiamat y lo mismo entre los hititas; a menudo es el Rey sagrado o un representante el que interpreta el papel de héroe mata-dragones. Frazer recoge una tradición africana según la cual el bienestar de la comunidad es el bienestar del rey: la enfermedad del rey podí­a poner en peligro la comunidad, lo que a veces exigí­a incluso su sacrificio. A veces el guión exige que el rey sea derrotado, que muera un poco (normalmente de manera ritual, como en todos los ritos de paso). Así­, toda la comunidad y el orden cósmico pueden morir por él, ser derrotados por el dragón y luego volver con energí­as renovadas, resucitando con el rey. “Si vivimos en Cristo [es decir, en el Ungido] morimos en él, y si morimos en él, con él resucitamos”.

Así­, el dios y el rey que lo encarna combaten cí­clicamente con el dragón para dominar el ciclo de la vida y de la muerte, del verano y del invierno, para que las serpientes y los escorpiones no destruyan el orden construido al principio del mundo mediante la separación entre las cosas innominadas del abismo.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Dionisio Aerofagita

En el capí­tulo anterior de esta apasionante telenovela vimos como el dios que construye el orden sobre la esencia informe del Caos tiene que asesinar a sangre fí­a a una serpiente, monstruo marino o dragón para abrir un poco espacio. En algunos sitios, los reyes representaban ritualmente esta batalla cósmica, este triunfo cí­clico sobre la muerte, rito de paso colectivo, que permití­a la renovación y la continuidad del tiempo.

LADRILLO 3. HÉROES E INICIADOS SE APUNTAN A LA CAZA


El héroe Cadmo le pega una pedrada al dragón que custodia la fuente de Ares bajo la mirada coqueta de una "linda" señorita. Vaso del sur de Italia, 330 a.c

Eso de matar serpientes y dragones seguramente empezó como tarea del soberano, legado del dios creador del orden cósmico sobre las fauces de la serpiente. Pero al final todas las cosas se acaban democratizando: cuando los dioses empiezan a escasear, ha llegado el tiempo de los héroes.

La palabra “héroe” nos viene de los griegos. Seguramente es cierto el estereotipo de que los antiguos griegos eran más “individualistas” que los asiáticos (por no invocar las esencias inmutables de la “cultura occidental”, la explicación “materialista” nos la trae Wittfogel); esto abre todo un nicho ecológico para los logros de personas individuales, que a veces son también reyes, pero siguen senderos menos colectivistas. Me cuentan en este blog este blog que una de las acepciones de la palabra “héroe”, quizás la más antigua, era precisamente la designación de una persona que regresa de entre los muertos como un fantasma; y si ha vencido a la muerte, debe andar por medio la serpiente, portadora de inmortalidad (como veremos en próximas entradas) con su periódico cambio de chaqueta: “[...] se creí­a que la espina dorsal de un héroe muerto se convertí­a en serpiente al pudrirse el tuétano (Plutarco, Cleomenes 39). La aparición de esta serpiente junto a la tumba de un héroe certificaba su condición de tal.” Cuenta también esa entrada del blog que a veces ese héroe-fantasma debe ser aplacado, y exige sacrificios periódicos o incluso la entrega de ví­rgenes, en aquel tiempo muy cotizadas; el héroe es ahora el malvado dragón que aprisiona a las doncellas y tiene que venir ahora un nuevo héroe, en un sentido más positivo, que mata al bicho y se queda con la chica. Cronos destrona a Urano, Zeus a Cronos, el mundo se renueva.

Hemos dicho que creemos que a menudo el rito precede al mito: los mitos cosmogónicos del dios matando al dragón del caos pueden derivar en gran medida de ritos de paso colectivos en los que el soberano derrotaba a la serpiente para reinstaurar el orden cósmico y hacer crecer la vida. Los mitos sobre héroes serpenticidas pueden tener el mismo origen remoto, pero también a veces tienen una moraleja individual. Es el momento de los ritos de iniciación, que también son ritos de paso.

Los ritos de iniciación son aquellas actividades con las que escenificamos nuestra integración en un grupo. En las sociedades tradicionales ese grupo era precisamente la colectividad donde viví­as, y el “paso” era normalmente el de la niñez a la edad adulta. Frecuentemente, estos ritos, al igual que los rituales “colectivos” que hemos mencionado antes, eran un teatrillo sobre una historia o mito, y tení­an un simbolismo de renovación, de muerte y resurrección, desnudarse del ser anterior para convertirse en otra persona; muerte de la niñez y renacimiento como adulto. El iniciado, igual que el rey de antes, representa un mito, tiene que “morir” en cierto sentido, tiene que luchar contra “las fuerzas del mal” para transformarse (y las historias de combates entre héroes y monstruos suelen ir por ahí­) y finalmente obtiene su premio. El rito además te poní­a ya en el mundo como hombre o como mujer, así­ que eso implica... bueno... algún simbolismo sexual. Nadie se ha preocupado mucho de registrar la mitologí­a de las mujeres, así­ que la mayorí­a de nuestros mitos están contados por y para hombres (ahí­ tenemos sin embargo a Santa Marta, domesticadora de dragones). En este contexto, el premio siempre lo entrega una preciosa diosa/doncella/princesa, como en los concursos de la tele o en los anuncios de coches.

En la próxima entrada, veremos algunos mitos concretos de héroes que derrotan serpientes y dragones (y en la siguiente, lo que ocurre cuando el héroe queda eliminado y tiene que salir de la Academia o el Paraí­so Terrenal). De momento, como si esto fuera una especie de Cluedo, vamos a familiarizarnos un poco con los elementos recurrentes: quién es el asesino, donde lo mató y todo eso.

EL LUGAR: Hay tres ambientes tí­picos para la cacerí­a de dragones: la caverna, el agua y el árbol. Los lugares donde el héroe se hace a sí­ mismo, a menudo con la ayuda de preceptores animalescos. Probablemente cuando os encontréis estos lugares en historias actuales, llevarán una carga remota e inconsciente de significados que se han ido acumulando desde hace milenios.

-La caverna significa normalmente la muerte ritual, el descenso a los infiernos o el regreso a las entrañas de la madre para el renacimiento. Recordemos a Innanna, que desciende a los infiernos y al franquear cada puerta se desprende de uno de sus regalia. Dragones y mazmorras, un mundo infernal. Muchos héroes nacen en una cueva: creo recordar que Mitra al que se adoraba en cuevas, e incluso en cierto modo Jesucristo, por las representaciones que a menudo se hacen del pesebre; Zeus se oculta en una cueva y es criado por la cabra Amaltea.

-El agua también es sí­mbolo de renovación, no tanto por lo de lavarse que no era muy acostumbrado en aquellos tiempos, sino porque significa volver al Caos acuoso originario, es decir, morir para volver a nacer. El lugar puede ser un lago, el mar, un abismo acuático, etc. Muchos héroes son "rescatados de las aguas" (Rómulo y Remo o Moisés, por ejemplo).

-El árbol, igual que la montaña cósmica, representa normalmente el Centro del Mundo, el Eje del Mundo, porque conecta las raí­ces de la tierra con las alturas del cielo; el árbol es el centro de muchos ritos chamánicos de ascenso al cielo, descenso a los infiernos. Odí­n tiene que colgarse boca abajo del árbol del mundo y morir ritualmente (los sacrificios humanos a Odí­n eran colgados de la misma manera). Hay una modalidad de árbol que se llama “bosque”, también un sitio excelente para las iniciaciones de los cuentos y los mitos: es donde los padres abandonan a Hansel y Gretel, donde tiene que marchar la pobre Vassalissa. Allí­ es donde el héroe es abandonado y es criado por las fieras.

EL HÉROE: Es el arquetipo de lo que tiene que ser un hombre en la cultura concreta, así­ que el iniciado siempre se identifica con él en la historia. La mayor parte de las veces derrota al dragón por la fuerza bruta, pero otras veces lo engaña o lo doma. Todo el mundo tiene que aprender a ser el héroe. Para una curiosa lectura mí­stica del tema, no deje de leerse “El héroe de las mil caras”, de Joseph Campbell.

EL DRAGÓN: El dragón es normalmente el malo de la pelí­cula, y representa las fuerzas del mal, o simplemente la lucha necesaria para transformarse. Pero al mismo tiempo es necesario, sin él el héroe no serí­a héroe. Así­ que es el guardián, el guardián de los secretos que el héroe busca. Y al final hay una cierta complicidad (la serpiente sigue siendo ambivalente: es el pharmakon, veneno y medicina que trae la vida o la muerte), la serpiente es la que inicia al “novato” en la sabidurí­a de la vida, así­ que también es sí­mbolo de sabidurí­a. El iniciado, en cierto sentido, se convierte en hijo del dragón y, como hemos visto, en el dragón mismo. A veces es un devorador insaciable, como el propio Caos y el dragón enemigo de Illuyanka, pero otras veces es un guardián astuto. No todos los problemas que nos encontramos en la vida son iguales.

LA GUAPA: No siempre aparece la “chica guapa de la pelí­cula” pero es bastante común. Tradicionalmente era una diosa, pero también puede ser una doncella, o una princesa (la hija del rey sagrado, es decir, la sacerdotisa). Cuando el héroe llegaba al final del camino y mataba al dragón, la diosa le entregaba el premio que buscaba. O tal vez la propia princesa era el premio. En muchas versiones, la mujer está prisionera del dragón (el héroe-fantasma esclerotizado, que tiene que ser sustituido por el nuevo héroe), pero eso no es estrictamente necesario. Algunas veces, la serpiente y la doncella encantada que pone a prueba al caballero son la misma persona, como ocurre con las mouras gallegas. El Libro de las Maravillas, del siglo XIV, cuenta la historia de una serpiente a la que habí­a que besar en la boca para que se convirtiera en princesa.

EL PREMIO: Y [casi] siempre hay un premio; un regalo que simboliza la victoria y la transformación del héroe, vencedor de la muerte. Este puede ser un montón de oro â€"el oro simboliza normalmente la perfección,-, un objeto prodigioso, la mano de la hija  y la mitad del reino del padre, una hierba sagrada, un fruto o muy frecuentemente, la inmortalidad (el secreto de la vida y de la muerte). Los alquimistas también buscaban el oro y la inmortalidad por cierto. La fama que tienen los dragones de guardar tesoros viene seguramente de aquí­, pero quizás más adelante nos ocupemos con más detalle de los monstruos guardianes.

Ahora que hemos hecho las presentaciones, podemos pasar a los mitos concretos.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

lorenz


Medusa (1598)
Michelangelo Merisi da Caravaggio

Wiki dice:
En la mitologí­a griega, Medusa (en griego antiguo ΜέδοÏ...σα Médousa, de μέδω medō, ‘mandar’, ‘reinar’) era un monstruo femenino cuya mirada convertí­a a la gente en piedra.

Dionisio Aerofagita

En el episodio anterior de esta apasionante telenovela, vimos como los héroes antiguos, igual que los antiguos soberanos, derrotaban a la serpiente, representante de las fuerzas del caos del que surge la creación y guardiana de la vida y de la muerte. También presentamos a los personajes y lugares del cuento. Ahora se trata de ver casos concretos que reproducen, con múltiples variaciones ese esquema, que muestran que hay una conexión entre esos mitos arcaicos de pueblos indoeuropeos y semitas y nuestra moderna visión del héroe matadragones.

LADRILLO 4. COTILLEOS SOBRE HERACLES Y OTROS GRIEGOS SERPENTICIDAS


Hércules y Ladón en una cerámica romana tardí­a. Si Adán hubiera utilizado estos métodos otro gallo cantarí­a.

Heracles:  Vimos que en la antigua Grecia la serpiente en la tumba, confirmaba cual sepulcro vací­o que el fallecido habí­a derrotado a la muerte y se habí­a convertido en un héroe. Algunos, sin embargo, demostraron su heroicidad desde la cuna: el héroe siempre nace o se crí­a en medio de la dificultad, como Harry Potter, I was born in a cross-fire hurricane, dicen los Rolling Stones. Su madrastra, que le tení­a en gran estima, como parte de su juego cruzado con Zeus, le envió como regalito unas serpientes a la cuna para que jugara con ellas y vaya si jugó, una vez estranguladas.

Ya de mayor, como suele pasarle a los héroes de los mitos y los cuentos, le encargaron hacer varios trabajos imposibles, que recuerdan a las pruebas de la iniciación y a las dificultades que implica toda transformación. Ya vimos que el finlandés Ilmarinen tuvo que arar campos de serpientes como una de las pruebas si querí­a quedarse con la guapa. Pues bien, las doce pruebas de Heracles también consistieron en matar monstruos, conseguir objetos fabulosos y conocer a chicas guapas como la reina Hipólita.

El segundo de sus trabajos fue matar a la Hidra de Lerna, que era un dragón de siete cabezas que viví­a en un pantano (el agua). Como cotilleo hay que decir que esta Hidra era hija de Tifón, el Godzilla serpénteo al que se enfrentó Zeus, y Equidna “la ví­bora”, un monstruo femenino con forma de serpiente o dragón que a mí­ me recuerda mucho a Tiamat.

El décimo trabajo fue conseguir las manzanas de oro: el tesoro dorado, además las manzanas son sí­mbolo de inmortalidad; por ejemplo, los dioses nórdicos las tomaban para mantenerse lozanos y jóvenes. Estas manzanas estaban en el jardí­n del Ed… estooo… de las Hespérides, que son tres guapas, no una sino tres. El jardí­n en cuestión estaba en el lugar donde se pone el sol (es decir, a las puertas de la muerte). Por supuesto, las manzanas están guardadas por un dragón, esta vez un exagerao de 100 cabezas, Ladón, a quien habí­a que matar antes que nada. Por cierto, todo queda en familia, porque Ladón también era hijo de Tifón y Equidna. Otro hermanito de esta gente y enemigo de Heracles era Cerbero, que era más bien un perro, aunque con cola de dragón y serpientes por todas partes, como suelen tener los guardianes y viví­a junto al agua a las puertas (otra vez el umbral) del reino de los muertos. Es curioso que en la Eneida de Virgilio la guapa, la profetisa, engaña al perrito con un alimento para que el bueno pueda entrar; ya hemos visto que a veces, entre los hititas, finlandeses, griegos, es la guapa la que tiene el mérito, aportando algo de astucia. El truco del alimento ya estaba patentado: era el que la diosa le enseñó al dios hitita de la tormenta para derrotar al dragón. Yahvé hizo de al revés, dio la serpiente como alimento a las bestias del desierto.

Perseo:  También tiene un buen historial matamonstruos. Es conocido por matar a la Medusa, ese otro bicho guardián con pelos serpénteos que ya ha sacado Lorenz. En parte siguió las indicaciones de las propias Hespérides (y de otras más feas) y finalmente se introdujo en una cueva para matar a la bicha. Luego, de su sangre derramada nacieron serpientes entre otras cosas.

Pero de Perseo la escena más tí­pica de caballero andante es esa en la que, junto al agua, se encuentra a una doncella atada y desnuda (Andrómeda), que ha sido colocada allí­ como sacrificio para aplacar al monstruo marino. Por supuesto, mata al monstruo a condición de casarse con la chica.

Cadmo:  También mata a un dragón que estaba asolando la zona, lo vimos en el dibujito de la entrada anterior. En este caso el tesoro no es un árbol lleno de frutos, ni algo de oro, sino una Fuente, que es otro sí­mbolo de inmortalidad (La fuente de la dorada o de la eterna juventud, El Dorado). En este caso él y sus hombres sólo querí­an beber un poco, pero resultaba que la fuente estaba vigilada por un dragón, es decir, por una gran serpiente, consagrada a Ares y hubo que cargársela en defensa propia. Después planta los dientes de dragón en el campo (otra vez “arando campos de serpientes”) y nacen los guerreros espartanos. Nótese que son gente “nacida del dragón”, o sea, iniciados hijos del dragón.

Jasón:  En este caso el lugar no es una cueva ni el agua, sino un bosque. La guapa es Medea, la auténtica vencedora del dragón de la Cólquida, puesto que lo hace dormir con su hechizo para que el héroe salga victorioso, como en otros casos que ya hemos visto. El premio es el Vellocino de Oro, que es lo que Jasón estaba buscando para recuperar el trono. El dragón de la Cólquida, adivinen, era precisamente hijo de Tifón y Equidna. Siempre original, Jasón plantó los dientes en el suelo y por supuesto salieron guerreros.

Por supuesto, estos esquemas del héroe matadragón que hemos visto entre los nórdicos, hititas, semitas, babilónicos y egipcios no se quedaron en Grecia, ya veremos otros ejemplos. Pero ahora me interesa plantear que si hay un concurso, si hay una serie de pruebas, ¿qué pasa si el dragón se sale con la suya?
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

lorenz

El basilisco era un animal fabuloso con cuernos de serpiente, patas de gallo, alas espinosas y cola en forma de lanza. Era considerado como el rey de las serpientes y se le atribuí­a la propiedad de matar con la mirada.
Le leyenda dice que el Basilisco era un producto de la unión de un gallo con una serpiente, la cual poní­a un huevo que era custodiado por un sapo.

Rednuts

Los Dragones Verdes y las Tigresas Blancas

[...] Durante tres años, la actividad de la Tigresa consiste en seducir al mayor número de hombres para practicarles felaciones. (veremos que existen otros tipos de prácticas sexuales, pero no tan importantes). Es para ella la manera más eficaz y rápida de absorber la energí­a sexual masculina, además de ser una práctica, aunque lo ignoremos, llena de beneficios, ya que el semen contiene aminoacidos esenciales, acidos grasos saturados e insaturados, varios tipos de fructosa, proteinas, agentes antioxidantes, vitaminas, incluyendo A, C y E, oligoelementos, minerales basicos esenciales y colageno en grandes cantidades, pero no solo el semen sino tambien los fluidos vaginales y la saliva. Y por lo que se sabe, no existe aun ningun tipo de crema para mujeres que se haya podido inventar (lease Margaret Astor, Enri Colomer, etc.) que sea mejor que el semen para la piel femenina o masculina. [..]

[...] El Dragón Verde debe ser un hombre normal, de cualquier edad, aunque no más de sesenta y cinco años (por una cuestión de la calidad del semen), ni un taoí­sta fanático, según acabamos de ver. Además tiene que ser una persona amable y madura, con quien la Tigresa se sienta a gusto. De lo que se trata es de generar un clima de confianza con el Dragón Verde, y huir de la figura del “machote” que difí­cilmente aceptarí­a la manera de proceder de la Tigresa. Con los Dragones Verdes, la Tigresa intentará disfrutar pero en ningún caso se podrá enamorar de ellos. Por eso, para no crear ningún tipo de ví­nculos emocionales, elige hombres que no tienen nada que ver con su entorno. La Tigresa se guí­a mucho por su intuición y si un Dragón Verde le da malas vibraciones al principio, no entablará relaciones con él. Ahora bien, si es limpio, educado y de personalidad atrayente, entonces la Tigresa podrá reunirse con él hasta nueve veces como máximo. Así­ el Dragón Verde no tendrá posibilidad de apegarse a ella. Y la Tigresa evitará que el Dragón quiera practicar otra cosa que no sea la felación, por ejemplo, el coito. La Tigresa no tiene ningún remordimiento en usar la mentira para que sus encuentros sexuales se limiten a eso: a puros encuentros sexuales, de forma que a veces le hace creer al Dragón que está casada o comprometida, para disuadirle de iniciar cualquier tipo de relación seria.[...]
Tú no tienes convicciones porque tú eres de Málaga

Argantonio


Dionisio Aerofagita

Cita de: Argantonio en Noviembre 11, 2007, 01:48:05 AM
Hola:

¿Caben opiniones esotericas aqui?

gracias.

Sí­, y exotéricas también. Siempre que el tema se relacione de una u otra manera con las serpientes y los dragones en los mitos, leyendas, cuentos y demás; cada uno que hable desde la perspectiva que le salga de las narices.

Cuando tenga un ratito continúo mi propio rollo con otro ladrillo sobre la serpiente que nos sacó del paraí­so y otras bichas ladronas de inmortalidad.
Que no sean muchas tus palabras, porque los sueños vienen de la multitud de ocupaciones y las palabras necias, de hablar demasiado.

Argantonio


Solo querí­a apuntar que no me parece un rollo o un ladrillo tu hilo, sino como dices, apasionante. Lo mejor he leí­do sobre serpientes simbólicas es de H.P.Blavatski, en su obra la Doctrina Secreta, sobre simbolismo arcaico universal. Creo que su lectura enriquecerí­a tu trabajo pues es una fuente muy fiable.

Pienso que los sí­mbolos representan hechos, seres y cosas y que tales cosas y seres pueden ser conocidas en ausencia de sí­mbolos, en este caso las serpiente mitológicas. (creo porque las he visto) pueden ser "conocidas en persona" mediante técnicas arcaicas, peligrosas por cierto sin la preparación correcta, que se conservan aún. Concretamente mediante trance hipnótico autoinducido puedes conocer a todas las serpientes y dragones de que hablan los mitos. Terrestres o celestes.

También creo que el origen de los sí­mbolos si puede ser conocido y que vas por buen camino, pero tendrás que ser mas flexible aún que pensar que un dragón es una serpiente gorda. En esoterismo se dice que quien piensa repetidamente en un tema sin querer lo invoca y el tema que tratas puede resultar en una invocación peligrosa.

Lo mejor para tratar con serpientes mí­ticas, esotéricas y exotéricas es un buen palo, como el que usara Hermes para enrollarlas. Búscate uno por si acaso.

Saludos.

yonodio


FranciscoFrancoBahamonde

Cita de: yonnondio en Noviembre 14, 2007, 01:06:10 PM
Bibliografia sobre el tema?

«La abstinencia al sexo queda delatada por una cierta irritabilidad, ansiedad, náuseas, insomnio, temblores y cefalea»
Josep Maria Farré, psiquiatra del Institut Universitari Dexeus de Barcelona

yonodio

Cita de: Franco Bahamonde, Nico en Noviembre 14, 2007, 01:35:38 PM
Cita de: yonnondio en Noviembre 14, 2007, 01:06:10 PM
Bibliografia sobre el tema?

«La abstinencia al sexo queda delatada por una cierta irritabilidad, ansiedad, náuseas, insomnio, temblores y cefalea»
Josep Maria Farré, psiquiatra del Institut Universitari Dexeus de Barcelona


Muchas Gracias (enlace interesante)


Estoooo, algo sobre dragones y demas bichos?

Argantonio

Doctrina Secreta. H. P. Blavatski. Libro 3º Pag. 98.

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El lector preguntará que por qué nos ocupamos de los dragones. Contestamos: primero, porque el conocimiento de tales animales es una prueba de la antigí¼edad enorme de la especie humana; y segundo, para mostrar la diferencia entre el significado zoológico verdadero de las palabras “Dragón”, “Ní¢ga” y “Serpiente”, y el sentido metafórico, cuando se usan simbólicamente. El lector profano, que nada sabe acerca de la lengua del misterio, es probable que, siempre que vea mencionada una de estas palabras, las tome literalmente. De aquí­ los quid pro quos  y las acusaciones injustas. Un par de ejemplos bastarán:
   â€œSed et Serpens?” Bueno: Pero ¿cuál era la naturaleza de la serpiente? Los mí­sticos ven intuitivamente en la serpiente del Génesis un emblema animal y una esencia elevada espiritual: una fuerza cósmica, suprainteligente, “una gran luz caí­da”, un espí­ritu sideral, aéreo y telúrico a la vez, “cuya influencia circunvala el globo” (qui circum ambulat terram), según De Mirville (37), cristiano fanático de la letra muerta, lo expresa; y que sólo “se manifiesta bajo el emblema fí­sico que concuerda mejor con sus anillos intelectuales y morales”; esto es, bajo la forma de ofidio.
   Pero ¿qué harán los Cristianos con la Serpiente de Bronce (de Moises), el “Sanador divino”, si hay que considerar a la serpiente como el emblema de la astucia y del mal; como el “Demonio” mismo? ¿Cómo puede jamás determinarse la lí­nea de demarcación, cuando está trazada de un modo arbitrario con espí­ritu sectario teológico? Pues si a los partidarios de la Iglesia Romana se les enseña que Mercurio, y Esculapio, o Asclepio, que son en realidad uno, son “demonios e hijos de demonios” y la varita y la serpiente del último, la “varita del Diablo”, ¿qué es entonces la Serpiente de Bronce de Moisés? Todos los versados en la materia saben que tanto la vara pagana como la serpiente judí­a son una misma cosa, a saber: el Caduceo de Mercurio, hijo de Apolo-Pitón. Es fácil de comprender por qué los judí­os adoptaron la forma ofidia para su “seductor”. Entre ellos esto era puramente fisiológico y fálico; y ninguna acumulación de razonamiento casuí­stico por parte de la Iglesia Católica Romana puede asignarle otro significado, una vez que se ha estudiado bien el lenguaje del misterio, y que los documentos hebreos se han leí­do numéricamente. Los Ocultistas saben que la Serpiente, el Ní¢ga y el Dragón tienen cada uno un significado septenario; que el Sol, por ejemplo, era el emblema astronómico y cósmico de las dos Luces en contraste, y las dos Serpientes de los gnósticos, el bien y el mal. Saben también que, cuando las conclusiones, tanto de la Ciencia como de la Teologí­a, se generalizan, presentan dos extremos excesivamente ridí­culos. Porque cuando la primera nos dice que basta seguir las leyendas sobre las serpientes hasta su origen primordial, la leyenda astronómica, y meditar seriamente en el Sol, el conquistador de Pitón, y en la Virgen celestial del Zodí­aco rechazando al Dragón devorador, para tener la clave de todos los dogmas de las religiones subsiguientes, es fácil percibir que el autor, en vez de generalizar, tiene su vista simplemente fija en la religión cristiana y en el Apocalipsis. A esto lo llamamos un extremo…….


…………… En todas partes la serpiente sagrada (el Ní¢ga) tiene su sagrario y su sacerdote; en Roma, es la Vestal quien... prepara su alimento con el mismo cuidado con que atiende al fuego sagrado. En Grecia, Esculapio no puede curar sin su ayuda, y le delega sus poderes. Todo el mundo ha oí­do hablar de la famosa embajada romana enviada por el Senado al dios de la medicina, y su vuelta con la no menos célebre serpiente, la cual se dirigió por su propia voluntad y por sí­ misma al templo de su amo, situado en una de las islas del Tí­ber. ¡No habí­a Bacante que no la enrollase en su pelo, ningún Augur que no la interrogase con cuidado, ningún Nigromántico cuya tumba estuviese libre de su presencia! Los cainitas y los ofitas la llaman Creador, al paso que reconocen, como Schelling, que la serpiente es “el mal en substancia y en persona” (39).

   Sí­, el autor tiene razón, y si se quiere tener una idea del prestigio de que goza la serpiente aún hoy, se debe estudiar el asunto en la India, y aprender todo lo que se cree de ella y todo lo que se atribuye todaví­a a las Ní¢gas (cobras) en aquel paí­s; debe visitarse también a los africanos de Whydah, los Vudus de Puerto Prí­ncipe y de Jamaica, los Nagales de México, y los Pí¢, u Hombres-serpientes, de China, etc. Pero ¿qué de extraño tiene que la serpiente sea “adorada” y al mismo tiempo maldita, puesto que sabemos que era un sí­mbolo desde un principio? En todo lenguaje antiguo, la palabra dragón significaba lo que ahora en China long, o “el ser que sobresale en inteligencia”; y en Griego ........., o “el que ve y vigila” (40). ¿Pueden aplicarse estos epí­tetos al animal de este nombre? ¿No es evidente, cualquiera que sea la interpretación que por la superstición y el olvido del significado primitivo le den ahora los salvajes, que tales calificaciones estaban aplicadas a los originales humanos, simbolizados por las Serpientes y los Dragones? Estos originales, llamados hasta hoy dí­a en China los “Dragones de la Sabidurí­a”, fueron los primeros discí­pulos de los Dhyí¢nis, que  fueron sus instructores; en una palabra, los Adeptos primitivos, de la Tercera Raza, y, más tarde, de la Cuarta y Quinta. El nombre se hizo universal, y antes de la Era cristiana ningún hombre en su cabal juicio hubiera confundido al hombre con el sí­mbolo.
   El sí­mbolo de Chnouphis, o el Alma del Mundo, dice Champollion que:

es entre otros el de una enorme serpiente que se yergue sobre piernas humanas; este reptil, emblema del Buen Genio, es un verdadero Agathodaemon. Muchas veces lo representan con barba... Este animal sagrado, idéntico a la serpiente de los ofitas, se encuentra grabado en muchas piedras gnósticas y basilidianas... La serpiente tiene varias cabezas, pero siempre está inscrita con las letras XNOTBIE (41) (Chnoubis).... "





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