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De Pelicula

Iniciado por perdidiya, Abril 21, 2006, 09:25:33 AM

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perdidiya

"He traí­do el dinero;
ven solo" 

Un empresario hace de cebo para desarticular una banda de estafadores de origen serbio
LUIS DONCEL 

Madrid
EL PAíS - 21-04-2006
 
 
 
 
A la ví­ctima le habí­an ofrecido 700.000 dólares en efectivo a cambio de 280.000 euros
Los timadores intentaron huir con el maletí­n del empresario sin entregarle el suyo
10 policí­as secretas se camuflaron como clientes del bar donde iba a hacerse el truequeUn hombre con un maletí­n entra en una cafeterí­a. Pide una tila. Tras varios minutos de espera, hace una llamada: "Alberto, estoy aquí­. Tengo el dinero, pero ven solo que estoy muy nervioso".

Su interlocutor llega poco tiempo más tarde. Se sientan a una mesa. Una clienta se sobresalta al oí­r que uno de ellos habla de "millones de euros". El segundo hombre, también trajeado, muy moreno y con acento extranjero, vuelve a salir y entra con otro maletí­n. "Vamos a firmar los papeles al coche", dice. "No, no, lo hacemos todo aquí­", le responde el primero. Tras un forcejeo, el extranjero huye con el maletí­n que traí­a el otro hombre. Una pareja que estaba en la barra corre hacia la puerta. En la calle, un coche huye y la policí­a detiene a dos hombres y una mujer que esperaban fuera.

Los clientes que ayer al mediodí­a tomaban un aperitivo en la cafeterí­a Stars, en el madrileño paseo de La Habana, asistieron involuntariamente a una escena que nada tiene que envidiar a las que protagonizaron Paul Newman y Robert Redford en El golpe. Allí­ se dieron cita un delincuente de origen serbio, un empresario al que intentaban estafar 280.000 euros y una pareja de policí­as. Fuera del local, cuatro compinches del estafador y una decena de agentes que esperaban para capturar a la banda.

El empresario L. V. no es nuevo en estas lides: hace un año y medio ya le habí­an intentado practicar el mismo timo. En ambas ocasiones, al sospechar que el trato que le ofrecí­an era demasiado ventajoso, se puso en contacto con la policí­a y accedió a actuar como gancho. ¿La razón por la que este hombre se arriesgó dos veces a enfrentarse con unos delincuentes? "Porque es mi deber de ciudadano y estos mafiosos pretendí­an robarme". La primera banda fue desarticulada en diciembre de 2004 en Barcelona;
la segunda, ayer.

El sistema con el que los serbios intentaban estafarle es muy sencillo. Y siempre se repite. Un comprador extranjero se pone en contacto con un empresario que vende pisos de lujo. En este caso, el precio del inmueble ascendí­a a 1.260.000 euros, de los que 260.000 se pagarí­an en dinero negro y en dólares. Una vez acordada la operación, los compradores pidieron a L. V. un favor: ya que él tiene acceso a grandes cantidades de dinero, ¿podrí­a cambiarles 700.000 dólares [586.000 euros] en euros para otra operación en la que el cliente no acepta moneda extranjera? A cambio, por supuesto, le ofrecerí­an una bonificación que rondarí­a el 11%. En resumen, el empresario acudirí­a a la cita con 280.000 euros y Alfredo Grimaldi, el elegante comprador italiano -en realidad es de origen serbio-, llevarí­a un maletí­n con 700.000 dólares para la parte del piso que abonarí­a en dinero negro. La cantidad restante cubrirí­a el cambio de moneda más la bonificación. Una vez allí­, los delincuentes arrebatarí­an a L. V. el maletí­n con los 280.000 euros.

Así­ ocurrió ayer. El elegante ejecutivo cogió el dinero a L. V. y se abalanzó a la puerta, donde le esperaba un Fiat Bravo. La sorpresa se la llevaron los mafiosos cuando, una vez que abrieron el maletí­n en el coche, comprobaron que el dinero era falso. La unidad contra el crimen organizado de la policí­a le habí­a entregado a L. V. esa misma mañana los billetes de juguete.

Mientras en el paseo de La Habana, varios coches de policí­a perseguí­an el automóvil en el que iban los dos timadores, otros agentes detení­an pistola en mano a tres integrantes de la banda. La persecución duró poco. A la altura del Ministerio de Defensa, consiguieron parar al Fiat Bravo y arrestaron a sus dos ocupantes.

El sexto caerí­a poco después en el hotel donde se alojaba. Decenas de curiosos observaban expectantes la actuación de los policí­as que metí­an en un BMW a los dos hombres y la mujer implicados. Mientras, los trabajadores de la cafeterí­a Stars mostraban su perplejidad por lo sucedido. "¿Tú también estabas metido en el ajo?", preguntó el camarero a un cliente que estaba en el local.

La policí­a pudo localizar al último detenido gracias a que el pasado miércoles, fecha en la que estaba previsto cerrar la operación, pidieron a L. V. que pusiera cualquier excusa para citarse una vez más con el estafador que se hací­a llamar Grimaldi. L. V. le dijo que habí­a que posponer la operación al jueves.

Cuando los dos hombres se separaron, la policí­a siguió al malhechor, con lo que se pudo identificar a los componentes de la banda y averiguar dónde se hospedaban.

Además de acusarles de estafa (delito que se castiga con una pena de seis meses a tres años), sobre los componentes de la banda penden las acusaciones de falsificación de documento público (de tres a seis años) por llevar pasaportes falsos y de robo con violencia (de dos a cinco años).

La operación de diciembre de 2004 en la que L. V. también habí­a colaborado se saldó con la detención de cuatro personas. En ese caso, la cita con los estafadores se produjo en el hotel Arts de Barcelona, pero éstos pidieron al empresario que cambiara el lugar de la operación.

El encuentro fue finalmente en el céntrico hotel Majestic, donde fueron detenidos. En el proceso que un juzgado de Barcelona instruye sobre este caso, L. V. aparece como testigo protegido.

La operación de ayer terminó cuando la policí­a llevó a su gancho a la comisarí­a de Canillejas. L. V. aseguró que no podí­a quedarse allí­ mucho tiempo: a las cuatro de la tarde tení­a que asistir a una obra escolar en la que participaban sus hijos.