Caminamos sobre un suelo movedizo… en donde el pasado es borroso y se re-escribe continuamente, el presente es un trance, un episodio inconsistente... y el mañana... el mañana es un resto atesorado del futuro oscuro y ciego.
La intranquilidad entra en mí frente a la constatación de la incertidumbre que mella en la piel; patología de la mala pedagogía que anhela la garantía; una parte reclama certezas y lo que consigo es la inevitable descreencias de las mismas, no puedo ilusionarme, descansar, quedarme a reposar en alguna de ellas, porque una voz dentro de mí dice “¡no existen! y lo sabes.â€
Cuando estoy frente al otro sé que no hay posibilidad de predecir los acontecimientos, ni siquiera cuando estoy frente a mí puedo profetizar lo que seré... queda la duda, la vacilación, la perplejidad... seguir adelante... porque para atrrás no podemos volver.