José Tomás

[a priori]

José Tomás es el toreo. José Tomás es el toreo puro y absoluto. José Tomás convirtió su reencuentro con Madrid en una antologí­a, en una página de oro de la Historia. Vomitar ahora toda una marea de sentimientos y pasiones con la exactitud del escribano se torna en un ejercicio vano. Nada puede igualar la experiencia de 24.000 almas unidas en un solo grito de aclamación: «¡Torero, torero, torero!». La Monumental rugió como un volcán; la Monumental se desbordó por la Puerta Grande como la lava ardiendo. Las Ventas se rindió al toreo grande, a la tarde más redonda y pletórica de los últimos veinticinco años. Rejuvenecimos más allá de los años del trienio cabal de José Tomás; rejuvenecimos hasta cuando esta plaza peinaba y adoraba un mechón blanco y unos pulmones negros. Aquellas salidas a hombros... Ayer no se moví­a nadie hasta que izaron al mito de seda y oro; las escaleras repletas, no se podí­a salir. Ni nadie querí­a. ¿A dónde vamos? Se nos habí­a olvidado el sitio de la Puerta Grande, la multitud enronquecida, los caballos de la Policí­a escoltando a una figura de época, tan cerca del cielo. Cuatro orejas, cuatro, y a ver quién es el imbécil que le resta una, un miligramo de valor, un ápice de verdad, a dos faenas distintas, con dos toros diferentes. Dos toros, he dicho.
Las campañas insidiosas se van ahora mismo por la letrina del ridí­culo: José Tomás salió a torear. ¡Y cómo toreó! Como en su plenitud, ofrecido el medio pecho, la muleta de cuero, látigo de seda, los muslos ofrecidos, la tela por delante y, sobre todo, por abajo. El toreo es por abajo, arrastrar la franela, vaciarlo atrás, vaciarse con él; el toreo es cruzado. El toreo es José Tomás con un toro que pegaba un tornillazo desde que salió, que le enganchó el capote y se lo desarmó de las manos y esas muñecas que hay que clonar. En un principio, el toreo fue Belmonte; hoy es José Tomás. Se encontró con el mismo defecto del toro de Victoriano del Rí­o en el prólogo de faena y le tocó un par de veces la muleta. J.T. se recolocó y supo a ciencia cierta que desde entonces la clave era sacarle la tela por debajo de la pala del pitón. Una serie buena, clavadas las zapatillas, limpia, ní­tida como un manantial, que sirvió para hacer gárgaras de oles. Y otra cumbre, de bramido, de cintura y pecho, con la ligazón por bandera, la media distancia tomada de arrancada. Reducí­a José Tomás al toro con los vuelos, y el toro viajaba tras su mando. ¿Qué es torear? Parar, templar, mandar y cargar la suerte. ¡Cargar la suerte! La faena crecí­a, el público se fundí­a, se derretí­a como bronce con unos trincherazos bestiales. Y de repente la izquierda produjo el más estremecedor natural de treinta tardes, con permiso de El Cid, para no molestar. Un natural que duró una eternidad, y que se unió a otros, acompañados con la figura y la cintura, más a media altura, con la embestida ya entregada, rendida. Un circular invertido que se empalmó a un inacabable pase de pecho, a la hombrera contraria, de rebozarse. Rodaba la gente con las trincherillas; rodó el toro con una estocada que se salió en parte al ser José Tomás encunado entre los pitones. Dos orejas, dos.

[Dan]

Madre mí­a, la de tabarra que van a dar con programas especiales cuando le abran la femoral... no quiero ni imaginármelo.

[Tejemaneje]

Entre la publicidad para recuperar la fiesta, los paralelismos con Manolete, el arte jondo, el arrime al animal, la competencia con otros toreros y la presión del público supuestamente entendido que sabe de toros tanto como yo, a este tí­o lo van a matar sólo para vender camisetas con su rostro. Sólo se libra si utiliza un poquito la cabeza, ya que no se ve de esos toreros cuya frase más elaborada es "el toro, el toro, el toro". Y lo dice un antitaurino coherente que no consiente que se toque a la figura de Manolete -mito en mi ciudad y aparición constante, de hecho me acabo de encontrar a su fantasma en una taberna que él frecuentaba y le he saludado alzando las cejas, ey-. Viva Manolete y mueran las subvenciones a la tauromaquia. ¿Cómo? ¿Qué? Perdonadme. Manolete tiene una duda con el excel. Dime Manolete, déjate de tonterí­as, que tú eres de otra época. Tú a lo tuyo, coño.

[kim]

José Tomás es el toreo. José Tomás es el toreo puro y absoluto. José Tomás convirtió su reencuentro con Madrid en una antologí­a, en una página de oro de la Historia. Vomitar ahora toda una marea de sentimientos y pasiones con la exactitud del escribano se torna en un ejercicio vano. Nada puede igualar la experiencia de 24.000 almas unidas en un solo grito de aclamación: «¡Torero, torero, torero!». La Monumental rugió como un volcán; la Monumental se desbordó por la Puerta Grande como la lava ardiendo. Las Ventas se rindió al toreo grande, a la tarde más redonda y pletórica de los últimos veinticinco años. Rejuvenecimos más allá de los años del trienio cabal de José Tomás; rejuvenecimos hasta cuando esta plaza peinaba y adoraba un mechón blanco y unos pulmones negros. Aquellas salidas a hombros... Ayer no se moví­a nadie hasta que izaron al mito de seda y oro; las escaleras repletas, no se podí­a salir. Ni nadie querí­a. ¿A dónde vamos? Se nos habí­a olvidado el sitio de la Puerta Grande, la multitud enronquecida, los caballos de la Policí­a escoltando a una figura de época, tan cerca del cielo. Cuatro orejas, cuatro, y a ver quién es el imbécil que le resta una, un miligramo de valor, un ápice de verdad, a dos faenas distintas, con dos toros diferentes. Dos toros, he dicho.
Las campañas insidiosas se van ahora mismo por la letrina del ridí­culo: José Tomás salió a torear. ¡Y cómo toreó! Como en su plenitud, ofrecido el medio pecho, la muleta de cuero, látigo de seda, los muslos ofrecidos, la tela por delante y, sobre todo, por abajo. El toreo es por abajo, arrastrar la franela, vaciarlo atrás, vaciarse con él; el toreo es cruzado. El toreo es José Tomás con un toro que pegaba un tornillazo desde que salió, que le enganchó el capote y se lo desarmó de las manos y esas muñecas que hay que clonar. En un principio, el toreo fue Belmonte; hoy es José Tomás. Se encontró con el mismo defecto del toro de Victoriano del Rí­o en el prólogo de faena y le tocó un par de veces la muleta. J.T. se recolocó y supo a ciencia cierta que desde entonces la clave era sacarle la tela por debajo de la pala del pitón. Una serie buena, clavadas las zapatillas, limpia, ní­tida como un manantial, que sirvió para hacer gárgaras de oles. Y otra cumbre, de bramido, de cintura y pecho, con la ligazón por bandera, la media distancia tomada de arrancada. Reducí­a José Tomás al toro con los vuelos, y el toro viajaba tras su mando. ¿Qué es torear? Parar, templar, mandar y cargar la suerte. ¡Cargar la suerte! La faena crecí­a, el público se fundí­a, se derretí­a como bronce con unos trincherazos bestiales. Y de repente la izquierda produjo el más estremecedor natural de treinta tardes, con permiso de El Cid, para no molestar. Un natural que duró una eternidad, y que se unió a otros, acompañados con la figura y la cintura, más a media altura, con la embestida ya entregada, rendida. Un circular invertido que se empalmó a un inacabable pase de pecho, a la hombrera contraria, de rebozarse. Rodaba la gente con las trincherillas; rodó el toro con una estocada que se salió en parte al ser José Tomás encunado entre los pitones. Dos orejas, dos.

Esta mañana, mientras desayunaba, veí­a en la televisión parte de ambas faenas y se me han saltado las lágrimas. No quiero pensar lo que puede ser si se confirma que lo veré el 24 de julio en el coso de Cuatro Caminos.

[Inuco]

Yo reinstaurarí­a las luchas de gladiadores. Chanan más y hay más higadillos.

[yonodio]

Yo reinstaurarí­a las luchas de gladiadores. Chanan más y hay más higadillos.

Y como minimo seran mas igualadas, porque en los combates actuales toro/torero  hay demasiado desequilibrio.

[yorch]

Desde luego la campaña para resucitar el arte de los toros está siendo contundente... ¿Hay lobby torero en Madriz o qué?

Menuda brasa van a dar.

[myeu]

José Tomás torea para los ricos. Para los que tienen tiempo para pasar la noche en una cola o para los que tienen dinero para la reventa. Pero en todo caso para los que tienen. Es un torero con evidentes deficiencias técnicas. Pero es un torero que sale a la plaza con un claro planteamiento, el de que aquí­ va a salir alguien muerto, o él o el morlaco, pero siempre uno de los dos, y realmente nunca sabes cual va ser, pero de verdad, no lo sabes, puede pasar cualquier cosa. Resumiendo, José Tomas se juega la vida cada tarde, sin trampa ni cartón, y eso, ya no lo hay. Las cuatro orejas son exageradas, en uno no mató bien, ahí­ las ventas ha perdido caché. Sin embargo, ese concepto mesiánico del toreo, tiene aspectos muy positivos, que espero que se contagien a la fiesta, y que creí­amos perdidos, ese, "señores, aquí­ hemos venido para morir por la gloria", es verdaderamente épico, heróico, y lógicamente encandila, en ese aspecto, José Tomás, es la verdad del toreo, porque desde el primer momento que pone un pie en la arena, no miente, o al menos eso parece.

Entre el lobby taurino, el nuclear y el constructor, da ascazo encender la radio/televisión

[Baku]

Desde luego la campaña para resucitar el arte de los toros está siendo contundente... ¿Hay lobby torero en Madriz o qué?

Menuda brasa van a dar.

¿Que campaña? Campaña es lo de Raúl. José Tomás es GRANDE. Si no te gustan los toros es normal que no lo entiendas.

[Tejemaneje]

Detrás de cada cosa que sólo se puede entender si te gusta hay un sinfí­n de sospechosos habituales y, siempre, alguién muy puteado, sea toro, cabra o persona.

[Baku]

Detrás de cada cosa que sólo se puede entender si te gusta hay un sinfí­n de sospechosos habituales y, siempre, alguién muy puteado, sea toro, cabra o persona.

Vaya chorrada.

[Tejemaneje]

Detrás de cada cosa que sólo se puede entender si te gusta hay un sinfí­n de sospechosos habituales y, siempre, alguién muy puteado, sea toro, cabra o persona.

Vaya chorrada.

Pues sí­, porque se me ha pasado que "o también hay alguien que está haciendo su agosto". Ya completada es una sentencia cojonuda. Estoy orgulloso de ella.

Por cierto, lo que hay arriba sobre Manolete estaba escrito en estado de embriaguez, porque hay que ver qué gilipollez. Aunque tiene su mérito, que aquí­ los que llegan borrachos abren el hilo de borrachos y ponen una lí­nea. Al menos ahí­ hay un intento de seis lí­neas con referentes culturales, fantasmas y alucinaciones. Desafí­o a que el próximo borracho escriba ocho lí­neas con estos tres elementos: cuchara, estilográfica, moco.

[René G. Rí­o]

Alaska está esperando que la remate con la espada. José Tomás, cobarde!

[Baku]

Detrás de cada cosa que sólo se puede entender si te gusta hay un sinfí­n de sospechosos habituales y, siempre, alguién muy puteado, sea toro, cabra o persona.

Vaya chorrada.

Pues sí­, porque se me ha pasado que "o también hay alguien que está haciendo su agosto". Ya completada es una sentencia cojonuda. Estoy orgulloso de ella.

Vale, ya lo has arreglado*.

Por cierto, lo que hay arriba sobre Manolete estaba escrito en estado de embriaguez, porque hay que ver qué gilipollez. Aunque tiene su mérito, que aquí­ los que llegan borrachos abren el hilo de borrachos y ponen una lí­nea. Al menos ahí­ hay un intento de seis lí­neas con referentes culturales, fantasmas y alucinaciones. Desafí­o a que el próximo borracho escriba ocho lí­neas con estos tres elementos: cuchara, estilográfica, moco.

Aquí­,no puedo sino darte la razón en cuanto a lo de los hilos de borrachuzos, coño haced como yo y emporcad hilos ya abiertos en vez de abrir nuevos.


*Ya se que la ironí­a escrita es jodida de ver, pero disculpadme por ser de ciencias.

[a priori]

Hoy se ha producido otra obra de arte en Las Ventas. Aún me cuesta creer lo que he visto.